Virgen de los Reyes

Casa Sacerdotal: un hogar para descansar tras una larga vida de servicio

  • Las colectas extraordinarias de la novena de la Virgen de los Reyes se destinarán a su sostenimiento.

  • Acoge a más de una treintena de sacerdotes de elevada edad.

La Casa Sacerdotal Santa Clara

La Casa Sacerdotal Santa Clara / Belén Vargas

El descanso de los que han dedicado su vida a sanar el alma de los demás. Más de una treintena de sacerdotes de la Archidiócesis de Sevilla viven en la Casa Sacerdotal Santa Clara, anexa al convento del mismo nombre, en la calle Becas. Cuando la edad, la enfermedad u otras circunstancias lo aconsejan, muchos curas se retiran a este hogar al no contar con personas que se puedan ocupar convenientemente de ellos. Algunos llegan incluso con algún familiar –la madre o la hermana– también mayores y que reciben las mismas atenciones. Allí afrontan el tramo final de sus vidas tras muchas décadas de servicio a la Iglesia y a los fieles.Acompañados por sus recuerdos, en la Casa Sacerdotal se respira el espíritu de una gran parroquia. Su elevado mantenimiento depende, en su mayor parte, del presupuesto de la Archidiócesis, aunque los sacerdotes que viven allí aportan una parte de sus pensiones. Por ello, el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, ha querido que las colectas del penúltimo día de la novena a la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla y su Archidiócesis, sean para ayudar a esta morada de sacerdotes.

La Casa Sacerdotal es un remanso de paz y tranquilidad. Estas modernas y agradables instalaciones fueron inauguradas en el año 2004 por el entonces presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; y el arzobispo, el cardenal Amigo Vallejo. Su realización formaba parte del acuerdo suscrito en el año 1989 para la cesión del Palacio de San Telmo a cambio de una serie de construcciones. La Casa Sacerdotal sustituía a las instalaciones que para los curas había en la parroquia de San Joaquín y Santa Ana y, unos años antes, al Hospital de los Venerables. “Aquí se unificaron a los que se pueden valer por sí mismos y a los dependientes. Yo siempre digo que esto no es una residencia. Son apartamentos independientes. Cada uno tiene el suyo y lo decora a su gusto”, explica Gumersindo Melo, sacerdote que desde hace un año dirige la casa.

Lo normal es que los curas ingresen debido a su edad, aunque también los hay que llegan al padecer alguna enfermedad. En la casa reciben todo tipo de cuidados y atenciones y en un espíritu totalmente eclesial. Cada día a las 12:00 se celebra la eucaristía. Rezan el Rosario. Los jueves hay exposición el Santísimo. Este sábado, festividad de Santa Clara, vivirán uno de los días grandes del año. Monseñor Asenjo celebrará la eucarística y vivirá con ellos una jornada de convivencia. “Don Juan José tiene una sensibilidad especial con la casa. Quiere que los sacerdotes que han dado su vida por la Archidiócesis estén a gusto y bien atendidos. Se desvive por ellos”, subraya Melo. 

Un sacerdote llega para rezar en la capilla. Un sacerdote llega para rezar en la capilla.

Un sacerdote llega para rezar en la capilla. / Belén Vargas

Actualmente son 34 los curas que viven en la calle Becas, además de dos familiares. Hay 40 apartamentos disponibles. Veinte en la planta segunda para los que no necesitan asistencia y otras veinte en la tercera para los dependientes. Además, en el primer piso hay diez habitaciones para sacerdotes que puedan estar de paso y necesiten quedarse unos días en Sevilla o para algún familiar que acuda de visita. De los 34 sacerdotes, 17 están impedidos. La media de edad es superior a los 80 años: “Nosotros la familia de los sacerdotes. Si se tienen que operar estamos todo el tiempo con ellos, por ejemplo. Al ser mayores, si tienen algún familiar lo normal es que tengan la misma edad, por lo que no se pueden hacer cargo de ellos”.

La cocina de la casa sacerdotal. La cocina de la casa sacerdotal.

La cocina de la casa sacerdotal. / Belén Vargas

Para atenderlos, la casa cuenta con 22 trabajadores, entre los que hay auxiliares de enfermería, cocineros, conserjes o personal de limpieza. “Trabajan en turnos de mañana, tarde y noche y los fines de semana. Por las noches hay un auxiliar en cada planta. Es costoso mantener todo”. El edificio también necesita de la realización de continuas tareas de mantenimiento.

El patio sobre el que se articula la casa. El patio sobre el que se articula la casa.

El patio sobre el que se articula la casa. / Belén Vargas

La casa diocesana se articula en torno a una gran patio central con árboles y vegetación que preside una escultura de la Virgen del Rocío. En una gran terraza situada en la primera planta los sacerdotes se reúnen un par de veces al año para disfrutar de una barbacoa: “hacemos una el 1 de noviembre por la festividad de Todos los Santos y en primavera, coincidiendo con la Pascua, hay otras. Son momentos bonitos en los que están al aire libre y todos juntos”. Otro lugar de encuentro es la capilla, en la que se encuentra la imagen de Santa Clara del retablo del convento, obra de Martínez Montañés. El resto de piezas del retablo también permanecen guardadas en la casa a la espera de regresar a su ubicación original, una vez que se materialice la restauración de la iglesia conventual. Todas estas obras, salvo la titular, se podrán ver en la gran exposición sobre Martínez Montañés que se celebrará en otoño en Alcalá la Real. En la capilla también se oficial las misas y las catequesis de la Pastoral del Sordo, un departamento que dirige el sacerdote Gumersindo Melo.

La cafetería de la casa sacerdotal. La cafetería de la casa sacerdotal.

La cafetería de la casa sacerdotal. / Belén Vargas

En la planta baja, la casa dispone de un gran salón de reuniones y una amplia sala que se utiliza para formación el seminario, retiros, reuniones de arciprestazgos, parroquias o hermandades cuando lo solicitan, y en el que se celebra la misa cuando el número de asistentes es elevado. “Aquí tienen los recuerdos de toda una vida”. Pinturas de las patronas de diversas localidades cuelgan de las paredes, junto a cuadros del Papa, del cardenal Amigo Vallejo, del arzobispo Asenjo y de la Virgen de los Reyes, muy presente en toda la casa. En un patio interior, contiguo al comedor, se alza una gran escultura de cerámica de la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis que en tiempos presidió una glorieta del Parque de María Luisa. “Un sacerdote se la encontró en una cuba tras una reforma que hizo el Ayuntamiento”, apunta Melo. Los apartamentos de los sacerdotes están adaptados a las necesidades de cada uno. “Los tienen decorados a su gusto, con sus enseres y recuerdos”. Toda la casa está salpicada de obras de arte y de recuerdos que han dejado los sacerdotes tras su muerte.

Uno de los apartamentos de los sacerdotes. Uno de los apartamentos de los sacerdotes.

Uno de los apartamentos de los sacerdotes. / Belén Vargas

En la casa de Santa Clara la vida transcurre pausada y alejada del estrés exterior. Los sacerdotes disfrutan de un merecido descanso tras una vida de entrega a los demás. La recaudación de la colectas extraordinarias de la novena de la Virgen de los Reyes servirán para mantener esta gran obra para los que han dado su vida por la Iglesia de Sevilla.

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