INVESTIGAR EN HUELVA

Del autoestigma a la autoestima

  • La investigación de la profesora Paloma Contreras subraya los efectos formativos de los medios de comunicación en las prisiones.

Paloma Contreras, premio extraordinario de doctorado con su investigación La alfabetización mediática como herramienta de intervención en prisiones. / JOSUÉ CORREA

La mayoría de las veces no sabemos lo que ocurre ahí dentro. Sin embargo, la vida no se queda a la puerta en las puertas de la cárcel. La periodista, doctora en Comunicación y profesora de la Universidad de Huelva (UHU) Paloma Contreras ha realizado un trabajo de investigación, presentado en la institución académica, sobre los efectos que tiene el uso que hacen de los medios de comunicación en los reclusos. La tesis lleva por título La alfabetización mediática como herramienta de intervención en prisiones, que obtuvo la máxima calificación, así como el premio extraordinario de doctorado.

Han sido cuatro años de trabajo que han llevado a Contreras al Dueso (Cantabria), Quatre Camins (Barcelona), Albolote (Granada), el Psiquiátrico (Sevilla) y Huelva. La intención de Contreras levantó al principio recelos en Instituciones Penitenciarias, aunque finalmente dio los permisos necesarios. Durante el trabajo, la investigadora ha podido acercarse a las distintas iniciativas desarrolladas en esas penitenciarias: emisoras de radio, publicaciones y nuevas tecnologías (en el caso de Cataluña que las permiten con ciertos requisitos).

El caso de Huelva es sintomático de la utilidad de un medio en la alfabetización mediática. A través de Uniradio, emisora de la universidad que la propia investigadora vio nacer y dirigió, la participación de los reclusos comenzó a través de una conexión en la que los presos contaban sus experiencias. “Hubo un momento –explica Contreras- que fuimos conscientes de que había que avanzar y ahí es cuando apareció El zapato roto”, un programa hecho por los propios reclusos. Para ello, “se contó con la colaboración de los educadores del centro penitenciario”. Este paso llegó en un momento en el que las redes sociales permitían el feedback y ya eran fuente de un enorme enriquecimiento. Con la emisión en la red y el uso de podcast se abrió un extraordinario campo: que las familias pudieran escuchar a los suyos, incluso si aquellas se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Con el paso del tiempo, los contenidos se han ido enriqueciendo llegando a ofrecerse obras de radioteatro, todo ello organizado y creado por los propios reclusos. 

Paloma Contreras trascendió el caso de Huelva para indagar qué pasaba en el resto del país. El mundo de los medios “era una actividad prácticamente invisible” en los centros penitenciarios. Pero el objetivo de la investigación de la doctora onubense era saber cómo los recursos mediáticos ayudan a esa alfabetización. Los resultados fueron sorprendentes. Contreras subrayó que “hay un primer estadio que hay que superar. Los medios de las prisiones se llenan casi siempre del mismo contenido: las penas de prisión, cuánto me queda, la añoranza de la familia… Pero eso había que trascenderlo”. Paloma Contreras ha podido constatar que los medios “fomentan habilidades sociales en los reclusos. Hay que tener en cuenta que algunos de ellos no han encontrado la oportunidad en la vida de desarrollarlas”. Esas habilidades les ayudarán, una vez salgan, para presentarse de manera adecuada a una entrevista de trabajo, para dirigirse a un juez, llevar adelante proyectos en equipo, en definitiva, les ofrecen herramientas para “relacionarse de otra manera con el mundo”. Las experiencias son tan positivas que “los propios educadores piden en muchos casos, formación para trabajar con los medios”. "Lo mejor viene cuando ves cómo las personas salen de la cárcel y tienen la capacidad de rehacer sus vidas y piensas que lo que has trabajado con ellos, a través de los medios de comunicación, pueda haber servido de algo”, porque “uno de los problemas que te encuentras es no solo que sean individuos estigmatizados por la sociedad, sino que se provoca un autoestigma que debe transformarse en autoestima”.

La experiencia de Sevilla es especial. La prisión cuenta con una emisora en FM y un programa para los reclusos con enfermedad mental que lleva por nombre Onda Cerebral, que supone toda una herramienta terapéutica. El Dueso, por su parte, cuenta con dos programas que se emiten por la emisora municipal de Santoña; Quatre Camins ha hecho una apuesta por los podcast mientras que en Albolote, los presos publican la revista La Voz del Maco.

 

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