Nueve años de investigación

La Universidad de Córdoba prueba las propiedades antienvejecimiento de la manteca de cerdo

  • El trabajo se ha realizado exclusivamente con ratones a los que se les proporcionaba una dieta baja en calorías, cuyas propiedades se veían maximizadas con la manteca de cerdo · Esta investigación no se ha realizado con humanos y por el momento no existe ningún dato que permita extrapolar las conclusiones.

José Manuel Villalba con investigadores de su equipo en la Universidad de Córdoba. / BARRIONUEVO

Es cierto y está comprobado, la ingesta de manteca de cerdo contribuye a aumentar la longevidad y reducir la aparición de ciertas alteraciones relacionadas con la edad. Eso sí, por el momento este descubrimiento sólo se ha constatado en ratones y su aplicación en el ser humano aún no está comprobada. En definitiva, este tipo de grasas, a diferencia de las que proceden del pescado o la soja, contribuyen a aumentar la longevidad y reducir la aparición de ciertas alteraciones relacionadas con la edad. Los responsables de esta investigación y gran hallazgo forman un singular equipo de trabajo que lidera el catedrático de biología celular de la Universidad de Córdoba (UCO), José Manuel Villalba.

Los inicios de esta investigación, la primera de estas características que se ha puesto en marcha y que analiza la influencia de tres tipos diferentes de grasas (manteca, soja y pescado) en el proceso de envejecimiento de ratones criados en condiciones de bajo aporte calórico en la dieta, comenzaron en 2007. Según explica Villalba, esta investigación comenzó hace ahora nueve años, “iniciándose con un proyecto concedido por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos”. La línea de investigación ha continuado en ejercicios posteriores, hasta el año pasado, y cuenta también con la financiación de la Junta de Andalucía a través del Programa de Proyectos Internacionales, y del Ministerio de Economía y Competitividad a través de un proyecto del Plan Nacional de I+D+I.

El estudio se ha llevado a cabo con tres colonias distintas de ratones “para que la fiabilidad de nuestros resultados fuera máxima”, apunta Villalba, quien añade que a cada grupo de ratones se le proporcionaron “las distintas dietas que hemos investigado”. En concreto, dos de estas colonias se mantuvieron en California y con ellas se realizaron algunos de los análisis bioquímicos y el estudio de longevidad, mientras que la tercera se mantuvo en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla); ésta última es con la que ha trabajado el equipo de Villalba. Para ello, en las fases iniciales del proyecto “nos desplazamos a Sevilla para obtener las muestras, que trasladamos a nuestras instalaciones en el Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología, en el Campus de Rabanales, donde hemos llevado a cabo nuestro trabajo”. Además, continúa, “para una parte importante de éste también hemos utilizado las instalaciones del Servicio de Microscopía del SCAI, también en el Campus de Rabanales”.

El desarrollo de este trabajo ya ha obtenido grandes conclusiones y una de las más importantes es que “la manteca de cerdo frecuentemente maximiza los beneficios obtenidos al alimentar los ratones con una dieta en restricción calórica”, describe. El catedrático de la UCO señala también que en estas condiciones “los animales muestran una mayor longevidad que los que alimentamos con dietas, también en restricción calórica, pero que contenían aceite de soja o aceite de pescado”. “Hemos encontrado que los beneficios de la manteca de cerdo en restricción calórica se asocian con una mejor preservación a nivel bioquímico y estructural en distintos órganos como el hígado, el músculo esquelético, riñón y corazón”, subraya.

Villalba hace hincapié en que la investigación se ha desarrollado en “unas condiciones experimentales muy concretas, como son una restricción calórica del 40%”. Esto significa que a los animales se les proporcionó tan sólo el 60% de las calorías que tomarían si tuvieran acceso continuo al alimento, aunque conteniendo una cantidad adecuada de vitaminas y minerales para evitar cualquier tipo de carencia de algún nutriente esencial. Preguntado por las posibilidades de una aplicación en el ser humano, reconoce que una posible traslación “ha de ser tomada con mucha cautela”. Así, recuerda que por un lado, “los beneficios de las dietas en restricción calórica sobre la longevidad se han puesto de manifiesto en muchas ocasiones en roedores, ratones y ratas de laboratorio, y en otras especies”. Sin embargo, anota, “los estudios en humanos son mucho más escasos y hasta el momento no está demostrado de manera fehaciente que la restricción calórica produzca un aumento de la longevidad en nosotros e, incluso los estudios en monos son también escasos y a veces han dado resultados contradictorios”. No obstante, el científico de la UCO asegura que está claro que “una ingesta moderada de calorías tiene beneficios para nuestra salud, al contrario que una ingesta excesiva de calorías, que favorece el desarrollo de obesidad y, por supuesto, que una reducción excesiva asociada a una estado de desnutrición”. En esta misma línea, insiste en que “la posible aplicación de una reducción significativa de la cantidad de calorías ingeridas a lo largo de toda la vida no sería muy realista en humanos”. Sin embargo, subraya, “creemos que algunos de nuestros descubrimientos sí que nos apuntan en una dirección que nos parece muy interesante de cara a su posible extrapolación al ser humano”.

El investigador reconoce que que uno de los aspectos que les ha llamado más la atención ha sido el hecho de que “en los ratones alimentados con dietas que contenían manteca de cerdo, el tipo de grasa que más aumentó en los tejidos no fue la grasa saturada, cuyo consumo se ha asociado frecuentemente con problemas cardiovasculares, sino que fue la monoinsaturada, concretamente el ácido oleico, que se también se encontraba en niveles altos en la manteca que proporcionamos a los ratones, y que es el mayoritario en el aceite de oliva”. En este sentido, avanza que actualmente “nos planteamos que gran parte de los efectos beneficiosos que observamos pueden estar asociados al aumento en este tipo de grasa en unas condiciones de restricción en la ingesta de calorías, por lo que podrían ayudarnos a entender los beneficios de una dieta mediterránea que, tomada con moderación, sabemos que se acompaña de multitud de efectos saludables”.

Con estas primeras conclusiones, el equipo de Villalba ya trabaja en desarrollar la misma línea de investigación desde distintos puntos de vista. Así, reconoce que por un lado, “una limitación de nuestros estudios actuales es la dificultad de asignar los efectos observados a una sustancia determinada, dada la complejidad de las grasas utilizadas (aceite de soja, aceite de pescado o manteca de cerdo)”. Así, avanza que su equipo está interesado “en la identificación de los componentes concretos asociados a los beneficios saludables que hemos observado” y añade que otra de las líneas que quieren desarrollar son los modelos genéticos usando ratones transgénicos en los que se reproduzcan las variaciones en la composición lipídica de los tejidos que pueden tener un efecto beneficioso sobre la longevidad. 

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