Huelva adentro

¿Qué son los travertinos de Alájar y la Peña de Arias Montano?

Alájar, en pleno corazón de la serranía onubense, atesora un sinfín de recursos culturales, patrimoniales y gastronómicos que hará que cualquiera que la visite no quiera volver a marchar.

Es uno de esos rincones con un encanto especial que atesora un pequeño remanso de paz donde la naturaleza y la magia campan a sus anchas.

Lugar de recogimiento y descanso desde tiempos inmemoriales, la localidad duerme bajo una formidable formación rocosa. La conocida como Peña de Arias Montano se alza sobre un pueblo de complicados relieves que favorecen que sea el más lluvioso de toda Huelva. Todo un monumento natural para la vista cargado de historia y simbolismo.

La Peña recibe este nombre en honor al bibliotecario, alquimista y astrólogo Benito Arias Montano, persona de confianza del rey Felipe II y gran conocedor de las artes místicas. Se cree que, atraído por la soledad y recogimiento del entorno, el esotérico pensador y humanista se retiró en Alájar con la intención de meditar y ampliar sus vastos conocimientos.

Del interior de la cima rocosa brotan manantiales que, en milenaria comunión con la vegetación, forman hermosos travertinos, un tipo de piedra caliza y origen sedimentario, formada principalmente por carbonato cálcico.

En el punto más alto de la Peña se erige el santuario que guarda la imagen titular de la patrona de Alájar, la Reina de los Ángeles, virgen que cada mes de septiembre reúne en romería a miles de devotos de pueblos aledaños.

Peña de Arias Montano Peña de Arias Montano

Peña de Arias Montano / H.I.

El viajero tampoco podrá pasar por alto el conjunto de más de treinta grutas y cuevas que se localizan por toda la zona. Solo dos son visitables: el Palacio Oscuro, un extraño lugar donde las fuerzas telúricas de la piedra hacen que las brújulas pierdan el norte, y la Sillita del Rey, enclave de adoración donde se han descubierto vestigios de pueblos prerromanos y de la Edad del Bronce

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