LA TRIBUNA DE MAYO DE 2015

Defensa de una universidad pública, de las personas e inconformista

Juan Gómez Ortega

Rector de la Universidad de Jaén

Comienza una nueva etapa para la Universidad de Jaén, una institución plenamente consolidada gracias al esfuerzo de muchas personas, profesionales y estudiantes, que han apostado día a día por la implantación y el desarrollo de los estudios universitarios en la provincia de Jaén. Ahora es el momento de dar un nuevo impulso, un nuevo salto cualitativo para hacer de una buena universidad una universidad aún mejor y para posicionarla más firmemente si cabe en el contexto universitario andaluz, en el español y, desde luego, en el internacional.

Para ello voy a defender una universidad de las personas, profesionales y estudiantes, en cuya capacidad confío plenamente y cuya motivación debemos renovar. No es posible entender una institución como la universidad, que tiene como objetivo la creatividad, la generación y transmisión de nuevo conocimiento y la innovación, sin la posibilidad de captación y retención de profesionales con talento y aptitudes que permitan un avance progresivo y permanente. Defiendo también una universidad que considere a sus estudiantes su foco principal de atención, y su principal preocupación, entendiendo su formación desde un punto de vista integral, para conseguir buenos profesionales y mejores personas.

Defiendo una universidad pública, en la que el principio de la transparencia se convierta en la cultura de la transparencia; en este sentido, nos corresponden las tareas de poner de manifiesto que la educación superior debe ser entendida como una inversión y nunca como un gasto por parte de la sociedad. Defiendo también una universidad que haga de su docencia y de su investigación sus profundas señas de identidad. El escenario de la educación superior está cambiando y es previsible que la convivencia de una oferta formativa tradicional con otra más innovadora, apoyada en las tecnologías de la innovación y la comunicación, será en un futuro no lejano el escenario más probable en el que van a tener que convivir las universidades de nuestro sistema universitario. Planificar de manera integral y adaptar nuestra oferta formativa a esta nueva realidad será esencial para garantizar nuestro lugar en el sistema de formación superior. Por su parte, la investigación de una universidad debe ser parte de su ADN. En consecuencia, en esta nueva etapa que iniciamos en la Universidad de Jaén debemos aspirar a dar un nuevo salto cualitativo en nuestra actividad investigadora y en la calidad y la relevancia de los resultados que se deriven de dicha actividad.

También defiendo una universidad con una vida universitaria activa y dinámica. Un espacio atractivo para nuestro alumnado, en el que el fomento de los valores asociados a la cultura, la solidaridad y el pensamiento crítico, así como el impulso de la actividad creativa en cualquiera de las ramas del arte, las humanidades, las ciencias y la tecnología, estén entre los objetivos estratégicos de nuestra política de proyección cultural. Y defiendo una universidad proyectada al exterior, en primer lugar hacia nuestro propio entorno más cercano, con el que debemos imbricarnos, y en segundo lugar hacia otras universidades, tanto nacionales como extranjeras. Porque la internacionalización no es una opción, sino una obligación.

Defiendo una universidad inconformista, crítica, y antes autocrítica, con una vocación incuestionable por una mejora continuada y por una cultura de la promoción de la calidad, considerada como la mejor muestra de nuestro compromiso con la educación pública. Defiendo una universidad creativa e innovadora, como se espera de una institución generadora de conocimiento, y en la que las iniciativas más ambiciosas no solo tengan perfecta cabida sino que sean valoradas como les corresponde. Defiendo también una universidad que sea sensible con las singularidades de nuestros campus, de nuestros centros, de nuestros departamentos y grupos de investigación y de nuestros servicios administrativos, y que atienda a los diversos perfiles de nuestro alumnado, todo ello como la mejor manera de obtener el máximo aprovechamiento de toda nuestra capacidad como institución. Finalmente, quiero una universidad que asuma la responsabilidad social no como una mera acción social sino como un enfoque de dirección universitaria, de manera que además de cumplir estrictamente con las leyes y las normas éticas generales, incorporemos estrategias y políticas que incluyan las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación con las distintas partes interesadas en la actividad de nuestra universidad.

Creo que el principal talento de un rector no debe ser generar las mejores ideas, pero sí debe ser tener la capacidad de identificarlas, y sobre todo, tener la determinación y la habilidad para llevarlas a la práctica. Por eso defiendo también una universidad cercana y participativa, en la que el diálogo y la colaboración entre todas las personas que formamos parte de nuestra universidad sea lo natural y lo habitual. Este es el proyecto de universidad por el que voy a luchar y en el que voy a poner todo el esfuerzo y el trabajo posibles durante los próximos cuatro años. 

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