Sevilla

Finaliza la restauración de los alfarjes mudéjares del Real Alcázar de Sevilla

Finaliza la restauración de los alfarjes mudéjares del Real Alcázar de Sevilla / Juan Carlos Vázquez

Un proceso que empezó en 2020 y que ha finalizado recientemente. La restauración de los alfarjes mudéjares del Patio de las Doncellas del Real Alcázar ha devuelto todo su esplendor a esta armadura mudéjar de madera policromada que data de los tiempos del Rey Pedro I (siglo XIV). Tras los minuciosos estudios que se desarrollaron en plena pandemia, que revelaron los secretos más importantes de esta decoración, los trabajos propiamente dichos empezaron en septiembre de 2023 y se han llevado a cabo durante 8 meses por la empresa especializada Cambium con un presupuesto que se ha elevado a más de 450.000 euros. El alcalde, José Luis Sanz, ha presentado este miércoles el resultado de la intervención.

Se trata de una de las mayores actuaciones en el Palacio Mudéjar en los últimos años, así como la primera en varias décadas que se afronta sobre estos elementos de los techos decorativos. Los trabajos fueron promovidos en 2020 por el anterior equipo director del monumento, pero la restauración propiamente dicha no se pudo licitar hasta el año 2023, cuando el consejo rector bajo la presidencia del entonces alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, tomaron conocimiento de una modificación presupuestaria para completar la financiación del proyecto de restauración de los alfarjes.

Situados en la galería baja del palacio del Rey Don Pedro, este elemento de decorativo, con una superficie total de 507,97 metros cuadrados, son de la misma época de la construcción del palacio, los expertos los sitúan entre 1356 y 1366. Con el paso del tiempo habían sufrido alteraciones provocadas por distintas modificaciones del espacio y por intervenciones poco afortunadas. 

En lo que se refiere a la policromía, la restauración ha consistido en una primera fijación provisional de estratos pictóricos, una limpieza especializada, la fijación de piezas, retirada de elementos ajenos, eliminación de reposiciones y reintegraciones de volumen, fijación y sentado de estratos pictóricos, limpieza de policromías y dorados, retirada de suciedad adherida y acreciones superficiales, retirada de colonización biológica, retirada de barnices y protecciones de diferentes intervenciones, retirada de repintes y reintegraciones inadecuadas, integración cromática de repintes y manchas y la aplicación de la protección final de la capa pictórica.

Los alfarjes mudéjares del Patio de las Doncellas del Real Alcázar de Sevilla. Los alfarjes mudéjares del Patio de las Doncellas del Real Alcázar de Sevilla.

Los alfarjes mudéjares del Patio de las Doncellas del Real Alcázar de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

En cuanto al soporte (la madera), se han completado los siguientes tratamientos: limpieza de la madera vista, desinsectación y desinfección de la madera, retirada de protecciones inadecuadas sobre la madera vista, consolidación de soporte (consolidación química del material, consolidación constructiva), desmontaje de elementos de la armadura, reubicación de piezas y fragmentos originales, reintegraciones de volumen y reposición de piezas, sustitución de elementos estructurales, tratamiento de elementos metálicos estructurales, montaje de elementos de la armadura, tratamiento cromático de reintegraciones de volumen y protección final.

Una serie de intervenciones con poca base científica

Los magníficos alfarjes mudéjares del Patio de las Doncellas fueron sometidos a finales de 2020 a una concienzuda revisión previa a su restauración integral. La actuación se fundamentaba por el deficiente estado de conservación de esta bella decoración de madera que cubre las cuatro pandas de una de las estancias más visitadas del palacio.

Esos análisis revelaron que los alfarjes habían sido objeto de numerosas intervenciones a lo largo de la historia. Unas actuaciones con muy poca base científica que han perseguido atajar los problemas que le afectaban, pero repintando buena parte de la rica decoración. En este sentido, hay que entender que estas restauraciones eran comunes y frecuentes en la decoración del Patio de las Doncellas. Un lugar de complicada conservación al encontrarse expuesto a las inclemencias meteorológicas.

Intervención realizada en los alfarjes. Intervención realizada en los alfarjes.

Intervención realizada en los alfarjes. / Antonio Pizarro

La madera no presentaba problemas importantes, más allá de grietas. Por lo que se descartaron riesgos estructurales. Sí era más problemática la situación de las policromías, con craquelados, levantamientos, suciedad... En los alfarjes se sobreponen sucesivas policromías que van desde el propio siglo XIV al XX, lo que provocaba una mala adherencia de la pintura que ahora se ha solucionado.

Una evolución marcada los gustos y las sucesivas reformas

Los alfarjes del Patio de las Doncellas están realizados mediante la técnica de apeinazado, típica mudéjar. Su principal características es que la distintas piezas que lo componen, denominadas alfajías, llevan ya la decoración incorporada. Se trata de una estructura muy compleja. La decoración alterna los motivos de castillos y leones, propios del escudo castellano, con la vegetación. Las puertas del patio, salvo una, también son de la misma época y están realizadas con la misma técnica. En la puerta que separa el Patio de las Doncellas del Salón de Embajadores se revela parte de la historia de la construcción del Palacio, como el encargo de Pedro I al arquitecto Yusuf del Aljarafe.

En el siglo XV, con la llegada de los Reyes Católicos al Alcázar, muy cerca el Patio de las Doncellas nació su único hijo varón, se produce una gran reforma en el palacio que afecta también a los alfarjes. Se redecoran y, por ejemplo, se instalan dos grandes escudos a la entrada del Salón de Embajadores y del Salón el Techo de Carlos V. En esta época, cuando se construye parte de la zona alta, aunque en época de Pedro I ya había habitaciones superiores como su alcoba, se trasladan algunos de los artesonados de abajo a arriba, puesto que al tener una función puramente decorativa, no estaban preparados para soportar el peso.

Además de las huellas del Pedro I, con la característica banda, y de los Reyes Católicos, con el escudo del águila de San Juan, la presencia del emperador Carlos también está presente en el arrocabe (pieza que une las yeserías con el techo) con el característico Plus Ultra, lema imperial. En el arrocabe también se hallaron grafitis de la época del rey Alfonso XIII: “1907-1908. Decoró siendo rey Alfonso XII”, dice en referencia a la intervención llevada a cabo. La presencia de epigrafías también es una constante. 

Con el paso de los siglos también se fueron modificando los materiales empleados en la decoración. Lo más auténtico en el mudéjar era que se utilizara pan de plata para potenciar los efectos de la luz natural. Cuando llegaron los Reyes Católicos, se empezó a emplear el pan de oro de primera calidad llegado de América. Más recientemente se ha optado hasta pintura dorada muy poco recomendable.

Es probable que la última gran reforma de los artesonados fuera entre los años 1581 y 1583, cuando se cubre todo el patio mudéjar y se hace la galería superior. Todo según el gusto de la época.

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