Con aire folclórico

Los intentos de la España cañí en Eurovisión además de Remedios Amaya

Edurne en 'Tu cara me suena' imitando a una antecesora eurovisiva, Conchita Bautista, en 1965

Edurne en 'Tu cara me suena' imitando a una antecesora eurovisiva, Conchita Bautista, en 1965 / Atresmedia

España debutó en el Festival de Eurovisión en 1961 con bata de cola. No podía ser de otra manera tratándose de aquella TVE, aquella España y aquellas circunstancias. Mientras que desde Liverpool, sede del festival de 2023, estallaba el fenómeno de los Beatles la música española hace 62 años estaba representada por una joven sevillana, Conchita Bautista. Garbosa, zalamera, interpretó un Estando contigo ("me siento feliz") que invitaba al optimismo. Es decir, un tema de aire juvenil, compuesto de Augusto Algueró, con toques raciales y cañís. 

Conchita Bautista. Eurovisión 1961

Conchita, que además abría la gala, obtuvo 8 puntos, que no estaba mal para un país debutante y cuando sólo se repartían 10 votos por cada país. Fue 9ª de 16 participantes. Había sido preseleccionada por los pelos y en principio ese estilo folclórico se vislumbraba por los críticos como un complejo de españolada que marcaría a todos los cantantes que fueron a Europa con lo cañí, la identidad y sentimental-nacional por bandera. Ha costado 62 años y 40 años del cero puntos de Remedios Amaya para quitarnos la losa.

Esos ojitos negros, que hubiera sido otro tema aire racial, con el Dúo Dinámico, pudo ser la canción enviada en 1965 por España. Pero de nuevo Conchita Bautista fue la elegida con Qué bueno, qué bueno. Sus antecesores habían encadenado últimos puestos. Y en Nápoles en aquel año volvió a suceder. Cero puntos para la interpretación con aires de copla (con un quejío que habría firmado Blanca Paloma) que recibió un castigo excesivo de los jurados, visto el nivel. Ahí creció el complejo. El Dúo Dinámico, además, se sacó la espina de los ojos negros con la victoria de La, la, la tres años después.

Conchita Bautista, Eurovisión 1965, 'Qué bueno, qué bueno'

(Edurne, por cierto, que acudiría al festival 50 años después de Conchita, bordó su imitación en Tu cara me suena para tener un Qué bueno, qué bueno en color).

Edurne imita a Concha Velasco en Eurovisión 1965

Y se tardaría 9 años en volver a contar con un tema de marcada esencia española como una rumba catalana. La defendida por Peret, Canta y sé feliz, en la misma edición que encumbraba a Abba. Los derroteros iban por otro lado y el de Mataró fue reclutado por TVE como si fuera un servicio a la patria. Ya que no fue a la mili, que se marchara a Brighton al festival (donde también participaba Olivia Newton-John). TVE, con tensiones internas en la agonía de Franco y un régimen a la deriva, parecía conformarse con que Peret cantara "si al sol no puedes tumbarte, ni en paz tomarte una copa, decir que estás en Europa no sirve de ná". El rumbero fue 9º, con 10 puntos. Era la segunda peor clasificación desde Conchita, así que el asunto se tomó como fracaso y existieron sus recelos sobre enviar algo "muy español" a Eurovisión.

Peret, Eurovisión 1974, 'Canta y sé feliz'

En esas estamos en 1983 cuando en la primera edición de Eurovisión con la TVE del felipismo se optó por enviar algo rompedor y de sentimiento propio. Una balada de aires arabescos y flamencos, compuesta por dos sanluqueños, de la familia de Manolo Sanlúcar, con una joven cantaora trianera, Remedios Amaya, que relevaba a una paisana, Lucía y su tango en el Reino Unido de la guerra de las Malvinas.

No hace falta ni recordarlo, Quién maneja mi barca recibió la indiferencia general de los jurados. Fue una actuación innovadora, digna, marcada por los problemas y por esta acogida de incomprensión. ¿Flamenco? Nunca más en Eurovisión.

Actuación de Remedios Amaya en Eurovisión 1983

Remedios fue elevada como "la primera gitana" en Eurovisión, con retintín racista, y las hermanas Salazar enarbolaron sus orígenes con poderío y empoderamiento con Bandido en la Yugoslavia de 1990, un año antes de la guerra. El tema folk discotequero, con aires raciales, debió eliminar complejos. Las Azúcar Moreno obtuvieron un notable quinto puesto y 96 puntos. Merecían algo más. Ganó Toto Cutugno en un festival flojo de nivel. El pifiazo del inicio, con la música de base desincronizada con la orquesta (Toñi y Encarni se largaron del escenario) perjudicó para que Bandido, un tema épico en los recuerdos, hubiera acariciado la victoria.

Azúcar Moreno. 'Bandido'. Eurovisión 1990

El flamenco fusión aparecería en 1996 a cargo de Antonio Carbonell, con Ay, qué deseo. Una intervención fallida en todos los aspectos. Al cabo de los años volvía a asumirse el riesgo de un tema de carácter étnico español y el resultado fue pobre en lo musical y en lo aritmético. Fue 20º con 17 puntos.

Eurovisión 2006. Antonio Carbonell. Ay, qué deseo

El fiasco volvió a repetirse en 2005 con una interpretación deficiente. El trío ecijano Son de Sol pasaba de largo con su insinuante Brujería, montado con aires raperos urbanos que quedó relegado al puesto 21º y con 28 puntos, empujado por la típica generosidad andorrana.

En la preselección se quedaron fuera Las Supremas de Móstoles, tal vez había sido la confirmación de no volver a contar con un tema que sonara a tópicos españoles, a folclorismo. Y hasta el día de hoy.

Son de sol, 'Brujería' Eurovisión 2005

La victoria en el Benidorm Fest de Blanca Paloma, sin discusión, hablaba de un gran trabajo musical y vocal. Era a través del flamenco, de las bulerías. No importaba. En Europa nos iban a entender. Íbamos a gustar. La de Elche se juega hoy si el flamenco renovado, con la oleada de figuras como Rosalía, es tan innovador y atractivo como nos parece. Apostemos  a que sí. Es la hora del flamenco. España cañí vía siglo XXI.

 

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