tribuna de opinión

Benot, candidato al Nobel de Literatura 1907

  • El sabio lingüista, pedagogo, científico, político (fue Ministro de Fomento) y literato se convirtió en el primer gaditano aspirante a un galardón de la Academia Sueca

Con la no oculta intención de que ojalá fuera una llamada a la conciencia cultural ciudadana tratamos, seguidamente, algunos aspectos biográficos de Eduardo Benot desde su labor científica y política a la, hasta ahora, desconocida candidatura al Premio Nobel.

SAN FELIPE NERI

El Colegio San Felipe Neri toma el nombre del local, residencia de los filipenses, fue fundado por un grupo de gaditanos. La categoría de los sucesivos directores (Alberto Lista, Alcalá Galiano, José Joaquín de Mora, Arbolí y Benot) ya habla del nivel inicial del centro. Benot fue alumno, profesor, director y propietario del Colegio, hasta 1867. Todo ello mucho antes de la llegada a Cádiz de los Marianistas, sobre 1892.

Novedosas materias figuraban en lo que hoy llamaríamos Plan de Estudios como canto, esgrima, baile y gimnasia. El Colegio, de gran renombre en España y en el extranjero, llegó a poseer un gabinete de Física admirado por ingenieros europeos, que lo visitaron, y equipamiento científico de primer nivel. Benot, también fue Jefe del Observatorio de San Fernando, donde explicaba Geodesia y Astronomía. En Cádiz la primera luz eléctrica la encendió Benot, en tiempos del alcalde Valverde. Pero es en este Colegio donde descubrió su vocación docente y donde se inició como pedagogo y como lingüista con sus Breves apuntes…. que tanto han interesado a lingüistas de España y de otros países. Tras la revolución de septiembre y la quiebra de entidades financieras, Benot se ve obligado a venderlo y marcha a Madrid.

LA POLÍTICA

Aún siendo persona más de reflexión que de acción política, no se limitó a la revolución de 1868. Su vocación política fue más por convencimiento democrático que por sus -casi nulas- ambiciones políticas. Afiliado al Partido Republicano (federalista) su prestigio le hace ser elegido diputado, primero, y senador-secretario de la Mesa después, y determinan, junto a la precariedad económica su salida hacia Madrid.

De las intervenciones parlamentarias de Benot, destacamos su famoso discurso-contestación de las Cortes a la abdicación de Amadeo de Saboya. A partir de ahí el advenimiento de la I República era cuestión de tiempo. La lectura sosegada de sus parlamentos nos informa de su vibrante oratoria, de su contribución al republicanismo y a los asuntos que le apasionan, como la enseñanza, la infancia, la abolición de la esclavitud en Puerto Rico que tiene la satisfacción, como aecretario, de proclamar (mayo de 1873) en la recién nacida I República.

Durante su breve mandato como Ministro de Fomento contribuyó a la dignificación (económica, también) de los maestros, redactó el proyecto de Constitución Federal opuesto al de Castelar, creó el Instituto Geográfico y Estadístico, dictó la Ley Benot, primera en Europa sobre el trabajo infantil y de las mujeres, cuando el feminismo ni existía ni se le esperaba. En reconocimiento a su labor se creó, con posterioridad, el Instituto de Ciencias Jurídicas y Sociales del Menor Eduardo Benot (en Madrid, que no en Cádiz)

Tras el golpe de Pavía se exilia a Lisboa acosado por Cánovas, y al regresar se ve obligado, a la muerte de Pi y Margall, a aceptar la presidencia de su partido, el Partido Federal, y transcurren sus últimos años en la capital del Reino, siendo estos años de enorme importancia científica y lingüística. En 1905 recibe un apoteósico homenaje nacional en Madrid, para el que se reciben 8.849 adhesiones, 389 telegramas y cablegramas y 6.779 tarjetas y postales de España y del extranjero destacando el telegrama de adhesión del Ayuntamiento gaditano firmado por alcalde de Luis José Gómez de Arámburu.

CONOCIMIENTO SOBRE BENOT

Benot ha sido considerado como precursor del estructuralismo lingüístico y la amplia obra benotiana, que abarca lingüística, lexicografía, literatura, didáctica, idiomas, matemáticas, astronomía, física, poesía, estudios sobre la limpia de los caños o la fuerza de las mareas, etc., ha producido algunos estudios en varias universidades. En Cádiz, la producción sobre Benot ha sido escasa, desde los trabajos de García Tejera y de Hernández Guerrero a la cuestión educativa en Benot, de Jiménez Gámez, así como desde la Didáctica de la Lengua Inglesa, nuestra modesta aportación, en forma de tesis doctoral. La existencia de un grupo de investigación bajo su nombre en la UCA y los desaparecidos Premios y Encuentros sobre Eduardo Benot ponen fin al panorama académico a su nombre.

En cuanto a la ciudad, si bien líderes decimonónicos como Castelar, Sagasta, Cánovas o Salvochea tienen calles o plazas principales a su nombre, a Benot sólo se le concedió una callejuela sin importancia frente a El Corte Inglés, zona inapropiada para la categoría del personaje. Sorprende la parquedad gaditana frente a otras poblaciones de la provincia y de España como La Palmas, Madrid, Vigo, Tenerife, Santander con avenidas y calles a su nombre. Su apellido, en Cádiz, tan sólo figura en establecimientos de sus descendientes, en un colegio que ya no lo es, en una cartela a su nombre en el salón de plenos de nuestro Ayuntamiento y en una placa colocada por el Ateneo en la fachada del Oratorio de San Felipe Neri.

