Crónicas de otra Huelva

Luz y sombras. Mayo. Al hermano Elías Palma

Fotografía del interior de la sombrerería de Simón Vidosa, en el centro de la imagen, al fondo, de pie tras el mostrador. Ponce Bernal, sentado en el centro, mira hacia abajo. A su derecha, el diputado a cortes Luis Cordero Bel, y al lado de éste, Elías Palma.

Fotografía del interior de la sombrerería de Simón Vidosa, en el centro de la imagen, al fondo, de pie tras el mostrador. Ponce Bernal, sentado en el centro, mira hacia abajo. A su derecha, el diputado a cortes Luis Cordero Bel, y al lado de éste, Elías Palma. / M. G.

Un Mayo nuevo… Galas de flores, cantos de pájaros, sol en las almas…

Pasa la vida… Y pasan los mayos, lo bellos meses sublimes y trágicos, paganos e idealistas.

Sol en las almas… Sol de la Naturaleza iluminando serenamente las sombras abatidas sobre las fuentes; poniendo irisaciones doradas en las cabezas llenas de nieve; trasladando alegría a los ojos tristes; sonrisas a los labios mustios; vigores a los cuerpos débiles; fuerzas para luchar a los espíritus vencidos; ímpetus de gigantes a los bellamente fuertes, a los sanamente alegres…

La magna Grecia, cuna del Arte, supo recoger y amar la gloria de Mayo, la gloria de la Primavera. Tuvo para ella símbolos, honores y fiestas. Flora se engalanaba bajo los pórticos, y los jardines de Academo sonreían, a través de las disquisiciones filosofales, a la hermosa Naturaleza.

¡Mayo, mes sublime y trágico! Mes de alegría, de luz, de colores, de triunfo de la vida. Mes también de convulsiones, de angustias y de luchas, ensombrecido por la visión lejana y horrenda de las horcas de Chicago.

Diario de Huelva, 03-05-1931. Diario de Huelva, 03-05-1931.

Diario de Huelva, 03-05-1931. / M. G.

Hablaba de paz, de calma y goce a los espíritus, de solaz y bienestar al cuerpo, el mayo de la Primavera. Habla de dolores, de inquietudes, de sangre, de sacudidas y violencias el mayo de la sociedad. ¡Antagonismo amargo el que se establece entre la vida natural y la vida social!

Tuvo lo que en una es goce, en la otra dolor. Todo lo que en la una es luz, en la otra sombras. Todo lo que en la una es risas, en la otra lágrimas. Todo lo que en la una es libertad, en la otra esclavitud. Y los hombres, en este contraste doloroso, en esta lucha injusta, han de dejar sangre e ilusiones, días perdidos y energías estériles.

Un mayo nuevo… Un bello mayo de sol y flores, de vida y triunfo por el espacio. Un bello mayo en que los pájaros cantan y la tierra se engalana y el cielo es más azul y la existencia más amable… Un bello mayo que podría serlo en nuestra vida y en nuestras almas.

Pasa la vida, pasan los años. Crece la hierba sobre las tumbas; bórranse los recuerdos de nuestra mente.

Olvidamos los mayos pretéritos ante el goce y la angustia de los presentes y la esperanza de los futuros.

Crece, sí, la hierba sobre las tumbas. Sobre aquellas tumbas que se abrieron en un día de mayo, en que también había sol y flores, vida y triunfo por el espacio, aunque hubiese sombra y lágrimas en muchas almas.

Es magnánima la Vida al hacernos olvidar, al darnos el consuelo y la luz de la risa a través del llanto y las tinieblas del dolor. Es grande la Naturaleza al poder renovar los días, los años y las épocas. Tienen una y otra potencias excelsas e ilimitadas al reverdecer con hojas nuevas los árboles secos y al adornar con nuevas ilusiones las almas tristes.

Gracias a estos poderes suyos, gracias a este triunfo de su vida sobre la vida artificiosa, dura, egoísta y mezquina de la sociedad, el espíritu humano camina y prospera, teje coronas de ensueño y poemas de amor.

Crece la hierba sobre las tumbas… Las tumbas que se abrieron en mayos pasados y en mayos más próximos. Las tumbas que recibieron cuerpos acribillados y cuerpos quemados… Las tumbas que hablaron a los hombres, con muda elocuencia, de crímenes y de tiranías, de bellos gestos y de grandes dolores.

Podemos olvidar y olvidamos. Debemos olvidar y lo hacemos. Pero es preciso, también, que nuestro espíritu rinda un recuerdo, en este mayo presente y en los mayos futuros, a los trágicos mayos pasados; los bellos meses que fueron lúgubres en muchas almas.

Es infinita y eterna la vida, mas la muerte marca igualmente su paso. No es la muerte poética de las flores muestras, de las hojas que caen arrancadas por el viento de otoño. No es la muerte dulce y justa de la naturaleza, que destruye los seres y las cosas viejas.

Es la muerte amarga que troncha y abate brutalmente, que aniquila y destruye sin piedad, en nombre de leyes, de dioses y justicias que la ignorancia de los hombres crearon. Es la muerte horrenda que surge traidora al entrar en la vida, la muerte que crea la fatalidad social.

Y los que cayeron doblados por ella, las tumbas que se abrieron para recibir sus mortales despojos, merecen, en este mes, la ofrenda humilde y sincera de un manojo de flores, de un recuerdo de reconocimiento y piedad.

Hermano Elías Palma: Tú que eres el decano de los socialistas de Huelva, tú que eres un corazón grande, visita hoy la tumba de Francisco Boza y, como homenaje a su memoria y como ofrenda a los que cayeron en mayos pasados, deposita sobre ella un ramo de flores, un ramo hermoso que tenga colores de Justicia, que tenga colores de Libertad…

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 03-05-1931

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