INVESTIGAR EN HUELVA

Preguntas para desnudar la drogodependencia

  • El Departamento de Psicología Clínica coordina un proyecto que permite un diagnóstico muy preciso de la adicción a sustancias psicoactivas · El resultado es un método propio para diagnosticar y evaluar la drogodependencia que, sin embargo, sigue los estándares de la Sociedad Americana de Psiquiatría.

La drogodependencia y el abuso de sustancias están considerados enfermedades desde los años 80 y así figuran tanto en el catálogo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como en el de la American Psichiatry Association (APA) que las define además, como trastorno mental. Para su diagnóstico la Sociedad Americana de Psiquiatría ha manejado tradicionalmente una serie de criterios o síntomas recogidos en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM).  La Universidad de Huelva ha impulsado el proyecto para diagnosticar la gravedad de dependencia a sustancias psicoactivas según el criterio establecido en el DSM.

El director del Departamento de Psicología Clínica de Huelva, Óscar Lozano, ha sido el coordinador del proyecto que ha contado con financiación del Instituto Carlos III. Recuerda que la idea partió del psiquiatra gaditano Francisco González Sáez y se han involucrado psicólogos, docentes y personal clínico. Lozano no escatima en elogios para el personal del Servicio Provincial de Drogodependencias de Huelva por su colaboración en la puesta en marcha de la Substance Dependence Severity Scale (SDSS) o sistema para medir la gravedad de la adicción, que es el fruto de este proyecto. Se trata de una entrevista que sirve para valorar la situación de abuso o dependencia de sustancias de una manera más precisa que el método americano, pero sin romper sus criterios de diagnósticos.

Lozano explica que este sistema es el resultado del estudio de un grupo de psicólogos de la Universidad de Columbia donde se encuentran figuras tan prestigiosas como Gloria Miele y que fue publicado en 2000. El equipo español quiso no tanto traducir como adaptar los criterios de la encuesta a la cultura española.

La SDSS posee un guión semiestructurado aunque se pretende que esté lo más estandarizado posible. Antes de someter al paciente a sus preguntas, se realiza un screening en el que a la persona se le pregunta sobre el consumo que ha tenido durante los últimos 30 días y se efectúa por distintas sustancias. La entrevista es realizada por personal clínico que cuenta con una serie de criterios que le permitirán realizar la evaluación de acuerdo a las respuestas obtenidas. Una de las ventajas de este método es que presenta un panorama dinámico de la situación del paciente. Si el sistema utilizado en la cuarta edición del manual de diagnóstico de la Sociedad Americana de Psiquiatría solo apuntaba si la persona padecía abuso o dependencia, o ninguno de ambos casos, la SDSS incluye una valiosa tabla de 0 a 43 puntos que permiten situar el nivel de la persona en ese abuso o drogodependencia y individualizará el posterior tratamiento que siga.

El dinamismo de la encuesta se dirige también hacia otros espacios. No solo permite una fotografía o diagnóstico del paciente sino que además es eficaz para valorar su evolución a la hora de ser sometida a un tratamiento. Ese dinamismo lleva además, a que las preguntas se hagan con una cierta periodicidad para comprobar el nivel de coherencia que tienen los patrones de respuesta para que el trabajo que se está realizando cuente con dos sellos imprescindibles: estabilidad en las respuestas y coherencia en los patrones de respuesta. Todo esto le otorgará validez y fiabilidad.

El proyecto sin embargo no se quedó ahí sino que dio un paso adelante. La pasada primavera, la Sociedad Americana de Psiquiatría hizo pública una nueva edición de su catálogo de enfermedades: el DMS-V, que trajo novedades. Ya no hacía diferencias entre abuso, término que pasa a ser sustituido por el de deseo irrefrenable de consumir o craving, y dependencia y mostraba un conjunto de 11 criterios para valorar si la persona tiene un trastorno relacionado con la sustancia. Aparte, admite que puede haber varios estados de la enfermedad: leve, moderado y grave.

Óscar Lozano cuenta que con la aparición del DMS-V, “nos vimos en el desafío de adaptar la encuesta a los nuevos criterios que presentaba el catálogo de la APA”. Esto supuso la inclusión de algunas preguntas más en la entrevista y elevar el nivel de gravedad de la enfermedad desde los 43 puntos hasta los 68. Todo esto conllevó más trabajo para el proyecto español pero, al mismo tiempo, la posibilidad de contar con dos instrumentos. El grupo ha realizado dos ediciones de la encuesta teniendo en cuenta los criterios de la cuarta y quinta edición del manual para diagnosticar la dependencia de la Sociedad Americana de Psiquiatría.

Una vez que este proyecto ya está dando sus resultados tanto didácticos como clínicos, Óscar Lozano comenta su interés en poner en marcha otro para el que asimismo, se solicitará ayuda de entidades públicas. El psicólogo de la Universidad de Huelva explica que “el nivel de recaídas en los drogodependientes es muy elevado. Lo que queremos ahora estudiar es qué tipo de lesiones neurológicas provoca la dependencia en el cerebro para poder combatirla de una manera más eficaz”.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios