UNIVERSIDAD DE GRANADA

Los ojos también participan en los trastornos de la alimentación

  • Un equipo de psicólogos liderado por la catedrática María del Carmen Fernández-Santaella estudia el impacto emocional que produce el visionado de alimentos para profundizar en los mecanismos que subyacen bajo trastornos como la anorexia, la bulimia o la obesidad en la población con riesgo · El objetivo es hallar fórmulas para prevenir estos problemas a edades tempranas.

La investigadora María del Carmen Fernández-Santaella (tercera por la izquierda) con miembros de su equipo. / MARÍA DE LA CRUZ

Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada liderados por la profesora de la Facultad de Psicología María del Carmen Fernández-Santaella investiga cómo evitar los trastornos alimentarios en la población adolescente de riesgo. A través del proyecto Significación motivacional de los estímulos de comida: su implicación en la prevención integrada de los trastornos de la alimentación y la obesidad, financiado por la Junta de Andalucía, desarrolla programas científicos integrados contra problemas como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y la obesidad.

El equipo de Fernández-Santaella trabaja con estímulos visuales. Imágenes de comida de alto contenido calórico (dulces y grasas saturadas) y de bajo contenido calórico (frutas y verduras). Han elegido estas categorías de alimentos por situarse en los extremos de la pirámide alimentaria según su frecuencia de uso recomendada. La catedrática de la Universidad de Granada explica que “se han elaborado una batería de 96 imágenes de alimentos para conocer cómo es procesada emocionalmente la comida en personas sanas y en personas con riesgo de sufrir algún trastorno de la alimentación”.

La idea es avanzar en el conocimiento de los mecanismos psicológicos que están en la base de los trastornos alimentarios para prevenirlos, con un especial interés en las emociones que provocan los alimentos en diferentes personas. “En un primer estudio hemos usado la batería de estímulos de comida en un grupo amplio de adolescentes entre 11 y 17 años para conocer qué valor motivacional tienen para ellos los alimentos que les mostramos", apunta Fernández-Santaella, “y los resultados han sido bastante prometedores”.

Para el grupo científico es una prioridad trabajar en la prevención integrada de los trastornos de la alimentación y la obesidad por entender que “son las dos caras de una misma moneda y un reflejo de las contradicciones de nuestra sociedad, cuya obsesión por la figura corporal potencia ambos tipos de trastornos”. María del Carmen Fernández-Santaella subraya que “en el pasado, la prevención de la anorexia y la bulimia ha seguido una vía distinta de la propuesta para la prevención de la obesidad, aún cuando se sabe que estos trastornos comparten factores de riesgo comunes”.

Durante años, este grupo de investigación ha estudiado las emociones que provocan los alimentos en personas con trastornos de la alimentación. Su actual interés en la población adolescente surge de la observación de que "la prevención de estos trastornos debe iniciarse desde muy pronto en el entorno familiar, enseñando a los niños a comer de una manera variada, equilibrada y en las cantidades apropiadas”. El consumo adecuado de alimentos y la actividad física son los dos elementos fundamentales para mantener un peso corporal correcto, lo que a su vez fomenta la autoestima de los niños y adolescentes. “La baja autoestima es un importante factor de riesgo para el desarrollo de los trastornos de la alimentación, de manera que debemos trabajar para hacer a nuestros niños y adolescentes más fuertes desde el punto de vista psicológico y, por tanto, con menor riesgo de desarrollar algún trastorno alimentario”.  

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