Investigar en córdoba

Proponen limitar la superficie impresa de los envases para reducir el riesgo de contaminación

  • La investigadora Mercedes Gallego plantea utilizar sólo el 25% del envoltorio de los alimentos para imprimir información de los productos para evitar la transferencia de tintas, aditivos plásticos y adhesivos.

Reducir de manera considerable los adhesivos, aditivos plásticos y tintas en las caras impresas de los envases de los productos alimentarios. Ésta es la propuesta que lanza la investigadora del Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación CEIA3 en el Departamento de Química Analítica de la Universidad de Córdoba Mercedes Gallego tras realizar un estudio sobre la transferencia de componentes del envase al alimento.

El sistema diseñado por la investigadora del CEIA3 propone una fase de grabación solo en una cara expuesta al público con tres imágenes asociadas al alimento. La primera sería la marca, que, según recoge el estudio “irá preferentemente en negro o coloreada de acuerdo a las restantes figuras, centrada en la parte superior del envase”. La segunda sería una figura geométrica (elipse, circunferencia, cuadrado, etc.) “sin color de fondo o con fondo coloreado de acuerdo a una característica diferencial del alimento, que puede contener además letreros o dibujos, se situará a la izquierda debajo de la marca”. La tercera incluiría una figura simple relacionada con el tipo de alimento que contiene el envase preferentemente del mismo color a las figuras anteriores y situado a la derecha debajo de la marca.

Según la propuesta de Mercedes Gallego, investigadora con una amplia trayectoria científica en análisis de contaminantes, la superficie impresa de la cara principal no debería exceder del 25-35% de la superficie de la cara de mayor área del envase y el resto, en blanco. El sistema propone incluso prestar especial atención a la selección del color, desde el uso de tonos más claros en referencia a una serie de características saludables (ecológico, natural, mayor valor nutricional/dietético o funcional) a más oscuros si presentan características diferentes. Toda la información relacionada con las indicaciones recogidas en las normativas (ingredientes, conservación, fecha de caducidad, atención al cliente, códigos o símbolos) “se rotulará preferentemente en los laterales y fondo o áreas más estrechas del envase” y la información adicional, como publicidad, recetas, controles o acciones solidarias, “se incluirá preferentemente en un código QR o 2D”.

Mercedes Gallego explica que su idea es “realmente simple”, ya que se trata de “reducir drásticamente el exceso de tintas, lo que disminuye las probabilidades de contaminación y favorece el reciclaje de envases”. La profesora considera también que las empresas que se quieren anteponer a esta opción -tras la entrada en vigor de los nuevos requerimientos legales de la Unión Europea- “no tienen que reconfigurar ningún empaquetado, tan solo simplificar la decoración del envase para que el alimento se identifique fácilmente”. A su juicio, la tendencia del mercado “será que los envases que consuman un exceso de recursos se percibirán como obsoletos en comparación con los envases respetuosos con el medio ambiente”. La profesora de la Universidad de Córdoba resta importancia a un elevado coste ante el cambio del empaquetado y considera que lo que hace falta es “una muy buena propaganda del cambio en la presentación de alimento de manera que llame la atención del consumidor”.

Empresas alimentarias que produzcan lácteos, zumos de frutas y otras bebidas refrescantes, así como salsas, aceitunas y aceites, de copos de cereales, gazpachos, salmorejos, sopas, caldos, café y cacaos, cárnicas y conserveras, harineras y bollería, legumbres y arroces, piensos y comida de animales son algunos de los productos a los que se dirige esta propuesta. A todas estas se suman, según apunta Gallego, “cualquier otra empresa relacionada con el sector agroalimentario que empaqueten alimentos en envases de cartón o papel o los empleen como envolturas de alimentos (huevos o conservas), industrias de desarrollo alimentario, restauración y catering,administraciones, productos del hogar, fitosanitarios y parafarmaceúticos empaquetados en envases de cartón y papel”.

La profesora destaca los beneficios que este nuevo sistema que ha ideado reportaría a las empresas, ya que “el coste de la decoración del envase sería más económico, sin menoscabo de que el reciclaje sería más fácil y viable”. El consumidor también se vería beneficiado, ya que los riesgos por contaminación “a través el exceso de tintas se reducirían”. Eso sí, recuerda que es “la calidad del alimento y la seguridad alimentaria, sin menoscabo de aspectos ambientales, lo que debe imperar de acuerdo a las tendencias del mercado”.

Por el momento, este trabajo es el único que se ha llevado a cabo en una universidad andaluza, si bien, Gallego avanza que el proyecto ha sido registrado en la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI) de la Universidad de Córdoba (UCO) y asegura que a través de esta oficina “se pretende hacer llegar esta idea a las empresas del sector alimentario e, incluso a la Junta”. Aún así, asegura que “es evidente que si un organismo público se interesa por el tema, la implantación del nuevo diseño para la decoración de envases sería posible y más rápida”. 

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