Los efectos de las altas temperaturas van mucho más allá de sus repercusiones físicas. Esos son sus consecuencias más notables y visibles, pero existen otro enemigo silencioso que es igual de devastador: su incidencia sobre la salud psicológica y el estado de ánimo. Así como la reducción de la luz solar y el frío habitual del invierno tienen una importante repercusión psicológica en muchas personas, el calor extremo también puede influir en el temperamento afectando nuestro estado emocional. Todo ello, en consecuencia, afecta de manera directa a nuestro comportamiento y a nuestros procesos cognitivos, dando lugar a mucho estrés, mal humor y ansiedad.
El llamado
SAD veraniego no es más que una
depresión provocada por un cambio en nuestra rutina y horarios a las que tenemos que adaptarnos. Este hecho que puede resultar puntual y sin importancia, nos vuelve más irascibles, lo que puede llegar a repercutir en las
relaciones familiares y de pareja. Si además somos propensos a tener la tensión baja o a sufrir problemas circulatorios, las molestias ocasionadas pueden trastornar nuestra rutina diaria.
Las altas temperaturas y la humedad que algunas veces impregna el ambiente nos impiden dormir profundamente, otro hecho que afecta de manera muy negativa a nuestro carácter y estado emocional. Esta falta de sueño provoca irascibilidad, ansiedad, estrés, cansancio, nerviosismo, cambios de humor y malestar general.
SALUD MENTAL Y AGRESIVIDAD
Con el calor también tenemos menos ganas de trabajar, debido a la falta de concentración que incide directamente en nuestro rendimiento. Sentimos apatía, sudamos en exceso a causa de la humedad el agotamiento nos produce una profunda desmotivación.
Asimismo, varios estudios han demostrado que las altas temperaturas provocan más violencia, debido a al irascibilidad. Y es que el calor puede sacar lo peor que llevamos dentro espoleando nuestra latente agresividad.
Los pacientes que sufren trastornos maníacos, delirios, depresión o comportamientos obsesivos compulsivos padecen también de manera negativa las consecuencias del calor. Un estudio del Centro de Salud La Unión de Murcia analizó durante nueve años las temperaturas en relación a las urgencias del Hospital Psiquiátrico Román Alberca concluyendo que en los días en los que la temperatura superaba los 30 grados incrementaban notablemente las urgencias por trastornos obsesivos compulsivos.
Otro estudio de la Universidad de Berkeley asegura que durante las olas de calor se registran más
violaciones y asesinatos. Asimismo, esta investigación también establece un
vínculo entre los conflictos étnicos y las guerras civiles en Europa y África y las
olas de calor, vínculo que también es apoyado por un estudio sobre los homicidios en Sudáfrica: por cada grado que sube el termómetro, aumenta un 1.5% el número de
asesinatos.
Se cree que detrás de estos efectos se encuentra una
mala regulación de la serotonina, la hormona responsable de controlar la ira, la rabia, el apetito o equilibrar el deseo sexual, es la causante de controlar nuestro humor y los estados de ánimo. Por esto, apuntan que las personas con problemas emocionales o psiquiátricos son las más sensibles.
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