Historias del Fandango

El emperador de la saeta

  • Abordar la figura flamenca de Manuel Centeno es asociarlo con la saeta, cante del que fue máximo exponente y por el que los públicos le aclamaron

La saeta fue su cante más apreciado y el que más dinero le procuró.

La saeta fue su cante más apreciado y el que más dinero le procuró.

La saeta fue el cante emblemático de Manuel Centeno. En la Semana Santa sevillana se convirtió en una competición entre balcones. Pero los tiempos habían cambiado. "La saeta -afirmaba Galerín- ya no es la copla antigua que canta cualquier muchacha al paso de la cofradía". Ahora la cantaban profesionales. 

El Liberal, 10.04.1935 El Liberal, 10.04.1935

El Liberal, 10.04.1935

Un ejemplo: en la de 1923, Vallejo y dos cantaores traídos ex profeso desde Jerez cobraron cada uno dos mil pesetas. Centeno cobró tres mil.  Calles abarrotadas de gente, más de veinte mil personas asistiendo a esos fantásticos duelos de cante. La Niña de los Peines, la Finito, la Niña del Patrocinio, El Gloria, Las Pompis, Caracolito, el Niño de la Alfalfa, el Goro de Triana, el Cojo Luque, el Niño de Mairena, el mismísimo tenor Miguel Fleta que se sumaba... De cada balcón salían saetas que provocaban delirios de entusiasmo, rivalizando en emotividad...

A muchos artistas les ocurre que triunfan con un tema, pero lo cantan tantas veces a petición de los públicos que terminan hastiados de su propio éxito. A Centeno le ocurrió algo así con las saetas..., aunque fue su cante más apreciado y el que más dinero le procuró: quinientas pesetas cada una en una actuación en directo y tres mil por una grabación.

El Liberal, 26.03.1924 El Liberal, 26.03.1924

El Liberal, 26.03.1924

Centeno actuó muchas veces en Madrid, donde era considerado como el "cantaor fino" al que siempre pedían saetas. A veces, el público se las hacía repetir, como en una representación del sainete de costumbres sevillanas "Trianerías". Cuando el cine era todavía mudo, encontramos un espectáculo titulado "Semana Santa y Feria", en la Maestranza, en el que Centeno y Angelillo cantaron saetas durante la proyección de la película.

La entrevista de Galerín

En El Liberal, periódico sevillano inicialmente dirigido por el valverdeño José Nogales, escribía por los años 20 y 30 el influyente periodista Agustín López Macías, "Galerín", que se ocupaba de los temas flamencos. En marzo de 1924 publicó una entrevista en la que Centeno se 'desnudó'. Comenzaba presentándose como "... el hombre que ha vivido más equivocado en el mundo... cantador sin duendes... ", porque esa fue su primera respuesta cuando el periodista le invitó a la interviú.

El Liberal, 26.03.1924 El Liberal, 26.03.1924

El Liberal, 26.03.1924

Continuó contando avatares de su vida.., cómo viajó a Méjico con su tio el torero.., cómo sus amigos le empujaban pero él no se vio en ese ambiente después de media docena de novilladas.., cómo al decidir dejarlo llegó a su casa con hambre y se puso a cantar tarantas y granaínas... Y tocando el tema de la saeta: "en estilo flamenco, se puede acompañar con la guitarra, como cualquier otro cante de la tierra", algo que hace muchos años se ha perdido. Explicaba su técnica, cómo se van añadiendo versos y aún un estribillo, el tono por seguiriyas y cómo hay que poner toda el alma en el penúltimo verso para emocionar a los que escuchan. Le contó a Galerín que en sus tarjetas de visita ponía "Manuel Centeno. Cantador fino sin duendes". Él fue consciente de que su voz no era de pellizco, pero en su modestia no se veía otras cualidades: que era un hombre de buena educación, atractivo, bien plantao y con una voz seductora.

La II Copa Pavón

En septiembre de 1926 se celebró el II Concurso de la Copa Pavón de cante, que el jurado adjudicó a Centeno. Compitió nada menos que con Escacena, Cepero, Manuel Torre, el Cojo de Málaga, Vallejo y Angelillo. Pero se generó mucha polémica. Aunque hubo un jurado compuesto por  expertos, el público consideró que Vallejo era mejor cantaor que Centeno, y además se inclinó  por el madrileño Angelillo, quien dirigió una carta al diario La Voz justificando como justo ganador a Centeno. El flamenco es el momento.

La Voz, 29.09.1926 La Voz, 29.09.1926

La Voz, 29.09.1926

Días después, en desagravio y como demostración de afecto, un grupo de amigos agasajó a Centeno con una comida.

ABC Madrid. 06,10.1926. Foto: Cartagena ABC Madrid. 06,10.1926. Foto: Cartagena

ABC Madrid. 06,10.1926. Foto: Cartagena

Fue un cantaor largo

Centeno fue un cantaor largo. Antonio Mairena indicó personalmente a la discográfica Columbia, en 1960, que lo incluyera en su Antología como representativo de varios cantes.

Podía ufanarse de haber cantado delante de reyes, príncipes y nobles. Lo cual no le ahorró las críticas de quienes entendían el cante como lo hacían los gitanos (y él no lo era).

Actuó en las más importantes compañías de los años 20 y 30 y fue muy apreciado no solo por los públicos, sino también por los propios compañeros artistas, siendo uno de los cantaores más solicitados en esa época.

Cuando murió en Cartagena, iba con la compañía de Pepe Marchena. Se sintió indispuesto en La Unión y falleció en el hospital. Se dice que su viuda pidió a Marchena que le diera a ella las dos mil pesetas que costaba el traslado del cadáver hasta Sevilla porque se quedaba en la indigencia. 

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La próxima entrega: Emilia Benito por fandangos

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