LA TRIBUNA DE JULIO DE 2015

La Universidad Internacional de Andalucía y su compromiso de cooperación con Marruecos

Eugenio Domínguez Vilches

Rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA)

Al tratar sobre Andalucía y Marruecos no es arbitrario incidir que, por la geografía e historia, así como vecindad son pueblos que continúan manteniendo una íntima y estrecha relación. Quizás por esto, y tal y como ha sucedido en diferentes ocasiones, siempre han estado en disposición de buscar acertadas soluciones a inesperados e incómodos malentendidos, reforzándose una cooperación bilateral que pone de relieve el entendimiento, el diálogo y, sobre todo, la buena voluntad de caminar juntos en los complejos procesos políticos en que ambas partes están inmersas.

Andalucía y Marruecos se han convertido de este modo en claro paradigma de la amistad entre vecinos (sólo les separa una calle de agua, que es el Estrecho de Gibraltar), con un mutuo porvenir venturoso que deriva, evidentemente, de una cooperación que calificaríamos de fructífera.

A esa estabilidad en sus relaciones entre andaluces y marroquíes ha contribuido desde hace más de una década la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), con proyectos formativos y de investigación, en la interesante aventura del progreso de un país como Marruecos, que está logrando sensibles avances democráticos en lo político, consonante con un desarrollo económico que ha fluido por diversas vías, entre ellas el turismo, y por logros sociales, producto de la firme voluntad reivindicativa de sus ciudadanos en alcanzar metas de libertades sin vuelta atrás.

Instalada esta solidaridad de la UNIA con Marruecos en campos pedagógicos y científicos mediante protocolos de convenios (en algunos ha participado la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía), quizás sea la Universidad Abdelmalek Essaadi, en el norte del país, la que mejor canaliza esta política de formación e innovación en sus diferentes campus (Tánger, Tetuán, Larache y Chauen) con la morfología de foros y encuentros, tal como se realiza entre nosotros en los campus de Baeza, La Rábida, Málaga y Sevilla. Son estas experiencias de cursos de verano donde, bajo la fórmula de trabajo compartido y relaciones personales, se han alcanzado los mejores logros en ese conocimiento mutuo y en los dominios de la ciencia, las humanidades, las nuevas tecnologías y la cultura en general. En definitiva, juntos se ha pretendido construir un horizonte mejor del que beneficiarse profesores, intelectuales y otros componentes del colectivo docente e investigador de los dos países, sin olvidar ese alumnado al que, con prioridad, estaba dirigido en el pasado y que también ahora, ya como profesionales, refrendan el éxito que se buscaba.

A estas actuaciones, cuyo catálogo temático siempre ha sido el que mejor respondía a la prioridad solicitada por Marruecos, habría que añadir otras actuaciones como los cursos de experto en Salud Reproductiva, que se inicia en Tánger y se clausura en el campus Antonio Machado de Baeza; las Jornadas Internacionales del Olivar, que se celebran en la ciudad de Meknes en colaboración con la Escuela Nacional Agrícola marroquí; sin olvidar el máster de Relaciones Euromediterráneas: la dimensión marroquí española, acreditado por el Ministerio de Enseñanza y que se imparte en la Facultad de Economía de Tánger.

Reseñemos que el nuevo mandato del actual equipo de Gobierno la Universidad Internacional viene planificando diversos cambios de nuestra política de cooperación con Marruecos, ensayándose otras fórmulas, sin medrar en lo más mínimo ese espíritu de servicio que siempre imperó en nuestra filosofía educativa. Un ejemplo de ello son los Encuentros Internacionales Hispano-Marroquíes que tuvieron lugar el pasado marzo en Tánger y Tetuán y donde relevantes personalidades abordaron temas como las relaciones entre Marruecos y la Unión Europea y la regionalización administrativa en Marruecos y España. Por descontado queda que, en las premisas con las que se elaboran estas empresas, se huye de lo impositivo, persiguiéndose esa curva ascendente que fija la colaboración de nuestros dos pueblos. 

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