Análisis

La universidad resiste la caída demográfica

Encarna Maldonado

La universidad resiste la caída demográfica. El sistema universitario andaluz supera este curso los 227.000 estudiantes, es decir 5.000 más que en 2007, a pesar de que la población en edad de cursar estudios superiores ha caído significativamente en tes periodo. Ahora hay 53.700 jóvenes menos de entre 20 y 24 años (-9%) y, según el Instituto Nacional de Estadística, la población con edades comprendidas entre los 16 y 19 años y los 25 y 34 ha descendido otro 5% (91.600 personas).

La principal razón que explica este renovado interés por los estudios superiores reside en las dificultades del mercado laboral. La confianza en la formación para mejorar las oportunidades y la opción de estudiar como alternativa a la desocupación se han impuesto, después de años en los que la universidad perdía atractivo ante la perspectiva del dinero rápido que ofrecía la construcción fundamentalmente en las grandes aglomeraciones urbanas y en las poblaciones costeras.

El incremento más notorio de universitarios se registra entre los más jóvenes. Es decir, aquellos que han terminado el bachillerato en plena crisis económica. Aunque los datos por edades todavía no están disponibles este curso, si se tienen en cuenta los del año pasado se observa que es en la franja comprendida entre los 18 y 21 años donde se producen los aumentos más significativos.  En este tramo se ha experimentado desde 2007 una subida del 13% (13.000 alumnos más). Sin embargo, entre los 26 y 30 años, o sea el grupo que ingresó en la universidad en los últimos años del boom económico, el comportamiento ha sido justo el contrario con un retroceso del 11%  (4.000 alumnos menos).

La perspectiva, de acuerdo con el ingreso de nuevos alumnos, indica que se mantendrá esta tendencia. La vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Sevilla,  Julia de la Fuente,  subraya que en el escenario actual, ha crecido la confianza en la universidad. "Tras la época del ladrillo ha habido una revalorización de los títulos", matiza.

Sin embargo, la recuperación del interés por la universidad no ha sido homogéneo. Las carreras de humanidades son las que más han crecido en términos relativos, mientras que las titulaciones técnicas siguen perdiendo estudiantes sin que las adversidades económicas hayan implicado cambios globales en las tendencias de la demanda, a pesar de que, precisamente, son las ingenierías las que tienen mejores salidas laborales.

El problema, no obstante, excede lo local. De hecho a finales de 2010 la Unesco publicó un informe dirigido por Tony Marjoram bajo el título Ingeniería: temas, problemas y oportunidades para el desarrollo en el que, tras consultar a más de 120 expertos del planeta, subrayaba la pérdida de especialistas precisamente en un momento en el que había grandes y graves problemas sobre la mesa que necesitaban respuesta. Sólo el valor del mercado mundial relacionado con la búsqueda de soluciones para hacer frente al cambio climático y la carestía de combustible fósil lo estimaba en un billón de dólares.

Pero las ingenierías no gozan de una popularidad proporcional a su demanda en el mundo más desarrollado. Alemania importa titulados porque, tras varios lustros de pérdida de alumnos, su sistema educativo es incapaz de dar respuesta a las necesidades de su industria. Dinamarca estima en 14.000 los ingenieros que necesitará hasta 2020 y en Japón, Noruega, los Países Bajos y Corea del Sur han registrado caídas de hasta el 10% en el número de estudiantes de ingenierías desde finales de los 90.

La Comisión Europea, en un estudio sobre retos educativos, también ha activado la alerta porque en una década el porcentaje de licenciados en ciencia y tecnología ha pasado de representar el 24% del total al 21%, mientras que en España el retroceso ha sido del 27 al 25%.

El sistema universitario andaluz, por tanto, ha mostrado un comportamiento coherente con su entorno. El peso de los estudiantes de carreras técnicas en el conjunto alumnado se ha retraído en dos puntos en una década (del 22 al 20%). Este curso, según los datos proporcionados por las universidades, hay 47.000 estudiantes en estas disciplinas, prácticamente 10.000 menos que en el curso 2002/2003. Las dificultades del mercado laboral y las mejores salidas laborales que aguardan a estas titulaciones no han imprimido ningún cambio de tendencia en los últimos años como sí ha sucedido en otras titulaciones.

La Unesco en aquel estudio recalcaba que los jóvenes descartan estos estudios porque los consideran "aburridos y difíciles" e incluso "mal pagados respecto al grado de responsabilidad que entrañan". Algo de esto intuye también el vicerrector de Alumnos de la Universidad de Málaga, Juan Antonio Perles. "Son titulaciones que se perciben difíciles y aunque abren el mercado laboral a lo mejor se percibe que la inversión en tiempo y esfuerzo que necesitan no es rentable a largo plazo".

Perles lamenta también que la política de tasas planteada por el Ministerio de Educación no se haya "modulado" para estos alumnos, de modo que los precios "son los mismos que otras ramas de conocimiento que son más fáciles y hay menos suspensos".

Fabio Gómez-Estern, director del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Sevilla, aunque advierte que precisamente el alumnado de la Escuela de Ingeniería de la Hispalense ha aumentado en los últimos años e incluso tienen números clausus, reconoce también que la relación coste beneficio de estos estudios "puede no resultar atractiva para un estudiante de 18 años". Recuerda que la carrera de Aeronáutica comenzó con 180 alumnos y sólo uno de ellos logró titularse en el plazo previsto y que en Ingeniería Química ocurrió prácticamente lo mismo con tres graduados, mientras que el resto de la promoción seguía con materias colgadas.

El esfuerzo que requiere una carrera técnica y la formación que proporciona, de acuerdo con el punto de vista de Gómez-Estern, "posiblemente no está suficientemente valorado por el tejido productivo". "Los ingenieros encuentran trabajo rápidamente, pero su función se limita a resolver problemas técnicos y tienen pocas posibilidades de promocionarse en la empresa, salvo que transmuten en gestores", circunstancias que junto a los problemas del mercado laboral explican desde su punto de vista el éxodo de los ingenieros españoles.

Otra cuestión  sobre la mesa es el nivel en matemáticas y física con el que llegan los alumnos a la universidad.  "Me encantaría que fuera mejor ese conocimiento porque es crucial y tenemos la sensación de que en la secundaria es deficiente. He dado clases en primero y a veces uno se siente un poco frustrado", confiesa Fabio Gómez-Estern.

La queja es generalizada. El 85% de los estudiantes que, una vez aprobado el bachillerato y la Selectividad, llegan a la Escuela de Informática  de la Universidad de Málaga no consiguen superar el examen de matemáticas que cada año realiza el centro para tantear el nivel de los alumnos de nuevo ingreso. La mayor parte de la prueba consiste en ejercicios de tercero y cuarto de ESO, algunos de primero de bachillerato y excepcionalmente de segundo.

Es más, el 50% de los estudiantes supera la prueba de acceso universitario con las matemáticas suspensas. Todos estos elementos son los que han empujado a algunos centros, como esta escuela, a realizar cursos cero en matemáticas para intentar poner al día a sus nuevos alumnos.

La catedrática de Álgebra de la Universidad de Málaga Mercedes Siles cree que hay "un problema de base" porque los futuros maestros, en sus planes de estudios, "tienen poca formación científica" y, por tanto, difícilmente podrán hacer estas materias atractivas.

La vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Sevilla, Julia de la Fuente, ingeniera química y ex directora de la Escuela Politécnica, es más clemente. Recuerda que "los planes de estudios se han cambiado muchas veces en pocos años" de modo que posiblemente ahora los jóvenes sepan menos matemáticas que tiempo atrás a consecuencia de esa nueva estructura,  "pero posiblemente saben más que antes de otras materias como tecnología, dibujo y, por supuesto, idiomas".

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