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Firmeza de la actividad agrícola frente a las fluctuaciones de la ganadería

  • Los modos de vida ligados a la ganadería se complementaban con otros, algunos muy característicos y significativos, como el de los viboreros

Firmeza de la actividad agrícola frente a las fluctuaciones de la ganadería

Firmeza de la actividad agrícola frente a las fluctuaciones de la ganadería

En los primeros años del siglo XIX el Campo de Dalías/El Ejido con menor intensidad que en épocas anteriores, continúa siendo un referente ganadero, a este respecto es de interés considerar varios testimonios de los contemporáneos. No obstante, conforme pasan los años se detecta una importante disminución de los ganados trashumantes foráneos.

Simón de Rojas Clemente Rubio en su Historia Natural del Reino de Granada aporta interesantes noticias sobre la ganadería de Dalías/El Ejido a finales de marzo de 1805, fecha en que recorrió ambos espacios: “Los de Dalías se ocupan principalmente en pastorear los ganados de lanar y cabrío y las cabañas de mulas en casi toda la provincia, pues es famosa su buena conducta y su maestría en este ramo, que ocupará unos quinientos naturales...

Unas veinte mil cabezas de ganado entre cabrío y lanar... La sierra de Gádor es muy escasa en aguas, principalmente fuera de sus faldas, esta es la causa de que queden en ella pocos ganados en verano, aunque tiene muchos pastos y, según dicen, mejores que los de Sierra Nevada; algunas balsas suplen parte de esta falta para los pocos ganados que quedan, porque sus dueños no pueden costear los hatos y demás gastos de los ganados que van a Sierra Nevada... Así son también comunes, a todo el partido de Granada, los pastos del Campo de Dalías, donde vienen a invernar tantos ganados”.

En estos años, como ya ocurría en épocas anteriores, los pastores de Dalías eran muy estimados, haciéndose eco de este hecho, el autor anteriormente citado cuando afirma: “Pasamos la noche del 31 de marzo, en uno de los muchos hatos que ahora pueblan el Campo, con aquellos virtuosísimos pastores, que ya en otro tiempo habían hecho tan deliciosas mis excursiones por Sierra Nevada.

¡Qué contraste tan duro, forma esta gente estimable, con la gavilla de pícaros guardacostas que los roban, insultan y devoran cuanto tienen! Canalla infame que, después de unirse al contrabandista que les regala un duro, y roban al caminante extraviado, ejerciendo también ellos el contrabando según sus facultades, atacan de mano armada a los pastores de Dalías, es decir a la porción escogida del pueblo más sencillo, cándido y virtuoso de la provincia, a quienes los grandes ganaderos y cabañiles de Andalucía buscan para confiarles todos sus intereses, sin que jamás hayan quedado burlados.

El hato, en que nosotros paramos, está poco antes del ampar de la Torre de las Entinas, como a una hora del mar, en el Cerro llamado, con razón, del Viento, Soto de las Machorras”.

Suministro de agua. Suministro de agua.

Suministro de agua. / J.Bayo

En Dalías los modos de vida ligados a la ganadería se complementaban con otros, algunos muy característicos y significativos, como el de los viboreros, los cuales según Simón de Rojas Clemente Rubio: “Van los viboreros de Dalías a coger las víboras a las Sierras de Segura, que venden en la Andalucía Baja, de donde se han embarcado para América; hacen la excursión de primavera, cuando las hallan tomando el sol en las veredas y carasoles, y la de otoño, en que las hallan engarbadas, es decir, puestas en lo alto de los lentiscos y espinos negros.

Todo el tren, que esta gente lleva a sus expediciones, consiste en una tenaza de hierro de tres cuartos y medio de largo, una capacha que es un cono de esparto, con tapadera de lo mismo, y que llevan colgada a la espalda, eslabón y pedernal, con mucha yesca de cardo, que les sirvan no sólo para encender lumbre en el monte donde duermen, si que también para cauterizarse al instante que son mordidos de una víbora, aplicándose a la picadura una porción de yesca encendida, que aguantan con el mayor valor hasta corrugarse el pellejo y forme escara; además de este cauterio hacen una ligadura fuerte tres o cuatro dedos encima de la picadura... Los de Dalías llevan agubias muy anchas, para que la víbora pisada no llegue tan fácilmente al revolverse a la carne.

Relaciones entre el Concejo de Murcia y los ganaderos en la segunda mitad del siglo XV y el Archivo Histórico municipal de Murcia.

