Investigar en Huelva

El besugo pasa una mala racha

  • Científicos de la Universidad de Huelva investigan las causas del declive de esta especie en el Estrecho de Gibraltar.

Ejemplos de besugo.

Ejemplos de besugo. / H. I. (Huelva)

Es una de las exquisiteces de nuestra gastronomía y de siempre se ha considerado un producto de alto valor. Sin embargo, se percibe un preocupante descenso de ejemplares en una de las zonas donde desde hace ya unas décadas, se les captura: el Estrecho de Gibraltar lugar ya de por sí, más que interesante desde el punto de vista medioambiental. Su dimensión en este ámbito es sumamente importante por presentar condiciones climáticas y oceánicas particulares ya que esto favorece altos niveles de diversidad ecológica y la coexistencia de numerosas especies. Así el cambio en las condiciones ambientales puede incidir de forma determinante en la estructura socioeconómica de la zona; una hipótesis que barajan los investigadores.

Juan Carlos Gutiérrez, coordinador del proyecto. Juan Carlos Gutiérrez, coordinador del proyecto.

Juan Carlos Gutiérrez, coordinador del proyecto. / UHU (Huelva)

Esa es la razón por la que un grupo de profesores de la Universidad de Huelva (UHU), pertenecientes al Grupo de Investigación de Análisis y Planificación del Medio Natural, está trabajando en analizar el efecto real que puedan estar teniendo diferentes escenarios ambientales sobre la abundancia del stock del voraz o besugo de la pinta (pagellus bogaraveo). Ese es precisamente, el objetivo principal del proyecto que, lleva por nombre Herramienta para la gestión pesquera sostenible en distintos escenarios ambientales y climáticos para el área del estrecho de Gibraltar (SimFish), y que está coordinado por el profesor Juan Carlos Gutiérrez Estrada.

El estudio pretende dar con la clave de si el descenso en el número de especies en el estrecho se debe a algún factor medioambiental. Para ello, el grupo está confeccionando un software que complementa algunos estudios previos. En él se incluirán todas las series de capturas realizadas desde la década de los 80. Junto a ellas, se irán introduciendo distintos parámetros medioambientales para saber si éstos han podido influir en esa evolución descendente del número de ejemplares.

Este proyecto, de un año de duración, ha sido beneficiario en la convocatoria de ayudas para la realización de actividades en el ámbito de la biodiversidad terrestre, marina y litoral de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. El objetivo del proyecto es por lo tanto, desarrollar un sistema de apoyo a la toma de decisiones que mediante la simulación de la estructura, abundancia y biomasa de la población del voraz en el Estrecho de Gibraltar, permita evaluar la influencia de los efectos ambientales y su incidencia sobre la actividad pesquera de la zona.

El estudio pretende dar con la clave de si el descenso en el número de especies se debe a algún factor medioambiental

Gutiérrez explicó que el besugo es una especie de vida larga ya que hay individuos que han llegado hasta los 16 años. Cuenta con una "naturaleza hermafrodita ya que de jóvenes son machos para, cuando llegan aproximadamente a los 30 centímetros de longitud transformarse en hembras". Esto significa que la pesca está dejando sin hembras los bancos de esta especie de modo que se están aún poniendo más trabas a la reproducción.

La pesca del besugo o voraz es más reciente en el área del estrecho, que la del atún y debe realizarse a unos 400 metros de profundidad que es donde se suele situar el pez. Es una tradición que se remonta a principios de la década de los 80 y hubo un auténtico boom a inicios de la de los 90. El sector pesquero de la zona percibió que se trataba de una especie de un alto valor económico y se pusieron pocos reparos a su extracción que suele hacerse con palangre. De este modo, se ha convertido en un recurso nada desdeñable para el sector gaditano y también del otro lado del estrecho: Marruecos.

A partir de mediados de los 90 se registró un importante descenso en las capturas. La tendencia cambió a partir de los años 2000 y 2001 en los que se percibió una cierta remontada. Es además, una especie de la que aún se desconoce buena parte de su comportamiento. Así, aunque es básicamente sedentaria se cree que tiene cierta capacidad de migración, nada comparable con otra especie simbólica en esa zona como el atún. Éste, a diferencia del voraz o besugo, está viviendo una espléndida temporada debido en buena medida a la restricción de las cuotas de captura.

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