INVESTIGAR EN GRANADA

Nutrimenthe o cómo la nutrición influye en el desarrollo de los niños

  • El ambicioso proyecto de investigación liderado por la granadina Cristina Campoy demuestra que la alimentación en el embarazo y en las primeras etapas de la vida está relacionada con el desarrollo intelectual y el comportamiento de los menores.

Tras cinco años de trabajo, el seguimiento sobre 20.000 madres y en torno a 25.000 niños de toda Europa y más de 20 instituciones involucradas, el proyecto Nutrimenthe (Efecto de la dieta sobre el rendimiento mental de los niños) pasa por ser uno de los estudios más ambiciosos llevados a cabo por la Universidad de Granada. Liderado por la médico y profesora en el Departamento de Pediatría de la Universidad de Granada, Cristina Campoy, ha consumido un presupuesto de seis millones de euros aportado por la Unión Europea dentro del VII Programa Marco. La investigación, no obstante, continua porque a partir de ahora se procesarán los datos y darán a conocer las conclusiones en revistas especializadas, conferencias e informes. El volumen es tal que, como señala la coordinadora del proyecto, “ahora es cuando vamos a comprobar el verdadero alcance de esta investigación, que considero que es fundamental para evitar riesgos en un futuro”.

Nutrimenthe tiene por objetivo estudiar el efecto de la nutrición en las primeras etapas de la vida sobre el desarrollo neurológico y el rendimiento mental de los niños. Para ello, como reconoce la profesora Campoy, “los estudios a corto plazo parecían incapaces de detectar la influencia real de la nutrición en los primeros años de vida”, por lo que fue necesario apostar por un estudio a largo plazo. Nutrimenthe basa su éxito en el seguimiento de los niños involucrados en los diferentes estudios durante muchos años, ya que el cerebro necesita tiempo para madurar y las deficiencias tempranas pueden tener efectos de largo alcance.

Existen evidencias de que la alimentación en las primeras etapas de la vida puede influir en el rendimiento, el desarrollo cognitivo y en el comportamiento del niño. Diferentes estudios demuestran como la alimentación durante el embarazo, la lactancia materna y la infancia pueden tener implicaciones en el crecimiento del niño y su salud a largo plazo, además de puede influir en el desarrollo posterior de enfermedades en el adulto. Y ese ámbito es en el que se ha centrado Cristina Campoy y el equipo de 17 personas que ella ha coordinado durante los cinco últimos años.

El proyecto ha aglutinado a 20 entidades, entre universidades, centros de investigación y empresas de biotecnología de ocho países europeos y Estados Unidos. Así, se ha analizado el efecto que ejercen a largo plazo tanto la ingesta de proteínas, como la de ácidos grasos omega-3, vitaminas como la B o el ácido fólico, además de micronutrientes como el hierro o el yodo y la leche materna en niños desde antes de su nacimiento y hasta los diez años. Y entre otras conclusiones, como declara Cristina Campoy, se ha apreciado que “la ingesta de ácido fólico durante los tres primeros meses de embarazo puede reducir la probabilidad de desarrollar problemas de comportamiento durante la niñez.

El objetivo era hacer un seguimiento de la relación entre la alimentación fetal y su influencia en la aparición de variables genéticas, para estudiar qué nutrientes influyen en el desarrollo neurológico del niño”. De tal forma que, por ejemplo “las embarazadas que no han logrado los niveles adecuados de ácido fólico durante la gestación tienen hijos con dificultades de externalización e internalización de las conductas”, explica Campoy.

Entre otros alimentos, Nutrimenthe ha detectado que comer pescado es beneficioso no sólo por los ácidos grasos omega-3 que sirven de cimiento para las células cerebrales, sino también por su contenido en yodo, que ha demostrado tener un efecto positivo sobre la habilidad para la lectura en los niños. En ese sentido, a lo largo del proyecto se detectó que, por ejemplo, en Inglaterra, donde se creía que no existía carencia de yodo, tras analizar a un grupo de madres y niños “comprobamos que no era así. Una carencia de yodo en las mujeres embarazadas causa un efecto adverso en el desarrollo mental de sus niños”. Por tanto, se puede concluir que la nutrición temprana es la más importante para evitar problemas en el futuro. 

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