INVESTIGAR EN CÁDIZ

Sol en el Reino Unido, temporal en el Golfo de Cádiz

  • Investigadores constatan sobre datos históricos que si la presión atmosférica en las islas Azores es inferior a la de Islandia las borrascas penetran en el litoral gaditano · Si además coincide con la marea alta el nivel del mar sube entre cuatro y cinco metros, provocando daños e inundaciones.

Javier Benavente (segundo a la derecha) con Theocharis Plomaritis, Laura del Río e Irene Laiz.

La relación entre la presión atmosférica de las Azores e Islandia funciona como una puerta que según se abre o cierra deja o no paso a tormentas y temporales en el Golfo de Cádiz y el sur de España. Si durante el invierno la presión atmosférica en las islas portuguesas es negativa frente a la que se registra en el extremo noroeste de Europa, las costas gaditanas tienen garantizadas las borrascas. Si estos temporales, además, coinciden con las mareas astronómicas el nivel del mar se eleva entre cuatro y cinco metros, provocando inundaciones y daños costeros.

En el caso contrario, cuando la relación de la presión atmosférica entre las Azores e Islandia en invierno es positiva (el concepto técnico se denomina NAO positiva), la puerta se cierra en dirección al sur de la península, el popular anticiclón de las Azores luce en todo su esplendor en los mapas meteorológicos y los temporales azotan exclusivamente al norte de España y, sobre todo, al norte de Europa.  El investigador Javier Benavente recuerda, por ejemplo, el excepcional invierno que disfrutó el Golfo de Cádiz el año pasado, mientras fuertes inundaciones arrasaban el Reino Unido. 

Expertos de los departamentos de Ciencias de la Tierra y Física Aplicada de la Universidad de Cádiz han constatado sobre los datos históricos de los últimos 10 años que el engranaje es infalible. Han comprobado que efectivamente cada índice de presión negativo en las Azores se traducía en mal tiempo en el litoral gaditano que, en caso de coincidir con marea alta, significaba inundaciones y daños, circunstancia también comprobada en los registros.

El equipo científico en el que trabajan junto a Javier Benavente, Theocharis Plomaritis, Laura del Río e Irene Laiz, entiende que este trabajo pone en manos de las administraciones públicas una herramienta excepcional para prevenir daños y catástrofes costeras porque calcular la diferencia de presión atmosférica entre Islandia y las Azores es fácil.

El grupo, en colaboración con especialistas de la Universidad Pablo de Olavide, trabaja también en un análisis retroactivo aprovechando que existen datos históricos de la NAO desde hace 250 años. Hasta ahora han estudiado lo ocurrido durante el último siglo para alcanzar una conclusión singular: los temporales extremos han aumentado ligeramente, sin embargo, han disminuido los de mediana intensidad y los inviernos sin borrascas han aumentado. Esta evolución ha tenido un significativo impacto porque el predominio de buen tiempo en el mar ha favorecido que se abandonen las medidas de prevención y se ocupen zonas próximas a las costas. En estas circunstancias, las borrascas más agresivas, que no solo no han bajado de número sino que han subido ligeramente desde 1920, provocan daños más cuantiosos. “La gente empieza a tener la sensación de que cada vez hay menos temporales y eso le genera una sensación de seguridad, de modo que cuando llegan no están preparados”, subraya Javier Benavente.

El siguiente paso es ampliar la investigación a los últimos 300 años, de modo que se puedan observar con claridad la evolución y las tendencias relacionas con los temporales marítimos. 

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