GÉNERO

La conquista femenina de los parlamentos autonómicos

  • Sociólogos y politólogos de las universidades Pablo de Olavide de Sevilla, la Complutense y la Autónoma de Madrid analizan la presencia de las mujeres en las cámaras españolas desde 1980.

Xavier Coller, profesor de la Universidad Pablo de Olavide

Clara Campoamor y Victoria Kent fueron las dos primeras mujeres en ingresar de forma democrática en una cámara española. Fue en 1931, en las Cortes Constituyentes de la Segunda República. Ambas protagonizaron una batalla dialéctica y trascendental sobre el sufragio femenino que defendía Campoamor y que contaba con la oposición de la malagueña, que opinaba que las mujeres no estaban aún preparadas y estaban muy influenciadas por la Iglesia. El debate fue seguido por la prensa de la época, que espolearon burlas y comentarios como “dos mujeres solamente en la Cámara, y ni por casualidad están de acuerdo” o “¿qué ocurrirá cuando sean 50 las que actúen?”

Hoy, el 59 por ciento de las cámaras autonómicas españolas tienen una composición equilibrada por género, según una investigación realizada por sociólogos y politólogos de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), de Sevilla, la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). La profesora Susana Aguilar, de la UCM, y los docentes Andrés Santana, de la UAM, y Xavier Coller, de la UPO, han llevado a cabo una investigación sobre las mujeres parlamentarias en España. El análisis se centra en las 17 cámaras regionales y en cómo ha evolucionado en las mismas el porcentaje de mujeres en los últimos 31 años, desde 1980 hasta 2011.

“El estudio, que comenzó en 1999, se basa en los datos recogidos a lo largo de estos años en una base de datos denominada Bapolau que contiene la información de las personas que han ocupado un escaño en algún parlamento autonómica desde 1980. Se trata del primer estudio de estas características”, explica Xavier Coller. El trabajo estudia la “fluctuante” composición por género de estos parlamentos, analizando umbrales, pautas de evolución y ritmo de los cambios. Estas variables sobre representación política por género, escasamente analizadas, son cruciales a la hora de entender cómo se produce la creciente feminización de los legislativos españoles, según explican sus autores.

Del análisis, los investigadores identifican tres modelos. Por un lado, los parlamentos precursores, como Castilla-la Mancha, Madrid y Valencia; los mixtos, como el País Vasco, Andalucía, Baleares, Cantabria, Asturias, Castilla-León, Navarra y Rioja; y, por último, los rezagados, como Galicia, Cataluña, Extremadura, Canarias, Murcia y Aragón. Estos modelos muestran diferencias en cuanto a cuándo se alcanzan los distintos ratios de mujeres frente a hombres; la estabilidad o inestabilidad en la evolución del número de parlamentarias; y la gradualidad o brusquedad de los cambios.

Si se comparan los porcentajes de mujeres parlamentarias a nivel mundial, se comprueba que la mayoría de las cámaras autonómicas españolas (59%) tiene una composición equilibrada por género (entre el 40-60%), frente a únicamente un 5% en el plano internacional. En este sentido, en una comparación con países que exhiben una longeva tradición de legislativos sub-nacionales, España presenta una media de 42% de mujeres en todo el período analizado (31 años), mientras que en Estados Unidos, país en el que en 1894 fue elegida la primera mujer a una cámara estatal, el porcentaje medio es sólo del 24,5% y en Canadá, que eligió en 1917 a su primera representante femenina, se sitúa en el 23,4%.

Con respecto a los países europeos, Alemania tiene un 33% (cerca de diez puntos por debajo de España) de mujeres parlamentarias como media en sus Länder, a pesar de que algunas de sus regiones celebraron sus primeras elecciones en 1946, 34 años antes que en España.

Según Xavier Coller esta situación destacada de España se debe a la “existencia de partidos políticos, fundamentalmente el PSOE e IU, que han introducido cuotas de presencia de mujeres en los cargos del partido”, algo que “ha sido emulado por otros partidos”. Aunque Coller también destaca el “esfuerzo realizado por las organizaciones de mujeres y por la creciente convicción en la que la igualdad va calando en la sociedad española, aunque a un ritmo quizás menor que el de otras sociedades, como las nórdicas”. Sin embargo, “en contra de esta tendencia figuran las convicciones acerca de los papeles sociales de las mujeres y los hombres en la sociedad y la poca ayuda institucional para fomentar la igualdad de oportunidades y salario”, anota el profesor de la Universidad Pablo de Olavide.

Otro tema que se analiza en el texto es el efecto de las cuotas legislativas de género sobre la presencia de mujeres parlamentarias en las distintas cámaras regionales a raíz de la Ley aprobada en 2007 por el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, que estableció que en las listas electorales ningún sexo debía estar por debajo del 40% ni por encima del 60%. Los autores del estudios señalan que sus efectos han sido diferentes en función del modelo regional sobre el que se apliquen. Así, mientras que la normativa apenas afectó a las regiones más precursoras, sí tuvo consecuencias relevantes para las regiones rezagadas (8 % de crecimiento) y para las mixtas (7,6%).

En el caso de Andalucía, a medida que se han sucedido las legislaturas ha aumentado la presencia de parlamentarias, pasando de un 6% en la primera legislatura, en 1982, a la práctica paridad actual con un parlamento compuesto en un 54% por hombres y en un 46% por mujeres.

 

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