La ganadería fue durante siglos la base económica del desenvolvimiento del reino de Murcia. Ya Alfonso X y Alfonso XI regularon todo lo relativo a la misma. La presencia de ganado lanar procedente de Cuenca se conoce en Murcia con anterioridad a 1271. El aumento de la trashumancia produjo una colisión entre la Mesta y el Concejo murciano; después se llegó a una avenencia en que se señalaron plazos determinados para el paso del ganado por los términos de la ciudad y se impuso una tasa de 120 maravedís por millar de cabezas y se añadió otra de 15 maravedís por millar por la utilización de los pozos, aljibes y balsas del Concejo, como abrevaderos; estas imposiciones fueron protestadas por la Mesta en numerosas ocasiones; el día 13 de noviembre de 1487 "los dichos señores conçejo dieron cargo al bachiller Alvaro de Sant Esteuan e a Diego Riquelme e a Antón Saorín, regidores, e a Alfonso Avñón, jurado, para que entiendan con el señor pesquisador acerca de la provisyón de sus Altezas, ques deuida çerca del derecho de los çiento veynte maravedís el millar de los ganados extremeños, por razón de la vereda desta çibdad.”

Por las leyes acordadas por los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo, que prohibían el cobro indebido de muchas de estas percepciones, los ganaderos encontrarán una oportunidad para luchar contra los concejos; en 1488 los ganaderos interpusieron pleito ante el Consejo Real contra la ciudad de Murcia; la resolución real fue la de confirmar los derechos y privilegios de que gozaba Murcia, por carta fechada en la misma en 22 de julio de 1488.

La sierra de Gádor es muy escasa en aguas, principalmente fuera de sus faldas

Entretanto no llegó la resolución real el Concejo murciano mantuvo firmemente frente a los ganaderos sus derechos usos, costumbres y privilegios; el 26 de febrero de 1488 "los dichos señores conçejo mandaron que de su parte se diga a Alonso de Segura, que guarda la vereda, que cobre el derecho de los çiento y veynte maravedís el millar por la vereda de los ganados e quinse maravedís al millar, por las balças, en la borra que se deve a esta çibdad de los ganados estremeños. Del qual yo dicho escriuano resçebí juramento que bien e fielmente cobraría el dicho derecho del dicho ganado”; el día 6 de marzo de este año ante el Concejo “paresçió Francisco Escarramado e dixo que en las condiciones pregonadas, que ponía e puso las borras de los ganados estremeños, pertenesçientes a esta dicha çibdad, en precio de çiento e diez maravedís por cabeça.

Los dichos señores mandaron que se corra e sy no se fallare quien en mejor precio la ponga, que se remate al dicho Francisco Escarramado” y el 8 de marzo del mismo año “los dichos señores conçejo mandaron que en la Mesta que agora se a de fazer se coja de los señores de ganados estremeños lo que fuere menester para adobar e fazer los mojones de la vereda de la dehesa. Fueles notificado, dixeron que no lo podían fazer fasta que viniese la determinaçión del pleito que thenian con esta dicha çibdad”. La confirmación real de los derechos y privilegios del Concejo de Murcia, hizo que éste se mantuviera intransigente en su posición frente a los ganaderos, sobre todo a lo que al pago de los derechos de paso y balsaje se refiere; el día 30 de marzo de 1490 “los dichos señores conçejo mandaron que al tienpo que los ganados estremeños vienen a se manifestar al aduana den franças del derecho de la vereda e balsaje desta çibdad, luego allí, e syno que los prendan por ello”.

Los pastores de Dalías eran muy estimados, haciéndose eco de este hecho

El 3 de enero de 1495, “ante el dicho ayuntamiento paresçió vn señor de ganados e dixo e fizo sauer a los dichos señores en como le auian prendado los Caualleros de la syerra por que cortó çiertos pinpollos de pino para faser vn corral e que lo podía faser segund el preuillejio que los señores de ganados tiene, el qual presentó, pidió a los dichos señores le manden tornar sus prendas, pues quel no yncurrió en pena alguna e lo pudo faser según quel preuillejio que tiene lo manda e declara; e los dichos señores obedeçieron la Carta Preuisión de sus Altezas con la reuerencia que deuieron e quanto al conplimiento dixeron questa çibdad tiene sus vsos e costunbres açerca de los tales daños, e sus Altezas ynformados de la verdad no darán consentimiento a que fagan daño syn pena”. Ante esta firme postura del Concejo, el 24 de noviembre de este año, los ganaderos se dirigieron al mismo con la súplica de que a su costa se amojonara la vereda de ganados.

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