INVESTIGAR EN JAÉN

Vuelta desde Stanford al limbo español

  • Leticia Díaz Beltrán, fichada por Harvard cuando investigaba gratis en España, regresa después de dos años en Stanford para leer su tesis doctoral, con la esperanza de conseguir financiación y no tener que volver a emigrar.

Leticia Díaz Beltrán en San Francisco, en una imagen tomada durante el tiempo que ha vivido en esta ciudad de California y ha trabajado en Stanford.

La Universidad de Harvard contrató en junio de 2013 a la investigadora de Jaén Leticia Díaz Beltrán, que desde hacía año y medio exploraba las bases moleculares de los trastornos del espectro autista con sus propios recursos y sin financiación pública. Dos años después del inicio de aquel periplo, la científica andaluza ha vuelto. Lo ha hecho a las bravas, desafiando el incierto horizonte de la ciencia en España: planea leer su tesis doctoral después del verano y concurrir seguidamente en busca de fondos para continuar su línea de investigación. Quiere quedarse en Jaén y está dispuesta a arriesgar, pero si los planes no salen bien volverá a hacer la maleta.

Un acuerdo entre la Universidad de Jaén, promovido por Francisco J. Esteban, director del grupo de Biología de Sistemas, y el laboratorio de Dennis P. Wall, en la Harvard Medical School, hizo posible que Leticia Díaz Beltrán se incorporara a este centro en junio de 2013. Una de las primeras experiencias que vivió fue el cambio de universidad. Stanford contrató a Dennis P. Wall, un fichaje que incluía al equipo al completo, del que ya formaba parte Leticia Díaz Beltrán.

En septiembre de 2013, la investigadora jienense pasó esta universidad de California con un contrato de dos años que concluyó en septiembre de 2015. De esta experiencia trae cinco artículos científicos -tres de ellos escritos junto Dennis P. Wall e investigadores de su laboratorio- , dos capítulos de libros y la certeza de que su bagaje científico está a la altura de cualquier laboratorio internacional. “Los investigadores españoles tenemos muy buena fama fuera”, puntualiza, después de recordar la inquietud de los primeros. También ha podido comprobar durante estos dos años el alto grado de competitividad con el que se trabaja en Stanford. “La jornada es continua e ininterrumpida desde las nueve de la mañana a las cinco de la tarde. No te separas de tu puesto de trabajo ni para comer y tienes reuniones constantes para explicar lo que haces en cada momento”, explica.

Leticia Díaz Beltrán reconoce que desde que regresó a Jaén en septiembre de 2015 está en un “limbo” que se prolongará hasta que lea su tesis doctoral que codirigen Francisco J. Esteban y Dennis P. Wall. A partir de ese momento pretende optar a alguna beca posdoctoral o contrato asociado a proyecto de investigación en la Universidad de Jaén y, como miembro del grupo Biología de Sistemas acudir a las convocatorias públicas para conseguir financiación para avanzar en su línea de investigación.

Una de las aportaciones más significativas de su trabajo en el ámbito de la biología molecular del autismo ha sido identificar 66 genes en la sangre y el cerebro que se expresan de forma diferente en las personas que sufren estos trastornos. Este hallazgo supone un avance relevante porque facilita la detección precoz con un simple análisis de sangre. “Muchas familias no descubren el autismo hasta que los niños tienen dos ó tres años y la intervención temprana es vital. Cuanto antes se inicien las terapias mucho mejor”, argumenta.

El siguiente hito que tiene planeado en su línea científica pasa por ampliar el ámbito de estudio a más personas con autismo. “Queda validar con una población diferente si también esos genes se expresan de manera diferente en otras personas con estos trastornos”. Ese paso, no obstante, queda por el momento aplazado hasta que logre reengancharse al sistema español y consiga fondos para seguir adelante.

Esta es la segunda línea de investigación del grupo de Biología de Sistemas que también trabaja en la detección precoz de la esclerosis múltiple antes de que se manifieste la enfermedad gracias a las imágenes de las resonancias magnéticas. Esta vía científica la dirige Francisco J. Esteban que trabaja en colaboración con la Universidad de San Francisco (California, Estados Unidos) y el Hospital Clínic de Barcelona.

La investigadora jienense ha forjado su trayectoria académica gracias al sistema público. Recuerda su esfuerzo para conseguir becas y matrículas de honor que “aliviaran la carga de mi familia”. Incluso legó a ser primer premio nacional de fin de carrera. Sin embargo, esa suma de esfuerzo personal y público se empezó a diluir en 2012, cuando se quedó sin beca ni programa que la apoyara mientras realizaba la tesis doctoral. Fue entonces cuando surgió la posibilidad de que se incorporara al laboratorio de Dennis P. Wall, una oportunidad que admite ha sido “excepcional” porque pocos doctorandos consiguen realizar una estancia predoctoral de dos años en una institución del calibre de Stanford. Regresa a sabiendas de que el horizonte científico en España no está despejado, pero afirma que lo hace porque "quiero intentar labrarme un futuro aquí y aplicar todo lo que he aprendido fuera haciendo buena ciencia en mi país". Esta es también una apuesta personal "Me he dicho a mí misma es que lo voy a intentar", "que merece la pena" y  "si no es posible pues me plantearé hacer la maleta de nuevo", aunque entonces ya será plenamente consciente de que solo volverá en vacaciones. 

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