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Denuncian la muerte de casi 40 ovejas por los ataques de buitres en una finca de Huelva

Imagen de archivo de un rebaño de ovejas.

Imagen de archivo de un rebaño de ovejas. / Alberto Domínguez

La cooperativa Ovipor, integrada por 835 ganaderías de Huelva, Sevilla, Extremadura y en el Alentejo portugués, ha denunciado este jueves los ataques al ganado vivo por parte de bandadas de buitres, el último en una finca de Cabezas Rubias que ha acabado con la vida de 37 ovejas en dos horas.

En un comunicado, la cooperativa ha señalado que estos ataques se han producido en la provincia de Huelva porque gran parte del territorio se encuentra en zona de protección para la alimentación de especies necrófagas de interés comunitario, con la mayor concentración en los montes El Mustio, entre los municipios de Aroche, Almonaster, Cortegana y Rosal de la Frontera.

El crecimiento de la población de estas aves y la falta de carroña con la que alimentarse está provocando ataques continuos en las explotaciones ganaderas asociadas a la cooperativa, hasta el punto de que estos ganaderos "se enfrentan a la pérdida de entre una y dos ovejas diarias", según ha denunciado el presidente de la entidad, Agustín González.

En el caso de la finca de Cabeas Rubias, el ataque, que ha puesto en alerta a todo el sector, que exige soluciones para evitar que sucesos como éste se repitan, los buitres han ocasionado pérdidas en la explotación superior a los 6.000 euros.

Los socios de Ovipor han denunciado que mientras que estas aves, cuya población se ha multiplicado notablemente en los últimos años, están protegidas por la Administración y son "intocables", ellos están "completamente desprotegidos", teniendo que asumir cuantiosas pérdidas económicas por ataques de la fauna salvaje en sus explotaciones.

El gerente de Ovipor, Miguel Castaño, ha asegurado que los ataques suceden "en grupos de más de un centenar de buitres, que aprovechan la ausencia de personal en las explotaciones para atacar, pues ni siquiera los perros que están al frente de los rebaños son capaces de ahuyentarlos y frenar los daños".

Se trata de ataques "muy violentos", en el que "se empiezan a comer al animal aun estando vivo, y lo van desmembrando poco a poco, por lo que está mucho tiempo agonizando y sufriendo hasta que finalmente muere", ha relatado.

Esto se produce, han añadido, en "un año enormemente complejo para el sector ganadero, asfixiado por el incremento de los costes productivos -como el encarecimiento de los piensos tras la guerra en Ucrania y las subidas del precio de la energía y de los carburantes- y por los efectos de la sequía". Una conjunción de acontecimientos que están poniendo al límite la rentabilidad de las explotaciones, obligando a muchos productores a echar el cierre.

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