CULTURA

La música como alma de la Feria

Icónica Santalucía Sevilla Fest reúne a artistas del flamenco en la Feria.

Icónica Santalucía Sevilla Fest reúne a artistas del flamenco en la Feria. / M. G.

Entre otras muchas cosas -un comedor, un bar, un hogar- una caseta de Feria puede y debe ser un efímero escenario musical, venido a este mundo para albergar un repertorio en el que reinan las sevillanas y las rumbas, en estrecha convivencia con las listas de Spotify de las que acaba surgiendo, a la hora adecuada y respetando las jerarquías, el último y más bizarro éxito de actualidad. ¿Los Romeros de la Puebla, Raffaela Carrá y el reguetón más salvaje en la misma velada? Benditos sean.

Así lo ha entendido la organización de Icónica Santalucía Sevilla Fest que abrazando el eclecticismo que define su programación -que incluye desde Siempre Así a Maluma-, y dentro de sus actos de promoción, ha querido retratar la esencia musical de la Feria de Abril en una fiesta grabada este domingo en una caseta de Sánchez Mejías. Artistas locales como Fran Cortés Chiquete, Los Makarines, La Flaka, los Hermanos Soto o Junior han desgranado en directo alguno de sus grandes éxitos y otros temas populares bajo la enérgica batuta de El Marchena.

Así, guiados por la improvisación, se juntaron las mesas, se arrimaron las sillas y los demás nos quedamos de pie para tocar las palmas, bailar y cantar los himnos que todo feriante sabe corear. No en vano, el folclore es sobre todo una obra grupal y es que una buena juerga podría definirse como un ecosistema en el que todos los asistentes saben desempeñar naturalmente su papel. Si El Marchena fue ese tío que no suelta la pandereta y puso el compás para que no decayera la cosa, los Hermanos Soto desgranaron esa rumbita marca de la casa, un destilado de flamenco con inspiración ranchera y habanera del que surge un estilo ya definitivamente andaluz. Por su parte, Los Makarines ofrecieron uno de esos momentos que surgen cuando "se bajan los toldos de la caseta y quedamos dentro los que tenemos que quedar", tal y como lo explicó Junior. Un bálsamo de intimidad para interpretar Río de Pasión, una balada a compás de bulería que supuso el momento más refinado de la noche.

Más tarde, por rumbas y a un ritmo endiablado, Junior tiró de flow corralero en un rap que amalgama el pregón, los trabalenguas y la reivindicación de una Triana viva, creativa y capital en la historia de nuestro arte flamenco. Un mensaje que subraya el sabor popular de nuestras fiestas, amenazado por la turistificación y la vanidad promovida en redes sociales. Junior dixit.

Por su parte, La Flaka se echó el peso de la juerga a la espalda, y engarzó una sevillana tras otra con esa voz cruda y emocionante, que alcanzó instantes de gran intensidad al cantar por ejemplo "de puente apuente, quiero robarle el agua", demostrando que en una caseta hay que saber ganarse a la gente, metértela en el bolsillo, hacerla bailar, reír, emocionarse y sudar.

Pero sin duda fue Fran Cortés Chiquetete quién desempeñó la tarea más emotiva, la de recordar los éxitos de su padre, Antonio Cortés Pantoja, Chiquete, añorado e indiscutido rey de la sevillana romántica, además de uno de los más importantes cantaores de su generación, toda ella repleta de nombres estelares, de quien pudimos escuchar A la puerta de Toledo, y como colofón, con toda la caseta señalando al cielo, Esa cobardía

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