INVESTIGAR EN SEVILLA

Santa Ana regresa a Colombia

  • El profesor de Historia del Arte Javier Herrera identifica en Ecuador la escultura de una virgen elaborada en el siglo XVI en Sevilla que desapareció del convento colombiano de Tunja en el siglo XX · El descubrimiento ha servido para que los franciscanos recuperen la obra, que volvió a sus manos el pasado 15 de mayo.

Una investigación llevada a cabo por un profesor de la Universidad de Sevilla ha posibilitado que una escultura realizada en Sevilla en el siglo XVI regrese a sus legítimos dueños. La fantástica pieza, una Santa Ana con la Virgen y el Niño, salió de Sevilla en el año 1592 con destino al Nuevo Mundo, en concreto hacia el convento franciscano de Tunja (Colombia), como se ha podido documentar en el Archivo de Indias. Allí permaneció hasta que en un momento indeterminado, probablemente en los años 70 del siglo XX, desapareció. El profesor de Historia del Arte Francisco Javier Herrera García identificó esta talla con una existente en Quito (Ecuador). Las gestiones realizadas posteriormente por los franciscanos han permitido que la Santa Ana Triple regrese a sus legítimos dueños.

El punto de partida de toda esta historia es un proyecto de I+D coordinado por el profesor Lázaro Gila, de la Universidad de Granada, que se ha materializado en la publicación La escultura del primer naturalismo en Andalucía e Hispanoamérica (1580-1625). Francisco Javier Herrera se encargó de investigar en Colombia las exportaciones de esculturas sevillanas entre finales del siglo XVI y principios del XVII: “En 2007 visitamos Colombia para hacer un arduo trabajo de campo. También volvimos en 2008 y 2011 para pasar grandes estancias. Trabajamos en archivos, recorrimos iglesias, pueblos... Ese mismo año 2007 también estuvimos en Ecuador, donde descubrí una serie de esculturas sevillanas en el entonces llamado Museo del Banco Central de Ecuador, en Quito. Me llamó mucho la atención esta imagen de Santa Ana, claramente sevillana, que yo atribuyo a los seguidores de Jerónimo Hernández, seguramente a Gaspar del Águila”.

En 2008, tras el primer viaje a Colombia, el profesor Herrera siguió con las investigaciones en el Archivo de Indias. En la sección de Contratación descubrió el registro de un envío de una serie esculturas en el año 1592 para la ciudad de Tunja (Colombia). Una de ellas era una Santa Ana para el convento de los franciscanos. Cuando regresó a Colombia, poco tiempo después, identificó estas esculturas que fueron enviadas desde Sevilla en el convento de los franciscanos de Tunja, pero no había ni rastro de la Santa Ana. “Los frailes me dicen que ellos no tienen ni idea”. Para ampliar las investigaciones, el profesor Herrera acude a la biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá. Allí da con el catálogo de la exposición Arte religioso en la Nueva Granada, celebrada en 1968 en Bogotá, en la que se incluye una Santa Ana procedente del convento de Tunja. “Ya está. Pensé que la habían vendido pero no querían decir nada. Ahí se quedó el asunto”.

Cuando estaba repasando las fotografías tomadas en Colombia y Ecuador para documentar las investigaciones, el profesor Herrera se detuvo en la Santa Ana del museo de Quito. “Era igual a la del catálogo de la exposición de Bogotá, que procedía del convento de Tunja. Pensé que había dos iguales y que podría establecer una relación. Pero luego me doy cuenta que claramente es la misma escultura, además consta que la del museo quiteño procede de Pasto (Colombia). En mi investigación concluyo afirmando que la Santa Ana Triple de Tunja, no sé cómo ni cuándo, acabó en Quito”.

El profesor de la Universidad de Sevilla había sentado las bases para que los franciscanos se dieran cuenta de que esta Santa Ana procedía de su convento e iniciaran los trámites para reclamar su devolución al gobierno ecuatoriano. En 2011, Herrera visita de nuevo Bogotá y les entrega a los frailes un ejemplar del completo libro en el que se recoge su investigación. “Me comentan que se lo van a enviar a fray Marco Vinicio Mendieta Niampira, que se encontraba en Madrid estudiando restauración. Al leer el capítulo que habla sobre la Santa Ana se le despertó inmediatamente la curiosidad”. El fraile empezó a investigar y encuentra fotografías de la escultura en el convento de Tunja e inventarios de los años 70 en los que está recogida la obra. “Empieza a reunir pruebas y por medio de abogados consiguen hallar la denuncia puesta en Tunja tras su desaparición”. Toda la documentación la autenticó ante notario y empezó a hacer viajes a Quito para entrevistarse con personas del museo y del ministerio.

En una visita realizada a Sevilla el pasado mes de noviembre, fray Marco Vinicio Mendieta le confirmó agradecido al profesor Herrera que la devolución de la escultura estaba acordada y es inminente. El pasado 15 de mayo, la Santa Ana Triple fue devuelta a sus legítimos dueños, aunque no regresará al convento de Tunja. “Se va a quedar en la casa principal de los franciscanos en Bogotá. Dicen que allí es donde mejor se puede conservar. Probablemente tengan razón, pero es una pena que no vuelva a la iglesia de San Francisco de Tunja con el resto de esculturas sevillanas que llegaron en 1592”. El profesor Herrera se congratula de que su investigación haya podido concluir en este retorno de la escultura: “Hay que destacar como la investigación de humanidades en una época en la que está tan denostada, en la que ni siquiera la institución universitaria nos apoya, ha servido para la restitución de una obra de arte. Se ha recuperado una escultura de gran valor”. 

La investigación de Francisco Javier Herrera ha permitido a los franciscanos recuperar su talla.

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