Tras la Barra

La Tizná: Lo cotidiano hecho extraordinario

La Tizná. Tras la barra / José Ángel García

En La Tizná los productos llegan directamente del campo a la mesa. Y no es una exageración. No hay trampa ni más cartón que el de los huevos que a diario traen de El Viso del Alcor. María de los Ángeles Muñoz y José Antonio Barragán hacen literalmente comida sincera. Hay que ser muy valientes para apostarlo todo a un sueño, sobre todo en plena pandemia. Este local en la calle Camilo José Cela, 1 es un refugio para los amantes del buen comer y beber con inquietudes de descubrir la excelencia en lo sencillo, en los guisos de toda la vida y la comida de temporada.

Aquí la cocina es literalmente sincera porque todos los ingredientes que se utilizan en los fogones están a la venta. “Pueden pedir un tomate con melva y ver cómo lo cogemos de la vitrina y se lo presentamos en el plato”, explica Ángeles Muñoz, consultora gastronómica y socia de José Antonio Barragán, gerente del local. Él es sumiller y ha trabajado con Ángel León en Aponiente, con Xanty Elías en Acánthum y con Paco Morales en Noor. Todos estrellas Michelin

No se vayan de La Tizná sin probar un palo cortado marismeño servido directamente de la venencia a la copa. Simplemente un gusto para el paladar. Esta es sólo una de las referencias que tiene la carta de vinos donde se pueden encontrar producción de bodegas extremeñas, gaditanas, sevillanas, malagueñas. Pequeñas producciones que son un tesoro al alcance de los clientes, "siempre por copa".

Toda la cocina es apta para celíacos y es uno de los 40 restaurantes que participa en la cuarta edición de la Ruta Gastronómica sin gluten que estará hasta el 26 de mayo.

Una casa de comidas sostenible donde la sinceridad es seña de identidad desde el primer momento. En la cristalera hay toda una declaración de intenciones: Hoy voy a comer bien. Venta directa del campo. Todo acreditado por la CAAE (Certificación Acreditada de Agricultura Ecológica). Tanto es así que la mayonesa de la ensaladilla la hacen sobre la marcha, con la cantidad justa para cada comensal. “Lo tengo todo medido y para que el cliente vea que es totalmente casera, se la servimos en la misma jarra donde preparamos la salsa. Ahí mismo le añadimos los guisantes, pimientos asados por nosotros, melva, etc.”, explica Ángeles Muñoz.

Este es uno de los éxitos de La Tizná, que cada cliente es especial y único para ellos. Con los platos de la carta pasa lo mismo: sencillos pero tratados con un mimo que los hace especiales. "Tenemos guisos hechos a fuego lento, huevos rotos con jamón y patatas a lo pobre hechas lentamente en el horno porque aquí no existe la freidora", explica la gerente.

Trabajar con productos de temporada hace que la carta cambie cuatro veces al año. "Ahora tenemos de guiso una menestra exquisita con espárragos de Huétor Tájar, pero también te puedes dar un capricho como unas ostras que llegan directamente desde Puerto Real, concretamente desde el parque natural La Esperanza, o el caviar de Riofrío", asegura.

Una cocina que no para desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. "Es curioso porque al tener siempre cocina suelen venir a comer muchos extranjeros que prefieren seguir con su horario de comidas. Así que te puedes encontrar con alguien merendando en una mesa mientras en la de al lado están comiendo un pollo andalusí", afirma.

Hay tres cartas: desayuno, almuerzo y merienda. Pero es que, además, puedes comprar todos los productos que se utilizan en la cocina, incluso piezas de la vajilla de La Cartuja.

El horario es de lunes a sábado de 9:00 a 21:00. Es conveniente reservar en el 955 80 92 58 o a través de su web: www.latizna.es.

La Cuenta

Imposible salir de La Tizná sin comprar algo de fruta o verduras porque la frescura del producto entra por los ojos. Igual de difícil que resistirse al tomate con melva o la ensaladilla.

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