La Caja Negra

El poder de concordia del flamenco en la Feria de Sevilla

Carmen Calvo y Manuela Villena, en la noche del martes en la Feria de Sevilla.

Carmen Calvo y Manuela Villena, en la noche del martes en la Feria de Sevilla. / M. G. (Sevilla)

El flamenco une. La afición por el cante hondo vertebra, crea un ambiente de armonía, de rostros que vibran como solo pueden hacerlo quienes tienen gusto, criterio y sensibilidad. Señores, vamos a escuchar. Y señores vamos a ver las caras de quienes escuchan. Porque se aprende de quienes sienten, de quienes se dejan llevar por la emoción y el sentimiento, lo que no deja de ser un acto de la más pura libertad. En la Feria del siglo XXI casi no hay flamenco. Las crónicas hablan de "espectáculos" de cante hondo en la de los años 60 y 70, cuando la noche era de trajes largos y joyas en las casetas más selectas. Hoy queda alguna donde te sorprende la voz de Remedios Amaya y la guitarra de Caracafé... Y la gente se arremolina en torno a la caseta. Hay bulla dentro y fuera, bulla exterior e interior, bulla de zona noble y pañoleta y bulla de albero y farolillos. Bulla de noche venida arriba, bulla de Feria con ese calor que tanto echamos de menos tantas veces en los día santos. Y entre los invitados, la presidenta del Consejo de Estado, la ex ministra socialista Carmen Calvo, y Manuela Villena, mujer del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. Y el marqués de Salvatierra, Rafael Atienza. Y la duquesa de Montoro, Eugenia Martínez de Irujo. Y el catedrático Manuel Marchena. Señores, vamos a escuchar. Y se hace el silencio hasta en la barra, donde siempre hay lugar a la tertulia relajada de Feria, porque en la Feria se improvisan charlas de alta calidad. Duende le llaman algunos. Estamos en un tiempo en que la normalidad debe ser destacada. Y de repente el cante, el guitarreo y don Antonio Ybarra, gracia pura, que demuestra pasión, entrega y vitalidad. 

En la calle Joselito El Gallo hay una caseta donde están en un lugar preminente la cabeza de un precioso toro añejo, una foto con cuatro amigos (José María Pacheco, Ivan Bohórquez, Rosauro Varo y Miguel Báez Litri) y un rinconcito con el encanto de la estrechez del callejón de la plaza, donde se charla de todo, incluido de la vitamina C que produce Luis Bolaños; un ambiente que demuestra que a todos nos unen muchas más cosas de las que no separan, por eso las fiestas mayores tienen un efecto vertebrador y hasta terapéutico. ¿Se imaginan una Feria con más flamenco y con menos chunda-chunda? ¿Una sociedad con más actos con Cármenes y Manuelas, con la concordia que generan las bellas artes? Fue en Sevilla. Una guitarra y un cante. Un cielo de farolillos. Un rato que pasa fugaz. Más flamenco, menos crispación. Más cante, más concordia, más armonía. Quizás sea conveniente ensalzar que siguen ocurriendo cosas normales.