Investigar en Huelva

Científicos trabajan en una química más limpia

  • La Universidad de Huelva crea el Centro de Química Sostenible que agrupa a 40 investigadores

Enrique Morán

Todo lo que nos rodea es química. De esto sabe mucho la Universidad de Huelva (UHU) que ha convertido esta disciplina en uno de sus buques insignia con la puesta en funcionamiento del Centro de Investigación en Química Sostenible (Ciqso), donde trabajan 40 investigadores con el objetivo de ser una referencia nacional en este campo. El director del Ciqso, Pedro Pérez, comenta que "la sociedad tiene la idea de que la química es algo sucio" a causa de los residuos que suele dejar. Para sostener esta afirmación este catedrático de Química Inorgánica se remonta a principios del siglo pasado, cuando irrumpió la industria química que "daba prioridad a la producción relegando la sostenibilidad".

Pero esto ha cambiado. En los últimos 25 años esta perspectiva se ha modificado "dando paso a una mayor regularización de los procesos". Ahora, la química sostenible busca productos y métodos que reduzcan el uso y la producción de sustancias peligrosas así como el consumo energético El Ciqso tiene tres pilares fundamentales en su labor investigadora que recogen la experiencia desarrollada hasta ahora: fotoquímica, catálisis y contaminación atmosférica.

El grupo de Fotoquímica, con cinco años de trayectoria, tiene como objetivo, el uso de la luz como recurso  energético para efectuar reacciones químicas. Lo encabeza Uwe Pischel, profesor de Química Orgánica.  Su trabajo se centra en el diseño molecular racional de compuestos fotoactivos con potencial uso como interruptores moleculares, dispositivos lógicos o quimiosensores.

Para conseguir tales objetivos, el equipo lleva a cabo síntesis orgánica, estudios de fotorreactividad y de comportamiento fluorescente. Además del uso de entidades moleculares con las características anteriores, también se diseñan y emplean sistemas supramoleculares basados en macrociclos  orgánicos.

Otra línea de investigación de interés se centra en el estudio mecanístico de procesos fotoquímicos básicos en moléculas orgánicas, como es el caso de transferencias electrónicas. El segundo grupo es el dirigido por Pedro Pérez: el Laboratorio de Catálisis Homogénea. Pérez explica que el "propósito es la preparación de catalizadores (moléculas) de modo que se consiga la reacción deseada y no nos dé el producto que no queremos conseguir". Como ejemplo se puede hablar del fenol que "por cada unidad se genera también una unidad de acetona, pero si esta última no se produjera, el proceso sería más sostenible". Estamos, por lo tanto, ante la generación de residuos que parecen inevitables si se quiere conseguir un producto.

La finalidad de este laboratorio es que cada vez haya menos residuos en los procesos químicos  y, por ende, industriales. Y es ahí, precisamente, donde el catalizador tiene un papel trascendental pues apunta al objetivo con mayor precisión de modo que los productos residuales no deseados no surjan o lo hagan en menor proporción. Además, pretende que el proceso sea "más preciso" y "ahorre energía,", puntualiza el catedrático. El tercer pilar del centro aborda la contaminación atmosférica.

Este grupo lo dirige Jesús de la Rosa, profesor titular de Petrología y Geoquímica. Su propósito es el análisis de las sustancias tanto de origen natural (aerosoles, polvo sahariano principalmente) como de origen industrial que están presentes en un determinado espacio. Con ello, los expertos generan modelos de comportamiento relacionados con el movimiento que esas sustancias pueden tener de acuerdo con los movimientos en la atmósfera y prever, de este modo, las posibles consecuencias que se pueden derivar para la población.

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