El derbi sevillano

Historias del derbi: Un legado a su sobrino antes de fallecer de un cáncer de médula

Victorino y Cristóbal respectivamente, posan con la bufanda del Sevilla FC y Real Betis a lomo de sus caballos en el club deportivo ecuestre El Laminillo.

Victorino y Cristóbal respectivamente, posan con la bufanda del Sevilla FC y Real Betis a lomo de sus caballos en el club deportivo ecuestre El Laminillo. / Miguel Ángel Jiménez

En esta Sevilla cainita sujeta durante todo el año a la animadversión que provocan los dos equipos de su ciudad a los aficionados tanto de Real Betis Balompié y Sevilla FC, todavía hay historias que remueven sentimientos. Se ha contado y escrito de todo sobre la enemistad de estos clubes. El derbi, a pesar de convivir con la guasa, es sabido que enfrenta a familias, separa parejas, crea confrontaciones fraternales o vicia círculos de amistad. En uno de esos incontables relatos sobre núcleos familiares que viven con rivalidad y división el partido mágico, la familia ecuestre que comparten José Buzón y Rosario Vela es especial por un motivo. El padre es sevillista, la madre bética y sus dos hijos, Victorino y Cristóbal, vuelven a equilibrar la ecuación. Hasta aquí nada raro, se ha visto cientos de veces, pero en el caso del último, el más joven de los hermanos, se descubre una razón de peso para que el club que lo acompaña durante toda su vida sea uno y no otro, como le hubiera gustado a su padre.

Antonio Cobos Merino, marido de la hermana de Rosario y, por tanto, concuñado de José, falleció a causa de un cáncer de médula en febrero de 2010. Los hijos de esta familia eran pequeños, Cristóbal ni siquiera había llegado a los 5 años. Ahora bordean la mayoría de edad, y en el caso de Victorino, recién puede presumir de alcanzar el número 18. "Antonio no era bético, era lo siguiente. Bromeaba mucho conmigo sobre la idea de conseguir hacer del Betis a Cristóbal", comienza explicando José, el padre de las criaturas. Desde que Cristóbal llegó a este mundo, Antonio sintió un vínculo especial con su sobrino y claro, le intentó "inyectar" desde su nacimiento los colores verdiblancos. "Lo llevaba todos los domingos al campo del Mairena a comerse sus pistachos con él mientras veían al equipo, y cada fin de semana le colocaba la camiseta del Betis y me enviaba fotografías", añade.

Una práctica que se fue convirtiendo cada vez más habitual para hacer rabiar al padre del chico y que evidentemente, no hacia ni una pizca de gracia a José; le rechinaba la posibilidad de que su último varón no siguiera los pasos de su padre y hermano mayor. "No lo vas a conseguir, deja de hacer eso", insistía sin éxito.

El derbi, de quién te acuerdas mientras lo ves

Este domingo, Cristóbal y el resto de la familia se acordarán de su tío Antonio. Quizá pensarán qué podría haber sido de su vida sin su persistencia. Para José, "estos partidos deberían ser muy familiares, para poder vivirlos juntos en el estadio". Ahora, reconoce que le preocupa el ambiente que rodea a este tipo de partidos, especialmente en las previas. "A veces mi mujer y yo tenemos miedo, sé como son mis hijos, pondría la mano en el fuego por ellos, pero no manejo todo lo de alrededor y si se ven envueltos en una situación peligrosa, vete tú a saber".

El mismo respeto con el que acaricia lo que pueda pasar en el partido de los partidos es el que lo llevó a José y al resto de su familia aficionada al club de Nervión a la hora de no interferir en una decisión tan honesta como puede parecer elegir un lado u otro de la historia de esta ciudad. "Yo daba por hecho que mi hijo iba a ser sevillista como Victoriano, pero él siempre estaba con mi concuñado y con mucho respeto dejé que siguiera el camino que habría querido Antonio".

Cuando Antonio perdió su batalla a principios de 2010, el padre de nuestros protagonistas dejó que las aguas siguieran su cauce. "En el día a día no me metía, trataba de omitir o presionar en la elección, y cuando alguien decía que sería bético, lo dejaba pasar con muchísimo gusto". Reconoce que su mujer está "encantada" ante la voluntad de su marido y cuando el resto de la familia le recuerda a Cristóbal porque es hincha del equipo verdiblanco, "su respuesta siempre es una sonrisa".

Partido abierto y en abierto

Desde principio de semana y a medida que se va acercando la hora de que el árbitro inunde el cielo sevillano con su pitido, si no lo hace antes la lluvia, comenzará un nuevo capítulo de esta historia interminable. "Este domingo lo televisan en abierto y lo vamos a ver todos juntos desde nuestro sofá, aquello será la guerra", vaticina José.

José Buzón, junto a su hijo Victorino ante el mural del Ramón Sánchez-Pizjuán. José Buzón, junto a su hijo Victorino ante el mural del Ramón Sánchez-Pizjuán.

José Buzón, junto a su hijo Victorino ante el mural del Ramón Sánchez-Pizjuán. / M. G.

La rivalidad en la casa de estos sevillanos de Mairena del Aljarafe se vive de manera visceral. "Mis hijos llevan una semana dándose caña. Uno canta, y el otro sale con un cántico para replicarle". Reconoce que bajo su techo "hay verdaderos debates cada fin de semana, según quien gane o pierda se va antes a la cama". Como referentes, los padres actúan como mediadores, aunque "mi mujer anima y mete palos en candela con el Betis".

La hípica, la otra gran pasión de la familia

Los cuatro miembros de esta familia comparten además del fútbol, un nexo que define a nuestros protagonistas. Hace cuatro años, José Buzón Ríos decidió encargarse junto a su socio José Antonio Serrano, de una finca que su tío Pepe Ríos tenía abandonada en la SE-3303 de Mairena del Aljarafe, para darle uso y rienda suelta a su mayor afición. Se trata del Club Deportivo ecuestre "El Laminillo", donde José imparte clases de equitación para todas las edades, perfeccionamiento técnico y prepara a sus alumnos para competiciones territoriales y nacionales. 

Los dos jóvenes han llegado a competir a nivel internacional en competiciones ecuestres, pero las exigencias de los estudios los obligan a entrenar por la tarde o noche. "El caballo les sirve como válvula de escape", decreta. José se siente un afortunado por ser padre y a la vez entrenador. Además de hablar de fútbol, tienen "unos debates ecuestres muy interesantes". Ahora entrenan por la tarde para compaginarlo con los estudios, aunque habrá un receso este domingo. "Después del derbi deberían venir a montar a caballo para desestresarse". 

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