Rutas de senderismo

Etapa 10 del Camino Primitivo: Lugo - Ferreira | Un atracón de asfalto

Puente Romano de Ferreira.

Puente Romano de Ferreira. / Emilio J. De los Santos

Estamos a menos de 100 kilómetros de Santiago de Compostela. El Camino Primitivo desembocará en el Camino Francés en Melide, a unos 49 kilómetros de Lugo. Cubriremos esta distancia en dos etapas, con una parada intermedia en Ferreira, a 27,6 kilómetros de la capital lucense.

En tiempos romanos, de Lugo (conocida entonces como Lucus Augusti) partía la Vía XIX del Itinerario Antonino, que conectaba esta ciudad con Iria Flavia, actual Padrón. Vamos a recorrer su trazado en gran parte, aunque por desgracia de esta calzada romana no se conserva hoy casi nada. Nos aguarda un atracón de asfalto mientras atravesamos un bello y tranquilo paraje, muy típico de Galicia.

Abandonamos Lugo por su Puente Romano Abandonamos Lugo por su Puente Romano

Abandonamos Lugo por su Puente Romano

La Catedral de Lugo será el punto de inicio. Junto a la Plaza Pío XII está la Puerta de Santiago, que cruza la muralla. Una larga avenida, la Rúa de Santiago, avanza rumbo suroeste. A unos 500 metros, nos desviamos a la derecha por la calle Calzada del Puente, en bajada. Encadenamos dos túneles: uno a 190 metros del desvío, que pasa bajo la Ronda del Carmen; y otro, 260 metros después, que transita bajo la carretera de Madrid a La Coruña. Damos así con el bonito Puente Romano de Lugo o Ponte Vella, que cruza el río Miño. Ha sufrido muchos cambios con el tiempo, pero mantiene los cimientos originales del siglo I. 

En la otra margen, doblamos a la derecha por la calle Fermín Rivera. Al pasar el Club Fluvial de Lugo, comienza una cuesta ascendente. Así pasamos ante la iglesia de San Lázaro y llegamos a una intersección. Seguimos la calle que parte en diagonal hacia la izquierda para atravesar la urbanización. En unos metros, dejamos atrás la ciudad.

Iglesia de San Lázaro, a la salida de Lugo. Iglesia de San Lázaro, a la salida de Lugo.

Iglesia de San Lázaro, a la salida de Lugo.

La subida se acaba relajando unos pasos más adelante. Comenzamos el largo caminar por el lateral de la carretera LU-P-2901. Hay que armarse de paciencia. Las casas aisladas irán dando paso a praderas o tierras de cultivo con algunos bosques en medio. A un kilómetro de Lugo, pasamos bajo la carretera N-540 y un poco más adelante, tras otro kilómetro, cruzamos la LU-232.

Desvío a Seoane. El Camino deja a un lado esta parroquia. Desvío a Seoane. El Camino deja a un lado esta parroquia.

Desvío a Seoane. El Camino deja a un lado esta parroquia.

Tres kilómetros más adelante está el desvío a Seoane. Se accede a la aldea por la derecha, pero el Camino va de frente. Más allá de una antigua iglesia, no merece la pena desviarse, pues tampoco hay servicios.

Resistimos el aburrimiento de esta etapa: las carreteras castigan psicológicamente, pues al caminar por ellas las distancias se hacen eternas. Carrigueiros y Burgo do San Vicente nos sacarán de la monotonía. La segunda población tiene una iglesia del siglo XVIII que es interesante por sus sillares de granito.

Entrada del Pazo de San Miguel, en Bacurín Entrada del Pazo de San Miguel, en Bacurín

Entrada del Pazo de San Miguel, en Bacurín

En el kilómetro 12 de la etapa, un desvío a la derecha nos saca momentáneamente de la carretera por una pista de tierra que se interna en un agradable bosque. Un cambio bienvenido, sin duda. Tras los árboles nos aguarda la aldea de Bacurín, que sólo nos ofrecerá una fuente de agua. A unos 500 metros, aislados en otra arboleda, están el pazo amurallado, el cementerio y la iglesia de San Miguel. 

Las proximidades de Bacurín son muy bonitas y un descanso a tantos kilómetros de carretera. Las proximidades de Bacurín son muy bonitas y un descanso a tantos kilómetros de carretera.

Las proximidades de Bacurín son muy bonitas y un descanso a tantos kilómetros de carretera. / Emilio J. De los Santos

Regresamos a la carretera tras andar otro kilómetro. El Camino nos regala algunos pequeños respiros del asfalto en forma de desvíos, pero claramente son insuficientes. Pasado San Pedro de Abaixo, llegamos a San Romao da Retorta, localidad que tiene un pequeño albergue de peregrinos y donde podemos parar a dormir si estamos ya hartos de tanta carretera. En esta localidad destacan su bonita ermita rodeada por el cementerio y un miliario romano datado en el 40 d.C... Bueno, realmente es una réplica, pues el original se lo llevaron al Museo de las Peregrinaciones de Astorga.

Ermita de San Romao da Retorta, rodeada por el cementerio de la parroquia. Ermita de San Romao da Retorta, rodeada por el cementerio de la parroquia.

Ermita de San Romao da Retorta, rodeada por el cementerio de la parroquia. / Emilio J. De los Santos

La buena noticia es que ahora llega algo de variedad. Nos despedimos aquí de la aburrida carretera que hemos ido siguiendo desde la salida de Lugo. Pasado el bar que hay a las afueras de San Romao, cruzamos la LU-P-1611 para enfilar un estrecho carril. El resto de la etapa se va a mantener sobre esta vía, asfaltada en su mayor parte. El paisaje va a ser más distraído, con algunos tramos bastante bucólicos.

Miliario de la Vía XIX del Itinerario Antonino, la calzada que seguimos desde lugo. Miliario de la Vía XIX del Itinerario Antonino, la calzada que seguimos desde lugo.

Miliario de la Vía XIX del Itinerario Antonino, la calzada que seguimos desde lugo. / Emilio J. De los Santos

Visitamos varias aldeas pequeñas. La primera es Castrelo (en el kilómetro 19,7 de la etapa), que cuenta con un albergue privado. Al pasarla, cruzamos en arroyo de la Retorta y nos internamos en una nueva zona boscosa durante otro kilómetro. Una larga recta nos deja en una intersección donde daremos un pequeño quiebro antes de acceder a las parroquias de A Grela y Burgo de Negral.

Un 'cruceiro' junto a la iglesia y el cementerio de Pacio. Un 'cruceiro' junto a la iglesia y el cementerio de Pacio.

Un 'cruceiro' junto a la iglesia y el cementerio de Pacio.

Atravesamos la carretera local LU-P-2118 para caminar entre campos de labranza. A un kilómetro y medio, torcemos a la izquierda en una bifurcación y acto seguido vamos de frente en la intersección. La aldea de Vilacarpide, sin servicios, da paso a la de Pacio, de un tamaño algo mayor. Al final de su hilera de casas de rústicos muros, volvemos a encontrarnos con la típica capilla dentro del cementerio y un cruceiro a su salida.

Quedan 2,6 kilómetros para el final. Ya casi en línea recta, terminamos llegando a una encrucijada de carreteras. Vamos de frente por la LU-P-2901. En 800 metros, tomamos el desvío a la izquierda que nos deja al fin en Ferreira.

Un hórreo en las proximidades de Ferreira. Un hórreo en las proximidades de Ferreira.

Un hórreo en las proximidades de Ferreira. / Emilio J. De los Santos

Ferreira es una aldea muy pequeña que cuenta con varios albergues privados. Lo más interesante es su puente romano de un arco que permite superar el arroyo homónimo que fluye a la espalda de la población. La construcción conserva poco de sus orígenes, pues lo que se ve actualmente es el resultado de muchas reformas acometidas durante la Edad Media.

En la próxima etapa, el recorrido propio del Camino Primitivo concluye y nuestros pasos se unirán a los de la multitud de peregrinos que buscan Santiago por el Camino Francés.

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