Diario de Pasión

El deán de la Catedral afirma: "Se invitó a las hermandades a volver a sus templos; no había necesidad de dejar los pasos en Catedral"

Miguel Ángel Montero Jordi, en el centro de la imagen, en una foto de archivo.

Miguel Ángel Montero Jordi, en el centro de la imagen, en una foto de archivo. / Manuel Aranda

El deán de la Catedral de Jerez, Miguel Ángel Montero Jordi, ha señalado que en la noche del Martes Santo “se invitó” a las hermandades que se encontraban en el interior del primer templo asidonense a que regresaran a sus templos ya que los pronósticos meteorológicos señalaban que no iba a llover en las siguientes horas por lo que podrían regresar sin contratiempos.

Esta es la respuesta dada por Montero Jordi a Diario de Jerez tras las afirmaciones apuntadas por el ya exhermano mayor de la Clemencia, Damián López-Cepero, quien en su carta de dimisión conocida este miércoles aseguró que uno de los motivos que propiciaron que la cofradía decidiera regresar a San Benito sin hermanos ni bandas en su cortejo —aunque la agrupación musical de La Clemencia, sección musical de la corporación, decidió por su cuenta situarse tras el palio— fue una afirmación realizada máximo responsable del templo en la que señalaba que “no éramos bien recibidos en la Catedral”.

En la respuesta remitida a este periódico, no se hace mención de este comentario en concreto sino que el deán señala que en la noche del Martes en el interior de la Catedral se manejaba un pronóstico de “buen tiempo amplio” que podría posibilitar a las tres hermandades que en ese momento estaban dentro (Bondad, Salvación y Clemencia) a “poder salir de la Catedral y volver a sus templos sin problemas”.

Por lo tanto, afirma, acto seguido, que “se invitó a volver a sus templos a las hermandades no habiendo necesidad ninguna de dejar los pasos en la Catedral”.

Las tres hermandades empezaron a salir del primer templo diocesano en torno a las 10 de la noche. El resto de cofradías buscó refugio en otros templos. Así, La Salud de San Rafael se refugió en San Francisco y luego retornó a la barriada de Federico Mayo. Y Los Judíos de San Mateo se resguardaron en La Victoria (el misterio) y en la Merced (el palio), para luego retornar a San Mateo.

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