INVESTIGAR EN HUELVA

El río Tinto, objeto y no sujeto de su contaminación

  • Los científicos Manuel Olías y José Miguel Nieto defienden que la situación actual del río es fruto de la minería de sulfuros y del abandono de residuos desde la segunda mitad del siglo XIX y no consecuencia de un proceso natural originado por la oxidación de sulfuros de hierro como se mantenía hasta ahora.

El río Tinto con sus característicos depósitos rojizos. 

“...Antes los pescadores subían al pueblo sardinas, ostiones, anguilas, lenguados, cangrejos... El cobre de Riotinto lo ha envenenado todo...” (Platero y yo, Juan Ramón Jiménez). No se puede entender la configuración de Huelva sin tener en cuenta los ríos Tinto y Odiel, vertebradores geográficos de la provincia y en buena manera también económicos.

La situación que, especialmente, presenta el Tinto le hace un caso único en el mundo. Se trata de una corriente de agua en la que la vida se abre paso a duras penas por la enorme acidez de sus aguas procedente de la presencia de sulfuros. La idea popular ha sostenido que se trata de un caso de contaminación natural. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Huelva (UHU), Manuel Olías y José Miguel Nieto, que encabezan varios proyectos sobre el tratamiento de las aguas ácidas derivadas de la actividad minera, defienden tras años de trabajo justo lo contrario. Así lo han puesto  de relieve en sendos artículos publicados en Earth and Planetary Science Letters y en la revista de la Sociedad Geológica de España. Ambos científicos refutan las conclusiones de un grupo de investigadores del Centro de Astrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de otras instituciones que sostienen esa contaminación natural en la que actividad minera ha repercutido de manera muy secundaria en el estado actual del río.

No solo Juan Ramón Jiménez daba indicios de que el Tinto a finales del siglo XIX tenía un aspecto muy distinto al actual. Olías recuerda que estudiando las aguas ácidas y los factores que condicionan sus características, desde la Universidad de Huelva se ha observado que “los procesos naturales son despreciables en comparación a la actividad minera y empezamos ay profundizar en este tema”.

El problema de la generación de aguas ácidas en la minería de sulfuros se produce cuando la pirita (el sulfuro más abundante) se pone en contacto con oxígeno y agua. En condiciones naturales la mayor parte de los yacimientos de sulfuros están en el subsuelo en condiciones de ausencia de oxígeno y por tanto, los procesos de oxidación están restringidos a la zona más superficial de los afloramientos. Estos procesos naturales son los que han formado a lo largo de la historia geológica los gossans (monteras de oxidación de color rojo intenso) que coronan numerosos depósitos de sulfuros. En un estudio publicado recientemente, en el que han participado varios investigadores de la Universidad de Huelva, se ha constatado a partir de datos paleomagnéticos que la edad del gossan de Riotinto se remonta a 24 millones de años. Es decir, hace 24 millones de años ya se oxidaban los sulfuros y se producía acidez, generándose el ambiente idóneo para el desarrollo de organismos extremófilos que se desarrollan en este tipo de aguas.

Sin embargo, que existieran procesos de oxidación en la zona de río Tinto hace millones de años no implica, para estos investigadores de la Facultad de Ciencias Experimentales onubense, que el río tuviera las mismas condiciones que en la actualidad. La minería en la Faja Pirítica Ibérica, que se inició en la Edad del Cobre hace unos 4.500 años, ha producido que muchos sulfuros que estaban enterrados en el subsuelo afloren en la superficie. Junto a ello, se han perforado kilómetros de galerías subterráneas (socavones) por los que penetra el oxígeno y se generan grandes escombreras que contienen sulfuros, que generan lixiviados ácidos. Todo ello hace que los procesos de oxidación se incrementen enormemente. De este modo, Olías y Nieto concluyen que a mayor intensidad de la minería, se oxidan más sulfuros y se generan más lixiviados ácidos. Es decir, aunque existían condiciones ácidas antes de que iniciara la minería, debían restringirse a una zona pequeña de la cabecera del río Tinto. Cuando esas aguas ácidas se mezclaban con las de otros arroyos no afectados se neutralizaba la acidez y el río Tinto en su tramo bajo tendría buena calidad.

Con el desarrollo de Tartessos se produce un incremento de la minería y, posteriormente, con mayor intensidad durante la época romana. Pero es sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se produce el boom de la minería de sulfuros en la Faja Pirítica Ibérica y los yacimientos se explotan a una escala no conocida hasta entonces. Desde 1850 hasta 2001 se extraen 245 millones de toneladas de sulfuros. En base a las escorias y residuos de la minería antigua se estima que la producción prerromana y, fundamentalmente, romana en estas minas fue de unos cuatro millones de toneladas, es decir en los últimos 150 años de explotación se ha extraído 60 veces la cantidad que se había explotado en los 700 años del periodo romano y en épocas más antiguas. Ello ha provocado que se genere una enorme cantidad de lixiviados ácidos y que en los últimos 150 años las condiciones del río hayan cambiado drásticamente. Estos lixiviados no están causados por las minas actuales de sulfuros, ya que hoy en día contamos con tecnología para evitar que se produzcan: el gran problema estriba en los numerosos residuos mineros abandonados durante 150 años de intensa explotación. De todo esto han quedado evidencias geológicas e históricas que pueden estudiarse en los sedimentos de la ría de Huelva, donde muere el río a las puertas de la capital. También existen numerosos documentos históricos que muestran que la ría de Huelva era rica en marisco y pescado hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Otro dato que hay que tener en cuenta es que el nacimiento del Río Tinto hasta 1850, se ubicaba en la llamada Cueva del Lago, una antigua mina de origen romano situada junto al Cerro Salomón. Antes de este punto el río Tinto tenía buena calidad y era utilizado para abrevar el ganado. Actualmente se considera que su nacimiento está unos tres kilómetros más al norte, en la mina de Peña de Hierro que comenzó a operar en 1850, produciendo la contaminación de este tramo. Por tanto el nacimiento del río Tinto “no tiene nada de natural, de hecho ha ido cambiando de ubicación dependiendo de la minería”.

Para los investigadores de Huelva, por lo tanto, la conclusión es clara: la situación actual del río se debe fundamentalmente a la minería de sulfuros desde la segunda mitad del siglo XIX. Los procesos naturales de formación de drenaje ácido de mina pueden considerarse despreciables comparados con los generados por la minería. Este tema puede tener importantes implicaciones en la gestión actual del río, puesto que la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea obliga a la recuperación de las condiciones naturales de los ecosistemas acuáticos.  

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