Ganadería

De la Costa a la Alpujarra: La lucha de dos generaciones por mantener la trashumancia en Granada

  • Realizan la travesía con cerca de mil ovejas desde la Costa Tropical hasta la Alpujarra para pasar la primavera y encontrar los mejores pastos 

Gabriel y Jorge junto a su rebaño de ovejas

Gabriel y Jorge junto a su rebaño de ovejas / Alba Feixas

Desde primera hora de la mañana, Gabriel y Jorge Gallegos, acompañados por un grupo de amigos, dos agentes de la Guardia Civil y un rebaño de 1.000 ovejas, emprenden su particular peregrinación entre la Costa Tropical y la Alpujarra para buscar la "eterna primavera" de Granada y ofrecer al ganado pasto fresco. Son el presente y el futuro de una profesión en peligro por la falta de relevo generacional y que se niegan a que se pierda el desplazamiento estacional del ganado como se hacia antiguamente. Padre e hijo son unos de los pocos ganaderos trashumantes que continúan con esta tradición que sorprende a aquellos que se los encuentra por el camino. 

Gabriel lleva cerca de 40 años recorriendo el camino que separa La Herradura, en la costa de Granada, donde permanece varios meses al año junto a su rebaño, hasta Bubión, en la Alpujarra, de donde es originariamente y tiene su explotación ganadera. Las distintas trabas del camino, así como el paso de los años, no pasan en balde, y el ganadero, que realiza el trayecto en distintas etapas de unos 25 kilómetros por jornada, piensa en jubilarse próximamente sabiendo que Jorge, su hijo (23 años), está deseando continuar con el legado de su padre. 

"Es un oficio muy sacrificado pero me gusta porque lo he vivido desde chico con mi padre. Desde que tengo uso de razón y puedo andar, acompaño a mi padre en su camino entre la Costa Tropical y la Alpujarra, y viceversa, me encantan las ovejas y no me imagino otra vida", explica Jorge Gallegos que pese a todo, reconoce que el sector no atraviesa su mejor momento. "No hay ayudas suficientes que atraigan a la gente joven para dedicarse a esto, la climatología tampoco lo está poniendo nada fácil, y es cierto que es un trabajo muy sacrificado, no tenemos ni vacaciones, ni días de descanso. Vivimos por y para esto. Te tiene que gustar mucho para poder seguir con el oficio". 

No obstante, él tiene claro que quiere continuar con el oficio. "Mi padre tiene pensado jubilarse ya y yo cogeré el relevo con la idea de seguir realizando la trashumancia de la manera tradicional, buscar los mejores pastos para los animales y las mejores temperaturas". Entre risas reconoce que cada vez que hacen el camino, son muchas las personas que tienen que hacer un alto en su viaje para que ellos puedan atravesar la carretera entre la presa de Rules y el puente de los Siete Ojos, en Órgiva, la parte del trayecto que no pueden realizan a través de caminos rurales o veredas. "Intentamos molestar lo menos posible, cada pocos metros hacemos una parada cuando encontramos un saliente donde refugiar a las ovejas y que así se pueda reabrir el tráfico, aunque a la gente le suele hacer gracia cuando nos ve y muchos aprovechan para hacer fotos e inmortalizar el momento. Es algo que no están acostumbrado a ver en el día a día, y es cierto que puede impresionar un poco ver a tantos animales juntos". 

Emplean varias jornadas para hacer el trayecto que separa la Costa de la Alpujarra Emplean varias jornadas para hacer el trayecto que separa la Costa de la Alpujarra

Emplean varias jornadas para hacer el trayecto que separa la Costa de la Alpujarra / Alba Feixas

Si Jorge dirige esta especial comitiva, Gabriel no para de un lado a otro controlando hasta la última oveja. Desde que iniciaron la travesía han nacido varios corderos que realizan su primer viaje. "Cuando llegan las nieves y el frío nos vamos a la Costa para pasar la invernada, y en primavera volvemos a subir con el deshielo. No he fallado ni un año a la cita, si la climatología no lo ha permitido, hemos esperado para continuar el camino, aunque no siempre hemos hecho el mismo trayecto. Durante un tiempo nos estuvimos moviendo hacia la zona de Almería, en Motril también he estado 7 u 8 años, y ahora llevo cerca de 20 entre Almuñécar y La Herradura", reconoce. En la Costa permanecen durante 4 0 5 meses, según como sea la climatología, y el resto del año lo pasan en Sierra Nevada, hasta donde se desplazan desde la Alpujarra. 

Gallegos explica que hace muchos años eran varios los pastores que realizaban la trashumancia, sin embargo con el paso del tiempo la tradición se fue perdiendo y es el único que queda en la zona. Aunque sabe que su hijo continuará con el legado, lo que le impedirá jubilarse del todo, -reconoce que si continúa con la tradición seguirá haciendo la trashumancia como acompañante-, aunque lamenta la situación en la que se encuentra el sector. "La ganadería no está bien, las carnes no tienen precios acondicionados y cada día hay menos ganaderos, es raro encontrarse a gente que se quiera dedicar a la ganadería en extensivo, los más jóvenes estamos por encima de los 50 años y en pocas ocasiones hay relevo para los que se jubilan". 

Además, incide en que el tiempo y el clima juegan un papel fundamental en la supervivencia de este oficio. "Cada vez llueve menos y el clima está tan cambiado que no funciona, cada vez tenemos que echar más piensos y utilizar más forrajes, está todo muy caro. Es difícil mantenerlo todo".

La próxima temporada volverán a la Costa en busca de una temperatura primaveral que les permita seguir manteniendo la tradición, aunque antes permanecerán durante varios meses guiando al rebaño por la Alpujarra, y cuando aumente el mercurio recurrirán al pasto de Sierra Nevada. 

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