INVESTIGAR EN CÁDIZ

El acueducto de Gades vuelve del olvido

  • Un equipo multidisciplinar dirigido por Lázaro Lagóstena trabaja desde 2006 para recuperar el legado de una de las obras hidráulicas más imponentes y desconocidas del Imperio Romano · La conducción de más de 80 kilómetros de longitud atraviesa la campiña gaditana desde la Sierra de las Cabras a través de minas, galerías, arcadas, puentes y sifones.

Arcada que forma parte del acueducto de Gades que suministraba agua a Cádiz en época romana.

El abastecimiento de agua a la ciudad de Cádiz ha dejado uno de los legados hidráulicos más fabulosos del Imperio Romano: el acueducto de Gades. La conducción, de 82 kilómetros de longitud, atraviesa la campiña de Cádiz desde la Sierra de las Cabras, en las puertas de Grazalema, en un recorrido sinuoso, unas veces en minas excavadas a más de 25 metros de profundidad y otras a través de tuberías a presión, canales, puentes, arcadas y sifones increíbles de hasta 17 kilómetros de longitud.

No hubo técnica constructiva que no se empleara en esta edificación que pese a su magnitud pasa por ser una de las más desconocidas de Hispania. Ni siquiera ha conseguido beneficiarse aún de la garantía de protección que implica la declaración de bien de interés cultural (BIC). Un equipo de la Universidad de Cádiz liderado por Lázaro Lagóstena trabaja desde 2006 para devolver a la memoria el acueducto de Gades. El proyecto, denominado Aqua Ducta, arrancó con una primera aproximación al trazado y al estado de la conducción. Después se realizó un segundo proyecto para estudiar toda la documentación generada en el siglo XVIII cuando el conde O´Reilly, capitán general de Andalucía, promovió bajo el reinado de Carlos III la restauración y reutilización del acueducto. Lázaro Lagóstena explica que se instaló un destacamento militar, apoyado por recuas de mulas para trasladar el material, y que ingenieros españoles e italianos trataron de valorar el coste de su reutilización. Resultó inviable como vía para el suministro de agua a la población gaditana,a pero sí generó una valiosa información documental sobre el acueducto, sus técnicas de construcción y estado de conservación en la época.

A partir de ahí el olvido se extendió sobre la conducción. El coordinador del proyecto subraya que el acueducto “era muy poco conocido por la sociedad gaditana” . Redescubrir su valor histórico, social e incluso económico ha sido uno de los objetivos que que ha perseguido el grupo Patrimonio Histórico de Andalucía en la Antigüedad, que coordina, integrado en el Seminario Agustín de Horozco de la Universidad de Cádiz. En este sentido, durante el último año el equipo, con financiación de los grupos de desarrollo local, ha abordado junto a tareas propias de investigación (documentación de estructuras, trabajo con georádar, levantamientos topográficos y fotogrametrías) la limpieza de algunos pozos y, sobre todo, con la divulgación a través de una exposición que se ha podido visitar en la Facultad de Filosofía y Letras desde la que ha iniciado una gira por colegios de la provincia, modelización en tres dimensiones, charlas y la guía turística La Ruta del Acueducto, cofinanciada por la Universidad de Cádiz, de la que se han editado 2.500 ejemplares de distribución gratuita.

El equipo ha contado con la colaboración activa de los ayuntamientos de la zona interesados en el atractivo histórico que esta construcción hidráulica pueda tener para la revitalización turística, así como de asociaciones de perfiles tan dispares como las que agrupan a amas de casa, emprendedores o senderistas.

El responsable del grupo científico, que integra a historiadores, ingenieros, arqueólogos, geógrafos y arquitectos, resalta la buena conservación del acueducto en la zona más próxima a la Sierra de las Cabras, gracias a que la conducción fue excavada en la roca. Ahí, entre la vegetación y el olvido, permanecen pozos y respiraderos tallados en la piedra para canalizar hasta Gades las aguas del manantial del Tempul. A este tramo sucede otro de galerías que discurren por los términos municipales de San José del Valle, Torecera (Jerez) y Paterna de Rivera. En este trayecto se localizan algunos de los restos más significativos con un sifón de dos kilómetros de longitud “con torreones imponentes” en la zona conocida como valle de Los Arquillos, topónimo que precisamente alude a la existencia de las arcadas del acueducto.

El trazado también discurre por los términos de Medina Sidonia, Puerto Real, Chiclana, San Fernando hasta concluir en Cádiz. El sifón más largo arranca en la Torre de los Arquillos (Chiclana) con casi 17 kilómetros de longitud hasta alcanzar la capital gadintana.

La última fase de la investigación también ha comprendido analíticas de las acumulaciones de cal existentes en el acueducto que permitirán centrar algunos datos históricos como el periodo en el que estuvo en uso. Se cree que pudo ser utilizado durante 90 años, pero es una aproximación. Pese a la envergadura de la obra, las fuentes documentales clásicas son poco precisas. Ni siquiera se sabe con total certeza su fecha de construcción. Ningún documento deja constancia de una obra tan faraónica. Lagóstena indica que por sus características puede remontarse a la primera mitad del siglo I, entre los imperios de Augusto y Claudio, pero ninguna inscripción lo confirma, al menos por ahora. La próxima fase del proyecto Aqua Ducta se pretende que aborde la excavación de algunos tramos del acueducto y su consolidación. La misión definitiva será conseguir su declaración como bien de interés cultural y guarecerse bajo la protección legal que otorga. “Trabajamos para facilitar toda la información necesaria para que se produzca”, remata Lagóstena. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios