Juicio de los ERE

Con los ojos de hoy

Los magistrados Pilar Llorente, Juan Antonio Calle Peña y Encarnación Gómez, que celebran el juicio por el "procedimiento específico" de los ERE.

Los magistrados Pilar Llorente, Juan Antonio Calle Peña y Encarnación Gómez, que celebran el juicio por el "procedimiento específico" de los ERE. / efe

Ha sido sin duda la expresión más repetida por muchos de los 19 ex altos cargos de la Junta que ya han prestado declaración en el juicio de los ERE. Y la han utilizado cuando el fiscal les ha preguntado por los aspectos supuestamente más comprometidos en relación con el sistema que durante diez años se empleó para conceder las ayudas bajo sospecha.

Para distinguir entre el conocimiento actual de los hechos, de la materia presupuestaria, de las transferencias de financiación, de la fiscalización previa, o del Control Financiero Permanente, muchos de los acusados han recurrido a la frase “Con los ojos de hoy… señoría puedo decirle…”, para diferenciar entre el grado de conocimiento de estos asuntos que podían tener en el momento en que ocurrieron, por ejemplo, cuando se firmó el convenio marco en 2001, y lo que han podido saber ahora, dieciocho años después y tras haber tenido acceso a los miles de folios del sumario –el “procedimiento específico” tiene 16.000 folios a los que hay que sumar los más de 200.000 que integran la causa matriz–.

Y a los acusados no les falta parte de razón porque es evidente que en los 18 años desde que ocurrieron estos hechos ha podido cambiar y mucho la perspectiva social, económica, política y hasta legal y jurídica con la que se pueden (o deben) examinar cuestiones como el procedimiento que se empleaba para conceder las ayudas o la actuación que en su momento tuvo (o no tuvo, según la tesis acusatoria de la Fiscalía Anticorrupción) el Gobierno andaluz y el órgano de control, la Intervención General de la Junta.

El ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero. El ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero.

El ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero. / josé manuel vidal / efe

La frase “con los ojos de hoy…” ocupa el top ten de las que se han empleado hasta ahora en las 30 sesiones que se han celebrado de una vista oral que se inició en diciembre pasado con las cuestiones previas. Pero no ha sido la única, con un juicio tan largo y con tantas horas de declaración ha habido tiempo para que se produzcan numerosas situaciones curiosas y anécdotas de toda índole propiciadas bien por la tensión, el nerviosismo o el cansancio de los interrogatorios a los que los fiscales delegados de Anticorrupción están sometiendo a los acusados.

Una de estas situaciones se ha producido precisamente esta misma semana, con la declaración del ex consejero de Empleo Antonio Fernández. En un momento dado, el fiscal le estaba preguntando por las ayudas sociolaborales concedidas a determinadas empresas y Fernández dijo los siguiente: “Mientras yo he estado vivo, Santana ha sido un tema prioritario”, dijo Fernández sin inmutarse lo más mínimo, probablemente sin percatarse de la frase, dado que en ocasiones estaba más pendiente de sus problemas con la voz.

El ex director general de IDEA Jacinto Cañete afirmó, muy acertadamente, que la “semántica” es importante sobre todo cuando, como en este caso, se trata de un procedimiento penal, en alusión a la “inadecuación” o “inidoneidad” del procedimiento de concesión de las ayudas.

La mayoría de los acusados se han esforzado en sus declaraciones en negar que la utilización de las transferencias de financiación hubiese causado un “déficit” millonario en los presupuestos de la agencia IDEA y han recurrido, nuevamente, al lenguaje para afirmar que en realidad las transferencias sólo provocaron un “desajuste” o “desfase” presupuestario, pero no un “déficit”, ya que la agencia IDEA sólo pagaba las ayudas una vez que había recibido los fondos correspondientes desde la Consejería de Empleo.

Y más que semántica fue una cuestión léxica la que le jugó una mala pasada a la ex secretaria general técnica de Empleo Lourdes Medina, quien para referirse a una situación que se estaba produciendo en los edificios de las residencias Tiempo Libre de la Junta, aludió a los problemas de “salmonelosis”, aunque rápidamente lo corrigió por la correcta “aluminosis”. Quien tiene boca se equivoca, yo el primero.

Pero no fue la única a la que le traicionó el lenguaje, porque también uno de los fiscales delegados de Anticorrupción preguntó a la ex consejera de Economía Carmen Martínez Aguayo por su etapa como “miembra” (sic) del Consejo Rector de la agencia IDEA, o a lo mejor estaba haciendo gala de la tan excesiva política, en términos língüísticos, de igualdad de género. Quien sabe.

En otras ocasiones, los acusados han sorprendido en sus declaraciones por las comparaciones que han empleado. Así, destaca la respuesta que tuvo el ex viceconsejero de Innovación Jesús María Rodríguez Román cuando su abogado defensor, José Manuel García-Quílez le preguntó si tuvo alguna participación en la creación de ese procedimiento específico para supuestamente cometer el fraude. “Es complicado contestar a eso porque no sé cómo se puede poner de acuerdo a tantas personas para hacer algo que desconocíamos y cargos públicos de distintas fechas. ¿Cómo se hacía, había una contraseña para entrar en el club? Duele bastante”, lamentó el ex alto cargo.

Por su parte, el secretario general técnico Javier Aguado Hinojal insistió en su declaración que no le podía extrañar que se “ayudara a las comarcas y a los ciudadanos” en periodos de crisis económica, dado que no eran ayudas para las empresas, y así señaló que si no se hubieran dado por ejemplo las ayudas a la Faja Pirítica de Huelva se habría “cerrado el condado”. Este mismo procesado aseguró que su departamento era “las amas de casa” de la Consejería de Empleo, donde se hacía toda la “cocina” y también las modificaciones presupuestarias con las que se fueron incrementando las transferencias de financiación al IFA para el pago de las ayudas.

Otra de las situaciones, casi cómicas, se producen al inicio de las sesiones y guardan relación con las sustituciones que se hacen entre sí los abogados de la defensa cuando uno de ellos no asiste a la vista oral y otro letrado asume la defensa del compañero. El turno de sustituciones se prolonga a veces durante varios minutos, en los que los sustitutos toman la palabra para informar al tribunal sobre a que letrado sustituyen y en representación de qué acusado. En una ocasión se dio la circunstancia de que dos abogados intentaron sustituir al letrado del ex consejero de la Presidencia Gaspar Zarrías. Un primer letrado intervino para hacerse con la representación del ex consejero y acto seguido otro letrado al que la defensa de Zarrías le había comentado su ausencia también habló para asumirla, lo que motivó las risas en el estrado.

La que no ha salido tan bien parada en el juicio es la juez Mercedes Alaya y sus vehementes interrogatorios, a tenor de las manifestaciones que han realizado la mayoría de los acusados, que se han negado a ratificar las declaraciones que prestaron en la fase de instrucción porque, según han ido explicando, las actas elaboradas por la magistrada “no reflejan” a juicio de los acusados la realidad de sus afirmaciones.

El principal imputado, el ex director general de Trabajo Javier Guerrero, se retractó de cuatro declaraciones en las que había implicado a todo el Gobierno andaluz y culpó a la “presión mediática y de la Policía” de las declaraciones que realizó en la fase de instrucción, llegando incluso a renegar de haber sido él quien acuñó el término “fondo de reptiles” para referirse a la partida presupuestaria 31L. “Yo nunca he hablado de fondo de reptiles, eso no ha salido de mi boca, porque no tenemos fondos reservados”, precisó el ex alto cargo, que sólo respondió a las preguntas de su abogado.

Como Guerrero no declaró a los fiscales, éstos pidieron que se leyeran sus declaraciones y así volvieron a oírse las frases con las que Guerrero ha hecho historia en el caso de los ERE, como cuando dijo que sus únicos vicios son “un paquete de Marlboro y una copa de gin-tonic con Beefeater”, o cuando declaró lo siguiente: “La Consejería de Innovación se quedó con diez millones míos”.

En otra de las declaraciones no ratificadas por Guerrero, éste contó como el ex consejero de Empleo le dijo en una ocasión que fuese al IFA/IDEA para solucionar los pagos de unas pólizas: “Me dijo [Antonio Fernández] que fuera a IDEA y le diera una patada en los cojones al gerente”, afirmó ante la Guardia Civil.

También resultó gracioso el enojo del secretario judicial al inicio del juicio por tener que leer durante horas seguidas los escritos de las acusaciones y las declaraciones que los acusados no ratificaban. Menos divertido resultó la llamada al orden del tribunal a los acusados para que guardaran la compostura –y se sentaran bien– ante la “solemnidad” del juicio.

Todo esto ha sucedido en sólo 30 sesiones de un juicio que, según el calendario inicial fijado por el tribunal, llegará en principio hasta las 94 sesiones, con lo que prácticamente quedan dos terceras partes de juicio en las que habrá nuevas situaciones anecdóticas. Y aquí se las contaremos. No todo va a ser el máster en materia presupuestaria que se imparte en cada sesión del juicio.

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