Libro

Alicia Domínguez: "Me gusta reivindicar el papel de Eva en nuestra felicidad'

  • La autora acaba de publicar ‘La culpa la tuvo Eva’, una obra formada por veintiún relatos de ficción en los que explora la necesidad de decidir, el libre albedrío, y sus consecuencias

La escritora Alicia Domínguez.

La escritora Alicia Domínguez.

Aunque el nombre de Alicia Domínguez está vinculado con peso y fuerza al ensayo histórico, la autora se siente cada vez más cómoda en la ficción. Así, acaba de publicar el libro de relatos La culpa la tuvo Eva, que se presenta este viernes 18 de diciembre en el ECCO con un aforo reducido que ya está completo.

–¿Está vinculado, de alguna forma, este libro de relatos a su ‘Memorial a ellas’?

–No tienen que ver en cuanto a que La culpa la tuvo Eva es un libro de relatos de ficción y los de Memorial a ellas eran historias reales, pero sí es cierto que, digamos, los guía ese mismo hilo conductor que está implícito en el subtítulo de este libro, Elogio del libre albedrío. Al final también es un intento de rescatar la memoria de Eva, la memoria culposa, responsable del pecado original, y todo lo que eso conlleva en la cultura judeo-cristiana en la que vivimos.

–Del pecado original y, por tanto, claro, del libre albedrío...

–Claro. Todo este proyecto empieza por un relato que escribí donde 4 personas diferentes en 4 puntos del mundo distintos tienen que tomar, en el mismo momento, una decisión trascendental para sus vidas y yo me planteo qué estaría pensando Eva, cuyo pecado es el causante de ese libre albedrío. Por ese pecado original nos echaron del paraíso y, a partir de ahí, tuvimos que tomar muchas decisiones... Vengo un poco a reflexionar sobre cómo nos enfrentamos al libre albedrío en muchas situaciones cotidianas y de qué manera, con esa memoria culposa arrastrando...

–Pero, aunque carguemos con el precio de la incertidumbre, bendita libertad, ¿no?

–Sí, sí. Sin ninguna duda. La libertad siempre merece la pena y el libre albedrío es el mejor regalo que recibimos en nuestras vidas, es el gran regalo de Eva, por eso me gusta reivindicar su papel en nuestra felicidad. Aunque, lamentablemente, no todos tenemos las mismas posibilidades de elegir. No todos tenemos la suerte de ejercer el libre albedrío en todas las circunstancias, hay quien puede elegir más que otros... Y de eso también van estos relatos.

–Decía que todo empezó por uno de ellos. ¿Ahí se decidió y el resto los fue creando especialmente para la obra?

–El germen realmente está en un taller de narrativa que imparte la escritora María Alcantarilla en la UCA. Y, en principio, pues allí escribía relatos de distinta temática pero luego me di cuenta que la mayoría, de alguna manera, estaban recorridos por ese mismo hilo conductor de la necesidad de decidir en nuestra vida. Así que fui escribiendo y seleccioné 21. Digamos que todo empezó hace unos dos años.

–¿A qué decisiones se enfrentan los protagonistas de ese primer relato?

–Pues está un ranchero australiano, ahogado por las deudas, que tiene que decidir si se va o no de su país; una mujer en Ucrania, víctima de Chernóbil, tiene que decidir si ser madre; en Barcelona un a mujer está decidiendo si cambia totalmente su vida, que ha sido un error, porque traicionó sus tendencias sexuales; y en Nueva York una auditora de cuentas se enfrenta a una decisión que podría comprometer toda su carrera profesional, si denunciar o no a una empresas por sus manejos contables.

–¿Y el último relato?

–Pues es algo diferente pues en él es Eva la que toma la palabra y reflexiona sobre si todo ha merecido la pena desde su salida del Paraíso. Y entre el primer relato y éste último pues desfilan personajes de lo más variopinto: una mujer enferma de cáncer que decide vivir las últimas semanas de su vida recuperando lo perdido, un médico de un Centro de Internamiento de Extranjeros enfrentado a su conciencia pues se debate entre lo que debe hacer y lo que moralmente está obligado a hacer, una víctima de violencia de género, en un relato basado en un hecho real, en lo que le ocurrió a Juana Monge, asesinada por su marido tras decidir volver con él cuando se entera de que éste padecía un cáncer muy avanzado... –

Relatos con una temática muy pegada a la realidad social que siempre le ha interesado a usted

–Sí, bueno, también hay otra sobre una relación complicada entre una madre y una hija marcada por la búsqueda del cadáver del padre que fue asesinado en la Guerra Civil.

–Usted escribió uno de los libros fundamentales del golpe y la represión en Cádiz. ¿Volverá a ese camino?

–Todo tiene su momento. El verano que trajo un largo invierno destapó todo lo que sucedió en Cádiz entonces y recuperó la memoria de miles de personas que había caído fusiladas o depuradas. Así que fue un trabajo del que siento muy orgullosa pero tuvo su momento. De todas formas, pronto recuperaré todo aquello porque esa investigación histórica tiene muchas ramificaciones y tengo mucho material para seguir profundizando en el ensayo histórico, pero ahora mismo estoy con la ficción. Una ficción muy pegada a realidad histórica, de hecho, tres de estos relatos están dedicados a la Memoria Histórica. Y también acabo de terminar una novela que parte de las memorias de una persona que emigró a Estados Unidos en la Guerra Civil. Mi ficción literaria está muy imbuida de la Historia por mi vocación y por mi formación. Y es que quiero también desde la ficción poner encima de la mesa la memoria histórica porque estoy convencida de que hay que seguir avanzando en ese camino porque un país que olvida su memoria es país disminuido. Es justo avanzar en la memoria por la convivencia y no por afán revanchista, como malmeten algunos porque son los fantasmas que se guardan en el armario los que acaban saliendo para dividirnos.

–¿Y esa novela tiene título ya?

–Sí, La ecuación de Dirac. Dicen que es la ecuación más bonita de la Física pues habla de que dos partículas que han estado en algún momento en contacto, por mucha distancia en el tiempo que la separe, sigo quedando algo en la una de la otra. Y, bueno, en esa novela reflexiono sobre eso mismo, sobre cómo se nos quedan en la piel las personas, los lugares, los paisajes, los recuerdos...

–¿Y no ha estado tentada de darle un recorrido de novela a algunos de los personajes de ‘La culpa la tuvo Eva’?

–Por supuesto. De hecho mi formación es de novelista más que de cuentista y en algunos talleres en lo que he participado siempre me comentan eso, que quiero darle una vida más amplia a los personajes, que tengo que concretar más. Pero me cuesta porque me sabe a poco y hay muchas veces que me quedo con las ganas de ahondar en ellos... De hecho hay uno... No te he hablado de Redención. Es un relato del libro muy especial para mí y seguro que terminará siendo una novela porque es una historia de mi familia. Mi abuela, que en el último tramo de su vida padeció alzhéimer, estaba totalmente ausente de la realidad, estuvo ingresada en el hospital de San Rafael y allí coincidió con una mujer que en mi familia siempre había circulado la idea de que había sido la amante de mi abuelo... Mi abuela, tal y como estaba no se dio cuenta de nada, pero mi madre sí y nos contó la historia... Eso tiene una novela, hay mucho detrás de esas dos mujeres que no se conocían pero que estuvieron una en la vida de la otra.

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