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Para la mayoría de los ciudadanos, cogobernar significa compartir responsabilidades de gobierno. Para el presidente Sánchez el concepto es bien distinto: él decide qué materias deben ser compartidas entre el Gobierno central y los autonómicos, y cuándo. Ante una pandemia salvaje que era incapaz de controlar, le faltó tiempo para quitarse el problema de encima y mandárselo a los gobiernos regionales. Se quedó con un par de ases en la manga: convocar a los presidentes cuando le conviene, y criticar a aquellos que presentan peores cifras. Siempre que sean del PP, por supuesto. Es el único jefe de Gobierno europeo que no se ha puesto al frente de la lucha contra el Covid, cuando una pandemia es, sin duda competencia del Gobierno central, aunque la sanidad esté transferida. La prueba es que durante las primeras semanas el Gobierno imponía sus normas alegando precisamente que se trataba de una pandemia. Sin embargo, en cuanto empezaron las acusaciones de ineficacia del Gobierno central, Pedro Sánchez, ante la falta de control, inventó aquellas patéticas intervenciones diarias que se denominaron "alló presidente", como las de Chávez y Maduro, y después inventó la cogobernanza.

En román paladino, lo que ha hecho Pedro Sánchez es quitarse responsabilidades de encima precisamente en un momento en el que los gobiernos, más que nunca, tendrían que dar ejemplo de responsabilidad. Desgraciadamente para él, la lucha contra la pandemia va mejor desde que tomaron las riendas los gobiernos regionales. Han actuado con la valentía que no se ha visto en el presidente y han tomado decisiones arriesgadas, difíciles en muchos casos. Asumiendo que ante una pandemia tan letal como la que sufrimos, lo peor era quedarse de brazos cruzados y exigir a los ciudadanos que tuvieran cuidado. Hay que tenerlo, por supuesto, ahí juega la responsabilidad individual de cada uno; pero sirve de poco si los gobiernos no marcan unas pautas que vengan determinadas por los epidemiólogos y los expertos en virología, y exigir además que esas pautas sean de obligado cumplimiento.

Saldremos de ésta, los españoles están concienciados de la situación y de la necesidad de no bajar la guardia. Pero que estén concienciados pendientes de las instrucciones de su Gobierno regional no significa que asuman con naturalidad la actitud esquiva de Pedro Sánchez, o al menos que no todos lo asuman. Las ministras de Sanidad y la portavoz no han dado ninguna indicación precisa sobre cómo afrontar la pandemia. Repiten la palabra cogobernanza. Sánchez ha convocado la conferencia de presidentes dos días antes de Navidad, mientras en el resto de Europa ya se han dado las instrucciones a seguir en estas fechas. En España, ejercer la responsabilidad no es cosa de Moncloa.

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