INVESTIGAR EN JAÉN

Restos de olivar para endulzar el chicle

  • El grupo de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Jaén explora la elaboración de sustancias para la industria alimentaria y farmacéutica que aporten valor añadido a la producción de biocombustibles en refinerías que consuman solo los residuos procedentes de la poda de olivos.

Los residuos procedentes de la poda del olivar que solo en la provincia de Jaén supera el millón y medio de toneladas cada año tienen destinos tradicionales: la quema o la trituración en la propia finca. Muy en menor medida se utilizan también en la generación de energía eléctrica. El catedrático de la Universidad de Jaén Eulogio Castro investiga desde hace una década cómo convertir esos restos en productos biológicos de alto valor añadido.

Eulogio Castro y el grupo de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Jaén (en la imagen) exploraron en primer lugar el uso de esos desperdicios vegetales en la elaboración de bioetanol. Una vez que el equipo ha identificado el proceso de elaboración de este biocombustible en el laboratorio y determinado qué variables influyen para que la producción sea más eficiente, ha analizado también su rentabilidad económica. En este sentido ha comprobado que desde esta perspectiva dedicar los restos de la poda de los olivares exclusivamente a conseguir bioetanol no resulta atractivo porque este combustible es relativamente barato, de ahí que se hallan marcado el objetivo de buscar nuevas sustancias que reporten valor añadido.

Operando con la misma lógica que lo hace una refinería de combustibles fósiles al uso, los investigadores de Jaén están explorando el potencial de una biorefinería en la que a partir de los restos del olivar no sólo se pueda obtener combustible biológico, sino también otros compuestos bioquímicos de uso en la industria alimentaria y farmacéutica.

El equipo se está centrando fundamentalmente en la elaboración de antioxidantes, oligosacáridos, que funcionan como prebióticos, o xilitol, un edulcorante de uso frecuente en la elaboración de chicles sin azúcar.

Elogio Castro subraya que todas estas sustancias complementarias en una potencial biorefinería aportan mucho valor añadido, aunque todo el trabajo está todavía en la fase de laboratorio. “Todavía hay que esperar para su desarrollo industrial”, apunta el investigador. Aún faltan otros aspectos colaterales que considerar como los costes que implicaría en esta actividad la logística de la biomasa, porque en lugar de triturar o quemar los desechos en la finca, sería necesario reunirlos y trasladarlos hasta la planta de tratamiento.

El grupo de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Jaén cuenta en la actualidad con fondos del plan nacional de I+D del Ministerio de Economía y de los proyectos de excelencia de la Junta de Andalucía para financiar su actividad científica. Además, a lo largo de su trayectoria también ha dispuesto de fondos privados, a través de convenios y contratos con empresas. 

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