Calle Rioja

Olavide, el ilustrado que puso a Sevilla en el ‘mapa’

  • Se cumplen 250 años del plano de la ciudad ideado por un limeño al que Carlos III nombró Asistente de Sevilla y lo procesó la Inquisición

Una estudiante en la UPO.

Una estudiante en la UPO. / R. D.

EN 2021 se cumplen 250 años del plano de la ciudad de Sevilla de Pablo de Olavide (Lima, 1725, Baeza, 1803), un personaje poco conocido pero fundamental en la historia de esta ciudad y de la Ilustración del siglo XVIII. ¿Qué huellas hay de Olavide? Tiene una calle cerca de la plaza de la Magdalena, entre O’Donnell y San Eloy. El Consulado de Perú donó a Sevilla una placa que se puede leer en el Alcázar, lugar donde residió cuando Carlos III lo nombró Asistente de la ciudad en 1766, año del motín de Esquilache. En el Alcázar creó unas tertulias a las que asistía su amigo Gaspar Melchor de Jovellanos, que como Olavide también conoció la cárcel y el destierro.

La muerte de Manuel del Valle frustró uno de sus proyectos como alcaide del Alcázar, recuperar las tertulias de Olavide en el Alcázar. Ricardo de Castro, en su libro Sevilla Insólita y Secreta, incluye los azulejos de Olavide entre los 151 misterios de la ciudad. Azulejos encargó para una división racional de la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas.

12.500 universitarios estudian en la Universidad Pablo de Olavide. El limeño da nombre a una parada de la línea 1 (y única de Metro), la que va de Ciudad Expo a Olivar de Quintos. El primero de esos destinos es un legado de la Exposición Universal de 1992. La de 1929 le dejó a Sevilla el Pabellón de Perú, actual sede de la Casa de la Ciencia.

La Universidad Pablo de Olavide utilizó las instalaciones de la Universidad Laboral, un edificio que se inauguró el 3 de noviembre de 1956. Fue construido entre 1942 y 1953 por el equipo de arquitectos del estudio Otaisa: Luis Gómez Estern, Rodrigo y Felipe Medina Benjumea y Alfonso Toro Buiza. Un edificio que está presente en muchos catálogos internacionales de arquitectura.

Junto a la torre de esta Universidad, un verdadero faro del conocimiento, hay un panel con un retrato de Pablo de Olavide, un texto sobre Reforma e Ilustración y el Siglo de las Luces, el siglo en el que se escriben El Espíritu de las leyes de Montesquieu, El Contrato Social de Rousseau o La Enciclopedia de Diderot y D’alembert.

Además de ilustrado, Olavide pasó por afrancesado. Tuvo que interrumpir su tarea al frente de la repoblación de Sierra Morena cuando fue procesado por la Inquisición. Fue encarcelado y encerrado en un convento del que huyó a Francia, donde encontró la protección de Diderot y Voltaire. Allí vive la Revolución Francesa, sus logros y sus excesos. De ellos huye volviendo a España con el beneplácito del rey Carlos IV.

La Universidad Pablo de Olavide tiene un Pasaje de la Ilustración con edificios que llevan nombres de ilustrados. El edificio Blanco White recuerda a un sevillano que está enterrado en Liverpool. Nació en 1771, el año del plano de Olavide. Del edificio Francisco de Goya y Lucientes salen un grupo de alumnas de Trabajo Social. Paula, extremeña de Medina de los Torres, cumplió el miércoles 18 años entre prohombres del siglo XVIII. Asocia la figura de Olavide “con Carlos III y el Despotismo Ilustrado”. El edificio Pedro Rodríguez Campomanes recuerda al asturiano reformador, que nace dos años antes que Olavide y muere el mismo año que el repoblador.

Alejandro Malaspina, italiano de cuna, también nace el año del plano de Olavide. Además de dar nombre a otro de los edificios de esta Universidad, se lo da a uno de los barcos que prestan servicios en la isla de La Palma tras la erupción del volcán Cumbre Vieja. Francisco de Miranda fue un explorador venezolano que murió preso en Cádiz. Pedro Abarca de Bolea es el nombre del conde de Aranda, puro siglo XVIII, uno de los impulsores del programa de repoblación de Sierra Morena que dirigió Olavide, con la creación de municipios como La Carlota, La Carolina o La Luisiana. Jovellanos y Cadalso, autor de las Cartas Marruecas, también tienen su sitio en este aulario de la Universidad Pablo de Olavide.

Además de Cadalso y Jovellanos, Olavide fue contemporáneo de los fabulistas Iriarte y Samaniego y del dramaturgo Moratín. Francisco José de Caldas nació en Colombia y hasta allí viajó su maestro, José Celestino Mutis, para estudiar la flora de ese país. Mutis, médico, botánico y físico, antepasado del novelista colombiano que ganó el premio Cervantes, viajó a Colombia también para estudiar las propiedades de la quina contra la fiebre amarilla. Creó el primer Herbolario Americano.

Olavide era limeño de cuna, hijo de un comerciante navarro que viajó a Perú en busca de fortuna. El virrey de ese país le encargó la reconstrucción de Lima tras el terremoto de 1746 que la destruyó completamente. Tiene tres calles con su nombre en tres distritos de la capital peruana. También está en el callejero del Callao y de Arequipa, la ciudad natal de Mario Vargas Llosa.

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