El Macero

Medallas vespertinas en un jueves de Corpus

Ejemplar de medalla que se impondrá el próximo 30 de mayo. Ejemplar de medalla que se impondrá el próximo 30 de mayo.

Ejemplar de medalla que se impondrá el próximo 30 de mayo. / Redacción Sevilla

Serán en la tarde del Corpus. El próximo 30 de mayo habrá doblete en Sevilla. En el calendario religioso y en el civil. Por la mañana, la corporación municipal asistirá -bajo mazas- a la procesión eucarística y, por la tarde, con motivo del día de San Fernando, se entregarán las medallas de la ciudad a las personalidades e instituciones a las que el Ayuntamiento quiere reconocer su trayectoria. Dos actos que tienen más cosas en común que la presencia del alcalde y los ediles: hay que verlos sentados y durante varias horas. 

El almanaque festivo de la ciudad viene este bisiesto con mucho adelanto. A una Semana Santa con horario de invierno (y con el cielo en contra), le ha seguido una Feria sin puente del 1 de mayo. Ahora llegará un Rocío también tempranero y luego, un Corpus coincidente con el día del Rey Conquistador, el monarca castellano al que los políticos municipales le usurparon su festivo por el miércoles de farolillos. 

Los días de albero han tenido este año un largo epílogo con la consulta ciudadana (a la que llamaron referéndum y luego encuesta) sobre el formato de Feria que preferían los sevillanos. El alcalde no quiere hablar más sobre un asunto que ha frivolizado demasiado la imagen de una ciudad cuyas fiestas de primavera se extienden hasta los inicios de junio. 

Aquella definición

Habrá doble turno en la jornada más eucarística de todas. La mañana será de calles con juncia y romero (magnífico establecimiento de la calle Francos) y la tarde, de butaca en el auditorio de Fibes, ese espacio para el que su arquitecto, Guillermo Vázquez Consuegra, empleó una definición de la que aún no nos hemos sobrepuesto (casi diez años después) ante la alta dosis de glucosa que contenía: "una vibrante atmósfera de plata". Difícil de superar. 

En un jueves que muchos sevillanos aprovechan para pisar la playa, veremos al alcalde, a su séquito y a buena parte de la oposición en los dos escenarios de un día en el que ha coincidido la fiesta sacramental y la institucional. La primera vendrá precedida de una noche de vísperas que concentra una gran masa de público en determinadas calles del centro para contemplar escaparates, altares y balcones engalanados.

La mañana del 30 de mayo empezará bien temprano con la campana de los niños carráncanos que, como su nombre indica, arrancan una larguísima procesión donde el traje de chaqueta (algunos suponen una auténtica reliquia del pasado) se cotiza a lo alto. La corporación municipal pone el colofón al extenso cortejo. Supondrá el estreno de José Luis Sanz en este magno culto eucarístico. El regidor popular habrá de darle también el famoso doblón a los Seises durante la solemne eucaristía previa. 

La mañana de los chaqués

Será una mañana de chaqués (esperemos que el mercurio no se ponga por las nubes) a la que seguirá una tarde de escenario y discursos: el de quien lo hará en nombre de los premiados (a este paso no quedará ningún sevillano sin medalla) y el del alcalde, que también se estrenará en esta intervención coincidente con el primer aniversario de su triunfo en las urnas. Esperemos que a esas horas de un largo día, la duración de la ceremonia no sea tan excesiva como la del 28-F, cuando en el Teatro de la Maestranza el equipo de Juanma Moreno tuvo a los andaluces tres horas pendientes de la entrega de las medallas autonómicas. 

Sirva también de ejemplo lo ocurrido en ediciones recientes de la gala sevillana, celebradas al mediodía y que concluían con rugidos de estómagos por la cercanía con la hora del almuerzo. Actos soporíferos cuando traspasan la hora de duración, pese a estar salpicados últimamente de actuaciones de  bailaores y cantantes (más vale no hacer memoria de ciertas versiones del himno andaluz). Recuérdese que no es la primera vez que la entrega de medallas de la ciudad tiene lugar por la tarde. En años de Zoido se organizó en idéntico horario, por la tarde, y en el Lope de Vega, teatro de gran encanto que parece dormir el sueño de los justos desde hace demasiado tiempo. 

El rojo de Ayuso

Y ya que hablamos de distinciones, no debemos dejar en el olvido las que presidió el pasado jueves la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante el acto oficial del día de esta comunidad. La que muchos consideran como la dama de hierro del PP optó por uno de sus colores preferidos: el rojo. Y también en esto hubo cuarto y mitad de sevillanía, pues lo hizo con un modelo de Rocío Osorno, influencer de tierra hispalense, bautizado con un nombre no menos autóctono: Macarena. 

Isabel Díaz Ayuso, con un vestido de Rocío Osorno en la ceremonia del pasado jueves. Isabel Díaz Ayuso, con un vestido de Rocío Osorno en la ceremonia del pasado jueves.

Isabel Díaz Ayuso, con un vestido de Rocío Osorno en la ceremonia del pasado jueves. / Redacción Sevilla

Del conjunto en cuestión han hablado los portales digitales especializados en moda, que lo han desgranado al milímetro. Vestido de corte camisero, confeccionado en "viscosa bordada" y con flecos de seda de 60 centímetros de largo. Con manga de tipo midi y escote en forma de uve. El coste del conjunto es de 250 euros. Su característica más reseñable -al margen del intenso color rojo- son sus bordados que simulan los de un mantón de manila. Empleo el verbo simular pues dista mucho en técnica y calidad de los que salen de las manos de las manriqueñas (localidad sevillana que es capital en esta artesanía), con Ángeles Espinar como referente. 

Ayuso opta por un modelo cañí, en vísperas de San Isidoro y en una semana en la que el Gobierno de Pedro Sánchez (presidente con derecho a cinco días de reflexión remunerados) ha retirado el Premio Nacional de Tauromaquia. Una embestida en toda regla. Y sin muleta de por medio, que para eso tenemos el rojo intenso de la presidenta madrileña. Tan rojo como el color sacramental de un jueves de Corpus. Día demasiado largo para nuestros concejales. Con indulgencia de bostezos en Fibes. 

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