Huelva

Los efectos de la sequía y los altos costes energéticos hacen tambalear la cosecha de cereales en Huelva

Los efectos de la sequía y los altos costes energéticos hacen tambalear la cosecha de cereales en Huelva

Los efectos de la sequía y los altos costes energéticos hacen tambalear la cosecha de cereales en Huelva / José Alonso (Huelva)

El comienzo de la campaña de cereales este mes de julio mantiene inquietos a los agricultores de Huelva. A pesar de que no es el tipo de cultivo más extensivo de la provincia, sí soporta un volumen suficiente como para desestabiliar buena parte de la economía agrícola onubense en caso de una campaña insuficiente.

La campaña comenzó de manera oficial este sábado, 1 de julio, en medio de una situación marcada, sin duda, por la ausencia total de lluvias que ha derivado en una sequía recurrente y que amenaza con comprometer no solo la cosecha de cereal sino el resto de la agricultura onubense. Igualmente, los altos costes energéticos derivados de la guerra de Ucrania y la creciente inflación suponen un handicap suficientemente amplio como para esperar una cosecha aún menor que la de la campaña 2022.  

Aunque aún no hay datos oficiales al respecto, las principales cooperativas productoras y comercializadoras tienen claro que será "una campaña muy corta" y marcada por "una producción a la baja". Una situación que se asemeja a la de la pasada campaña donde, según los datos de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural se obtuvieron "rendimientos y parámetros de calidad medio-bajos", una situación compartida por todas las provincias de Andalucía. 

Una campaña "corta y complicada"

Según las primeras estimaciones, la zona de la Campiña onubense (zonas de San Juan, Trigueros, Gibraleón, principalmente) se espera que la cosecha de cebada, avena y triticale (cereal híbrido) ronde un 50% de lo que podría esperarse en un año con buena producción. Esta zona es donde se presentan mejores espectativas, según explica Félix Sánz, secretario general de Asaja-Huelva, "gracias a que ha llovido algo más que en otras zonas de la provincia" pese a todo "las lluvias han sido muy dispares y no son suficientes para afrontar una campaña con garantías". 

El resto de la provincia las perspectivas son aún más descorazonadoras. "En zonas de producción como Villalba, Manzanilla o Rociana, las cosechas apenas rondarán un tercio de lo esperado", asegura Sánz. En total, no se esperan más de 400 o 500 kilos en cada una de estas explotaciones. "Para hablar de una cosecha normal necesitaríamos unos 4.000 kilos", algo que no se cumple desde hace años en esta zona de la provincia. 

Tampoco la perspectiva para otros cultivos es mejor. "Esperabamos que la plantación de girasol pudiera ser algo mejor este año pero lo cierto es que también quedará muy por debajo de lo esperado".  La nascencia y el desarrollo de esta planta herbácea está en cuestión, como ya sucediera el pasado curso. 

A toda esta situación hay que sumar el problema de los bajos precios que se registran en origen, una situación que no es directamente proporcional a los elevados costes fijos que los agricultores deben asumir por producción y que crecen exponencialmente. "No importa que el agricultor recoja una cosecha de 3.500 kilos o que recoja una de 300 kilos, los costes que tendrá que pagar serán siempre los mismos", asegura el representante de los agricultores onubenses. 

Precios al alza de la cebada, la avena y el triticale

En cuanto a los precios de comercialización está previsto que este año continúen al alza. Tal y como sucediera la pasada campaña con respecto a la inmediata anterior, los precios por cereal mantuvieron subidas de casi un 40% en algunos casos, según los datos del Observatorio de Precios y Mercados (OBPM). En concreto, la cebada se situó en 243 euros / t con un incremento del 38% mientras que la avena, se mantuvo en valores de 242 euros / t y una subida del 39%. Por último, el Triticale, con 258 euros / t registró una subida con respecto a 2001 del 36%. 

Esta subida precios comerciales (precios recogidos entre julio de un año y junio del siguiente) junto con la reducción de la producción de cereal supone un problema también para los ganaderos. La mayor parte del cereal recogido en Huelva, más de un 70% según las últimas estimaciones, se utiliza para forraje y pienso para ganado y, en menor medida, para consumo humano. Su escasez mantiene a los ganaderos a expensas de la importación de productos con precios más altos y, en ocasiones, de peor calidad. 

Tanto para estos cultivos de secano como de regadío los agricultores continúan trabajando para reforzar las infraestructuras y lograr unos regadíos más eficientes en veranos complicados como este. 

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