INVESTIGAR EN GRANADA

El estudio de 550 casos permite por primera vez personalizar el diagnóstico de la psicosis

  • El equipo que lidera Jorge Cervilla analiza el historial de más de medio millar de pacientes para establecer los parámetros de enfermedades mentales como la esquizofrenia, esquizoafectiva y el trastorno delirante · Es el primer estudio que proporciona herramientas objetivas para establecer diagnósticos hasta ahora elaborados a partir consensos científicos antiguos y teóricos.

Jorge Cervilla y José Eduardo Muñoz (con camisa de cuadros), junto a investigadoras del equipo.

Un grupo de investigación de la Universidad de Granada liderado por el catedrático Jorge Cervilla ha llevado a cabo un estudio consistente en testar la validez de los diagnósticos de psicosis. Para ello, ha reunido reunido una gran muestra de diferentes tipos de psicosis, no solo de esquizofrenia que sí se había realizado con anterioridad. “Hemos juntado por primera vez una colección importante de esquizofrénicos, esquizoafectivos y trastornos delirantes que proceden de cinco estudios que he realizado a lo largo de mi vida”, señala Cervilla para afrontar un análisis que nadie había hecho hasta ahora, por lo que es “una investigación pionera a nivel mundial”.

Para dimensionar la relevancia de la investigación hay que partir de las limitaciones que existen en el diagnóstico psiquiátrico porque no existe ninguna prueba específica para diagnosticar enfermedades mentales. “Nos basamos en una serie de consensos fundamentados a su vez en conocimientos antiguos y teóricos que se han cuestionado poco con datos. Esto es así en la psiquiatría en general pero es mucho más acusado en las psicosis, el más grave de los distintos grupos de trastornos mentales”, destaca el catedrático.

La sintomatología de la psicosis implica una una ruptura con la realidad. Es decir, el paciente o entiende mal la realidad (delirios) o la percibe mal (alucinaciones). Dentro de la psicosis existen varios tipos. La más grave es la esquizofrenia, que reúne todos los síntomas como delirios y alucinaciones. Habitualmente la esquizofrenia empieza cuando la persona es joven, circunstancia que altera su evolución y en muchas ocasiones le provoca trastornos de por vida. Otra psicosis que empieza más tarde es la esquizoafectiva, que es una mezcla entre esquizofrenia y alteraciones afectivas como por ejemplo la depresión o el trastorno bipolar. En general, es menos grave porque suele empezar en torno a la treintena. El tercer tipo es el trastorno delirante, que empieza en torno a los 40 ó 50 años en la que hay una expresión menor de síntomas. Básicamente origina delirios habitualmente persecutorios, pero no alucinaciones u otras alteraciones.

Hasta ahora, el diagnóstico de la psicosis se hacía en base a unas descripciones que a finales del siglo XIX y principios del XX hicieron psiquiatras de aquella época y que prácticamente se han venido corroborando desde entonces. Pero muy recientemente ha empezado a cuestionar si esa división es apropiada o no.

Tal y como señala Jorge Cervilla, “lo que hemos hecho es, independientemente del diagnóstico, observar la variedad de síntomas y analizarlos matemáticamente. Son 550 los pacientes de los que hemos extraído todos los síntomas, que se pueden resumir en cinco grandes grupos: síntomas positivos (delirios y alucinaciones), negativos (que tienen más que ver con la apatía, falta de motivación o voluntad), cognitivos que están relacionados con la capacidad intelectual (dificultades en la memoria o el lenguaje), depresivos y maníacos o eufóricos”. La conclusión que han alcanzado indica que esos cinco grupos de síntomas son válidos no solo para la esquizofrenia, sino también para los otros tipos de psicosis.

La importancia de este estudio radica en que a nivel clínico permite personalizar el diagnóstico de los tres tipos de psicosis de tal manera que se podrá conocer en cada paciente qué carga personal tiene cada uno de los cinco tipos de síntomas, porque se manifiestan con diferente intensidad en cada paciente. En función de estas características será posible, por ejemplo, "focalizar el tratamiento hacia fármacos que ayuden a la depresión, personalizando el diagnóstico y su tratamiento. Esto es clave”, destaca el investigador granadino.

De lo que más orgulloso se muestra es que su investigación ha desembocado en un artículo que es “teoría de la psiquiatría y puede aportar algo que quede luego en los libros para ayudar a los pacientes. Ello se concreta en que de la etiqueta que uno le ponga a un paciente, depende el pack de servicios que le da, en este caso la Junta de Andalucía. Y es que, por ejemplo, un esquizofrénico tiene derecho por diagnóstico a una serie de ayudas sociales, pensión no contributiva, mayor accesibilidad a los servicios, entre otros”.

El trabajo es fruto de 20 años de estudio y más de 80 artículos publicados y no fue fácil dado que “debido a la enfermedad que tienen, los pacientes no quieren ser tratados al tener en muchos casos un contenido alto de paranoia por lo que hay que ganártelos”.

Jorge Cervilla es investigador principal en el sur de España del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red de Salud Mental (Cibersam), que financia el Instituto de Salud Carlos III. “Somos 26 grupos pero la mayoría están en Madrid o Barcelona. En este estudio colaboramos dos centros, el Hospital San Juan de Dios de Barcelona y la Universidad de Granada con la Unidad de Salud Mental del Hospital San Cecilio de Granada. Yo lo he coordinado y contamos con un colaborador del Cibersam que es el primer autor de este trabajo porque ha sido quien ha recopilado toda la información bajo mi dirección. Se trata del doctor José Eduardo Muñoz Negro”. 

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