La Salud que viene

Terapéutica digital musical

  • La música tiene la propiedad natural de activar emociones y es la base de algunas estrategias de intervención sobre diferentes manifestaciones de la enfermedad

La música ayuda a paliar la ansiedad, el dolor y podría ayudar a reducir el consumo de fármacos.

La música ayuda a paliar la ansiedad, el dolor y podría ayudar a reducir el consumo de fármacos. / Archivo

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Cuando tengo la oportunidad de ejercer como mentor de una startup de salud digital, especialmente como parte de nuestra colaboración con la aceleradora Ship2B, suelo comenzar recordando a los jóvenes emprendedores el viejo artículo de Teodore Levit titulado La miopía del marketing; en un primer intento de reflexionar sobre su propuesta única de valor.

Afirmaba el ya fallecido profesor de Harvard que las personas “no compran taladradoras de 3,5 pulgadas, sino boquetes de 3,5 pulgadas”. No es la herramienta, sino la función que consigue resolver la necesidad insatisfecha para un conjunto de personas, la que llevará a que compren su propuesta. De ahí que quien quiera innovar deba siempre identificar las tareas concretas que los potenciales clientes esperan que sean resueltas y que se corresponderán siempre con el principal problema a solucionar. Sólo más tarde podrán completar su solución con atributos que maticen su valor diferencial.

Sin los básicos, no hay mercado, por mucho que intentes engañar a base de marketing, porque al final te pillarán. Y es eso lo que realmente ocurre con la música: Ya sea un tamtam, un gramófono, un tocadiscos o un iPod… el efecto placentero pretendido se seguirá buscando siempre, aunque dentro de unos cuantos años el reproductor sea un microchip cerebral implantado al nacer, asociado a una especie del Spotify integrado para toda la vida. Y hago esta introducción extensa, porque me apasiona tanto la innovación como la música. Siempre me ha cautivado el poder que esta puede ejercer sobre las personas. Quien lo quiera comprobar que busque en youtube La canción más relajante del mundo, de Marconi Union. La música tiene la propiedad natural de activar emociones, siendo la base que utiliza la llamada terapia musical para diseñar estrategias de intervención sobre diferentes manifestaciones de la enfermedad, desde la tristeza al dolor. Existen formas mixtas que se apoyan en la terapia neuroconductual, para modificar determinados comportamientos o reforzar otros.

La música es útil para tratar el insomnio, el trastorno obsesivo-compulsivo o la demencia

De hecho, son aplicadas en centros sanitarios con base a estudios de evidencia y que hay que saber distinguir de otras formas de pseudo-terapia basadas en el uso de determinados sonidos. Muchas de estas últimas se remontan a culturas ancestrales como la sabiduría tibetana, basadas en la activación de frecuencias auditivas específicas con pretendida “capacidad para sanar”. Y no nos referimos a su poder relajante, sino a las ocasiones en que se les asigna otro tipo de propiedades curativas, como ha sido denunciado de forma reiterada desde la profesión médica.

Por tanto, hablaremos desde ahora de la utilidad de la música para tratar el insomnio, el trastorno obsesivo-compulsivo o procesos neurológicos como la demencia. Uno de los campos más prometedores es sin duda su capacidad para modificar el dolor. No olvidemos que, junto con el mantenimiento de la movilidad y la autonomía personal, componen los elementos que en mayor medida importan a las personas desde la perspectiva de la llamada salud percibida.

En un estudio publicado en enero de este año se concluía que las intervenciones apoyadas en la música podrían aliviar significativamente el dolor de los pacientes sometidos a hemodiálisis, lo que debería promoverse como un método complementario. El pasado año, la revista Journal of Pain and Symptom Management revisó 18 ensayos aleatorios controlados, desde los que se habían estudiado unos 1.100 pacientes, relacionando las acciones musicales desplegadas con las puntuaciones de dolor que en respuesta bajaron una media de 1,06 puntos sobre una base de 10.

No es raro por tanto que comiencen a aparecer aplicaciones dirigidas a hacer prácticos estos hallazgos. Así, una intervención musical basada en un smartphone redujo el dolor y la ansiedad entre los pacientes de una unidad de observación del servicio de urgencias, sin que hubiera diferencias entre el uso supervisado o no. Empresas como Medimusic, comienzan a ser ya una realidad. Así, afirman que “se ha demostrado que la música reduce la ansiedad hasta en un 44%, el dolor en un 29% y la consiguiente reducción de la necesidad de medicamentos pertinentes en un 24%”.

En LSQV los profesionales realizarán prescripciones para el consumo de recursos auditivos catalogados y validados, capaces de disminuir el consumo de ansiolíticos y opiáceos, que el algunos países está alcanzando ya la dimensión de una epidemia descontrolada.  

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