Un café con los candidatos a alcalde

Sebastián Pérez (PP): La impronta de un político que sí tiene temor de dios

  • El candidato del PP a la Alcaldía de Granada saca a relucir en esta campaña su perfil más conservador y sus valores de herencia familiar

Café con Sebastián Pérez (PP).

Café con Sebastián Pérez (PP). / Carlos Gil

En un momento complicado para un Partido Popular que ha gozado de amplias mayorías en esta ciudad y en todo el país, Sebastián Pérez era la mejor opción para aspirar a la Alcaldía de Granada. Eso dijeron las encuestas internas del partido en tiempos de Rajoy. Y la actual dirección nacional de Pablo Casado ha debido de entenderlo igual, con su respaldo a un candidato que se define como “granadino castizo del Realejo”, que hoy más que nunca reivindica la vuelta a los valores tradicionales y que lleva a gala su herencia familiar. 

Pérez Ortiz es un político muy conocido en Granada, porque lleva la mitad de su vida (27 años) vinculado al Ayuntamiento, ha sido presidente de la Diputación y senador por esta provincia. No es un secreto que compagina esa gravedad en sus intervenciones públicas con un estar desenfadado y cercano en el cuerpo a cuerpo. Éste es el Sebastián que desde antes de la hora acordada ya me esperaba, puro en mano (aunque de los cortos y dominicanos, que son más asequibles), para un café que casi acaba en almuerzo.

El candidato del PP se muestra cómodo al echar la vista atrás. Quizás porque en sus esencias está el hombre que él quiere mostrar a los granadinos en este momento, el séptimo Sebastián Pérez de una larga saga que comenzó en 1767, que ya tiene un octavo miembro, su hijo Sebas (22 años), y en la que no se baraja la opción de alterar el guión con las nuevas generaciones. 

Hay una constante en esta conversación, que es su preocupación por una sociedad “enferma” que padece una “severa falta de valores y principios”. El candidato del PP echa en falta la “honradez” y el “honor” que sí apreciaba en otros tiempos, cuando “la gente tenía miedo a hacer el ridículo”. Me confiesa que ése es uno de sus principales temores.

El candidato del PP a la Alcaldía El candidato del PP a la Alcaldía

El candidato del PP a la Alcaldía / Carlos Gil

Nacido en la calle Varela en 1965, recuerda que siempre fue introvertido. “Niño burbuja”, lo llamaban en su casa; pero como todo crío de esa época, hizo calle, iba al colegio cargado de canicas y una lima, echaba el rato en los billares y formó ese grupo de amigos que resiste con los años, aunque alguno sea hoy un miembro activo de Ciudadanos (nada menos que el delegado de curso). 

En el pasado del candidato ‘popular’ brilla con luz de neón el nombre de su padre, Sebastián Pérez Linares, falangista y subjefe provincial del Movimiento. Aunque reconoce que muchas veces en su carrera política le han cuestionado esa herencia ligada al régimen franquista, ni mucho menos evita hablar de la figura de aquel hombre de “principios férreos” que marcó “una gran impronta” en su hijo mayor.

El fallecimiento de su padre, en 2006, le hizo reflexionar sobre la política actual, porque Sebastián Pérez se impresionó al ver a comunistas y socialistas llorar su muerte, algo que ahora no le parece tan posible. En su entierro los cuatro hijos colocaron las 5 rosas características de la Falange sobre el féretro, un detalle al que no puso reparos el político del PP cuando sus hermanos le consultaron, por si podía perjudicar a su imagen pública. 

Sebastián Pérez, en el café con Granada Hoy Sebastián Pérez, en el café con Granada Hoy

Sebastián Pérez, en el café con Granada Hoy / Carlos Gil

Este hombre de 53 años se ha adaptado a la modernidad de los ‘aifon’ y los ‘jawey’, a la preocupación por las ‘fake news’ (que considera la peor amenaza política); pero prefiere los coches que no le hablan (le gusta que tengan su aguja del fuel), su moto Vespa para desplazarse por la ciudad y la Alpujarra para veranear. 

