Unicaja

De Vrsac a Belgrado, un viaje alucinante del Unicaja

Alberto, cortando la red Alberto, cortando la red

Alberto, cortando la red / Carlos Guerrero

Escrito por

· Félix Godoy

Redactor

Separan unos 80 kilómetros las ciudades serbias de Vrsac y Belgrado. Para el Unicaja el viaje entre ambas es algo más largo. Más de 20 años de diferencia desde esa primera Copa Korac y la primera Basketball Champions League. Dos títulos continentales, la historia de un club que antes de conquistarlos los perdió con dolor justo la temporada anterior. Guardan ciertas esencias esos equipos, en los que no falta el alma malagueña, el corazón de Los Guindos. Berni y Cabezas entonces, Alberto ahora. También un hombre de la casa más arriba, en los despachos. Juanma Rodríguez, cuyo regreso a la entidad de la mano de Antonio Jésus López Nieto no está pudiendo ser más dulce.

El presidente llegó al cargo en un ambiente hostil y recibiendo palos a diestro y siniestro. Hoy no se discute al que fuera árbitro internacional de fútbol. Todo lo contrario. Una gestión responsable y sostenible, un discurso sólido y sin trampas. Muchos en la capital de la Costa del Sol anhelan que incluso pudiese cambiar el Carpena por La Rosaleda un día de estos. De momento, sigue al frente del Unicaja, al que muchos se empeñan en quitarle el apellido, que es Málaga. Es el Club Baloncesto Málaga, el hijo guapo del Caja de Ronda y el Mayoral Maristas.

Mientras Alberto Díaz, ese pelirrojo que se convirtió no hace mucho en el novio de España, cortaba la red, era inevitable pensar en un montón de instantáneas que invadían la retina y el recuerdo. Cimientos. Nacho Rodríguez, Arlauckas, Brown, los Smith, Vecina. Gabi Ruiz, Miller, Ansley, Reyes, Guillén. Babkov (DEP). Mrsic, Gurovic, Abrams, Jaumin, Sonko. Pepe, Garbajosa, Santiago, Herrmann, Marcus Brown. Vázquez, Boni, Jiménez. Nedovic, Suárez, Granger, Kuzminskas. Imbroda, Pesquera, Boza, Scariolo. Martín Urbano y Queipo de Llano.

Ahora Ibon Navarro es el nuevo escriba que algún día estará en estas listas. Como el equipo que ha tejido de una manera insólita en el deporte profesional. No es lo normal, ni siquiera es probable, que tantos buenos jugadores pongan el nosotros por encima del yo. No es natural tanta generosidad, tanto amor por lo común como destila esta plantilla. Díaz, Carter, Perry, Taylor, Kalinoski, Djedovic, Barreiro, Osetkowski, Ejim, Lima, Kravish, Sima y, por supuesto, el Tío Will. ¿Dónde está el techo?

Es difícil saber hasta cuándo va a aguantar cosida esta banda. Ya en verano le cortaron una falange con el fichaje de Darío Brizuela por el Barcelona. Lejos de bajar el nivel, el Unicaja ha ido a más. La entidad, el entrenador, todos, esperan que el próximo verano vengan los Euroliga a desmontar la plantilla. Parece que es inevitable que se rompa esta química extraña. De momento, un título más y el liderato de la Liga Endesa, que esconde el gran sueño húmedo cajista, optar al título liguero. Pero esa será otra película. Ahora tocan fastos, brindar por un viaje alucinante. Honores a este Unicaja.

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