También existieron una serie de remolcadores bautizados Eduardo Benot como homenaje a nuestro autor cuando, siendo ministro, rediseñó y modernizó los muelles de Cádiz. Y eso es todo lo que Cádiz ha reconocido a Benot.

UN LIBRO DE (OTRO) BENOT

Más importante es alguna desgraciada circunstancia que hay que dar a conocer. Al humilde y modesto D. Eduardo, autor de una vastísima bibliografía y que nunca quiso nada que no fuera suyo, le han otorgado la autoría de una obra que no es suya, Arcos de la Frontera y la invasión francesa (Diputación de Cádiz, 1974), cuyo verdadero autor es Eduardo Benot Moreno (1900-1978) natural de Arcos, médico y descendiente de nuestro autor. El hecho de que un error de tal calibre se incluya en trabajos universitarios, bibliografías selectas o webs especializadas es, simplemente, dramático. Y doblemente dramático el que la Biblioteca Nacional de España (BNE) o la muy consultada web Wikisource insistan en adjudicarle lo que no le pertenece, aunque justo es decir que la BNE corrigió el error, tras nuestra reclamación.

CANDIDATO A PREMIO NOBEL

Pero la noticia, hasta ahora desconocida, es la nominación como candidato al Premio Nobel de Literatura 1907 a favor de Benot, tal y como se recoge en la database de la web de la organización del premio. Benot sería, por tanto, el primer gaditano nominado para este galardón, siendo el segundo José María Pemán, propuesto en dos ocasiones (1964 y 1966), ambas sin éxito.

Los premios Nobel se concedieron por vez primera en 1901, por lo que la organización y la trascendencia mediática serían, obviamente, mucho menores. Tal vez ahí resida la dificultad de obtener datos en los periódicos españoles de los años 1906, 1907 y 1908 y en el epistolario de Menéndez Pelayo no se refleja dato alguno al respecto.

El caso es que en 1907 hubo cuatro candidatos españoles a este prestigioso premio: Angel Guimerá, Marcelino Menéndez Pelayo, Andrés Manjón, y Eduardo Benot propuesto por el matemático, geólogo y miembro de la RAE Daniel de Cortázar. El premio, recayó, como es sabido, en Rudyard Kipling autor de El libro de la selva.

La Academia Sueca ha tenido a bien contestar a nuestra solicitud sobre el expediente de Benot remitiéndonos un extracto del informe del comité de 1907. Por el mismo sabemos que la candidatura de Benot pasó sin pena ni gloria obteniendo el puesto número 17 tras Menéndez Pelayo.

FÉRTILES AÑOS FINALES

Da la sensación de que Benot quisiera, en estos últimos y fértiles años de su vida, recuperar el tiempo que no ha podido dedicar a los estudios científicos y lingüísticos y superando achaques reumáticos y la progresiva ceguera, prepara la edición de diversas obras científicas (Movilización de las fuerzas del mar), premiada esta última por la Academia de Ciencias por la que ingresa en esta institución. Reedita sus Breves apuntes sobre los casos y las oraciones….. germen de sus ideas gramaticales; la clasificación oracional y el concepto de cláusula como unidad fundamental, que plasmará en la Arquitectura de las Lenguas y que le conforman como pionero del estructuralismo lingüístico. En lenguas extranjeras siguió editando textos vigentes hasta cien años después. Obras de prosodia, diccionarios, estudios sobre Cervantes y muchas otras, prólogos y artículos destacando el Arte de hablar que subtitula como Gramática filosófica de la Lengua Española, que sería obra póstuma, junto a Los duendes del lenguaje y otras obras diversas.

También es poco conocida su importante, aunque escasa, labor poética y literaria, o sus estudios sobre Shakespeare en las traducciones de su amigo, el gaditano Guillermo MacPherson.

Y celebra tertulias en su domicilio o en el Nuevo Café de Levante a las que acudían Valle Inclán, los Baroja, Azorín, los jóvenes hermanos Machado o Salvochea entre otros. La generación de Benot, la del 68, cediendo el testigo a la siguiente generación, la del 98.

Hombre sencillo, modelo de lo que antes se conocía como sabio, de enorme generosidad y de tal austeridad que se alimentaba con una lata de sardinas y, a veces, una sandía llevada por su amigo Salvochea, y que por no tener nada, hasta sus gafas donó a quien le pedía una limosna.

Quien afirmara que "La fuerza en la edad moderna tiene por símbolo una pluma, no una espada" fallece en Madrid a los 85 años, ciego y pobre. Diario de Cádiz (julio 1907) relata su fallecimiento, rodeado de su sobrino Elceario y de su paisano y secretario Manuel Elers. En su cajón, tenía tan sólo dos duros, una peseta y algunas piezas de cobre. ¡Todo el capital de Benot!

El legado de Benot no fue, obviamente, ningún capital. Fue su obra. Como lo definió Blanco Belmonte en Blanco y Negro del año 1933, el gran maestro Benot tuvo, en efecto, un solo orgullo: el de cruzar por el mundo del brazo de la Honradez, que, generalmente, va acompañada de la hermana pobreza.

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