Aunque por motivos personales lleva algún tiempo sin ir a la casa de Órgiva, en ella ha pasado mucho tiempo con sus hijos. Recuerda los líos que se montaban cada año con la llegada de los hippies y las espontáneas plantas de marihuana que nacían en el patio gracias a las semillas que traía el aire. Eran esas “palmeras tan bonitas” que veía la abuela.   

La anécdota le traslada a Almanjáyar y a otras zonas de la ciudad donde proliferan las plantaciones, un problema en el que Sebastián Pérez pretende incidir como alcalde porque le preocupa especialmente. “Ahora dicen que la maría es hasta buena, pero no es cierto”. Promete solemne que nunca se ha fumado un porro, ni siquiera de joven. “Confieso que por temor, porque desde chico me metieron miedo”. 

Recuerda haber enterrado a familiares directos, además de pasar muchas horas hablando con chicos jóvenes ‘enganchados’ en el área de psiquiatría del Hospital Militar de Granada, donde Sebastián pasó gran parte de su mili. “La droga no mira rangos, ni ricos, ni pobres… Es letal”. 

Se considera una persona marcada por sus valores de herencia familiar Se considera una persona marcada por sus valores de herencia familiar

Se considera una persona marcada por sus valores de herencia familiar / Carlos Gil

Para este político aferrado a las tradiciones, el miedo es el mejor antídoto para los abusos, ya sea de drogas, de alcohol o de falta de vergüenza. Al hilo de esto, recuerda que lo peor que su abuela podía decir de un hombre era que no tenía temor de dios. Algo que hoy sigue teniendo todo el sentido para el candidato del PP. 

Es padre de dos hijos, Sebas de 22 años y Belén de 20. El mayor ha terminado estudios económicos y la pequeña, que es alumna de derecho, bromea amenazando al presidente del Partido Popular de Granada con el Código Civil por no comprarle la ropa que le gusta. De su esposa, a la que conoció con 12 años, lo que más valora es que “ha sido una señora”. “No se ha inmiscuido nunca en temas políticos y ha sabido estar en su sitio”. Un tesoro en su profesión, me cuenta orgulloso, sin atisbo de temor a ser juzgado por sus palabras. Este año hacen las bodas de plata

Reconoce que, para un granadino de arraigo como él, ser alcalde sería un “honor”, pero lamenta que se diga “con mala fe” que ese cargo es su máxima ilusión. Su gran aspiración, que era presidir la Diputación, ya está cumplida. Eso sí, el sillón de la Mariana sería la guinda a una carrera que se ha pasado en el salón de plenos. Llegó al Ayuntamiento de Granada en 1992 y fue teniente de alcalde tanto con Gabriel Díaz Berbel como con José Torres Hurtado

Con el último fueron y son notorias las diferencias, hasta el punto de que antes de abandonar el cargo en 2016 (por su detención en la Operación Nazarí), el exalcalde puso como única condición a su partido que Pérez lo acompañara en la caída y firmara también la dimisión. Ahora es su oportunidad de volver a la Plaza del Carmen. 

Y con Berbel, con Kiki (como era conocido el primer alcalde que el PP tuvo en Granada), Sebastián recuerda sus mejores años en política. O al menos los más divertidos. La colección de anécdotas es larga, pero destacan los encuentros con el príncipe saudí Abdulaziz, que llegó a instalar un campamento de jaimas en la Silla del Moro, y las polémicas por sus regalos suntuosos. Reconoce que antes de fallecer el exregidor ambos tuvieron “problemillas”, pero Sebastián prefiere quedarse con aquellos recuerdos de los años 90 que hoy, en la política actual, parecen delirantes. 

En el otro extremo, el de sus peores vivencias, están los años de la amenaza terrorista a los políticos del PP, entre otros colectivos. Me asegura que todavía hay noches en las que le viene el recuerdo del fiscal Luis Portero en el suelo de su portal. Él, que lo había tratado, llegó a tiempo de verlo poco después de los disparos porque hubo una confusión y en el PP se pensaba que el atentado había sido contra el entonces concejal Francisco Pertíñez, que vivía en el portal de al lado. “Vinieron años muy duros, en los que cada día yo miraba los bajos de mi coche con una linterna y arrancaba el motor antes de montar a mi familia”. Son las luces y las sombras de una densa vida política . 

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