OBSERVATORIO DE LA TROCHA

Oculados: las representaciones rupestres esquemáticas del extremo sur peninsular

Diferentes tipos de ídolos oculados y sus representaciones en arte mueble

Diferentes tipos de ídolos oculados y sus representaciones en arte mueble / Almagro-Gorbea

En el maravilloso universo de las representaciones rupestres, los ojos destacan como un rasgo sobresaliente y esencial que capta nuestra atención de manera inmediata, invitándonos a adentrarnos en la profundidad de cada símbolo plasmado. Estas ventanas del alma van más allá de ser simples órganos visuales; son portadores de identidad y expresión, reflejando la esencia misma del individuo representado. Visualiza una antigua pintura o escultura: ¿qué es lo primero que resalta ante tus ojos? Indudablemente, estos se dirigen instintivamente hacia los ojos retratados en la obra. Esta conexión no es fortuita. A lo largo de la historia, los artistas han comprendido de forma innata el poder de los ojos para transmitir emociones, personalidad e incluso el alma misma del sujeto plasmado. Al analizar detenidamente estas representaciones 'ocularizadas', podemos apreciar cómo los ojos son delineados con precisión y meticulosidad. Por lo general, se representan mediante dos círculos, a veces con un punto en el centro, rodeados de líneas que evocan pestañas o incluso la luminosidad del sol. En ocasiones, estos ojos son enmarcados por lo que podríamos denominar 'cejas', bandas que resaltan la expresividad y el carácter de la mirada. Sin embargo, el arte no se detiene aquí. En la parte inferior de los ojos, podemos encontrar lo que se ha conocido como 'tatuaje facial', una disposición de líneas que añade aún más profundidad y misterio a la representación. No podemos dejar de mencionar también las líneas en zigzag en el reverso de algunas obras de arte móvil, interpretadas como una especie de 'cabellera' que completa el retrato. Además de estos elementos comunes, encontramos atributos menos frecuentes pero igualmente fascinantes. Algunos artistas han incorporado triángulos invertidos que han sido interpretados de diversas maneras, incluso como representaciones de vulvas, añadiendo así capas adicionales de significado y simbolismo a sus obras, expandiendo el universo de interpretación de las mismas.

Dentro del vasto panorama de las representaciones artísticas prehistóricas esquemáticas, nos sumergimos en un fenómeno cautivador: la constante presencia de características compartidas que trascienden barreras geográficas y períodos temporales diversos. Estas similitudes no se limitan únicamente a aspectos estilísticos, sino que apuntan hacia la existencia de un posible lenguaje visual compartido, que une a diferentes culturas y civilizaciones en una misma narrativa. Este lenguaje visual, arraigado en convenciones adoptadas y universalmente reconocidas, desvela un mensaje e ideología que perduran a través del tiempo y el espacio. En este contexto, resulta fundamental explorar las diversas variantes tecno-morfológicas presentes en las representaciones artísticas. A pesar de que las convenciones estilísticas puedan mostrar una universalidad sorprendente, los medios empleados para estas representaciones y las técnicas de su ejecución exhiben una sorprendente diversidad. Por consiguiente, es esencial adentrarnos en estos rasgos esenciales para delinear nuestro campo de estudio y apreciar la inmensa riqueza y complejidad del arte prehistórico esquemático.

Estas representaciones, como hemos mencionado, no se limitan únicamente a pinturas en abrigos y cuevas, sino que también se manifiestan en objetos móviles como se observa en la fotografía de cabecera. Nos encontramos ante una amplia gama de formas y materiales utilizados en su creación, lo que amplía aún más la diversidad y complejidad de este fenómeno artístico que trasciende fronteras temporales y culturales.

Desde el hueso hasta la piedra e incluso el marfil, estos soportes nos brindan una ventana singular hacia las técnicas y materiales utilizados por las sociedades prehistóricas. De hecho, la clasificación tiende a basarse en el material del soporte, junto con la dispersión territorial, como criterios principales de categorización. Un ejemplo fascinante de esta diversidad se encuentra en los ídolos falange, así llamados por estar tallados sobre los metacarpos de diversos animales, como cérvidos, équidos, bóvidos, ovicápridos y suidos. La morfología particular de estos huesos condiciona la forma y el tamaño de las figuras, que oscilan entre los 3 y 8 centímetros de altura. La elección del animal determina no solo la forma, sino también el simbolismo asociado a cada ídolo. En estos soportes, el tema se representa mediante una variedad de técnicas, que incluyen la incisión y la pintura. Estas prácticas artísticas no solo revelan habilidades técnicas excepcionales, sino también una profunda comprensión simbólica y cultural por parte de los artistas prehistóricos. De esta manera, cada ídolo falange nos ofrece una ventana única hacia las creencias, valores y expresiones artísticas de las civilizaciones prehistóricas, enriqueciendo nuestra comprensión de su mundo y legado.

Diferentes motivos oculados según la clasificación de C. Barroso Ruiz. Diferentes motivos oculados según la clasificación de C. Barroso Ruiz.

Diferentes motivos oculados según la clasificación de C. Barroso Ruiz. / C. Barroso Ruiz

Las representaciones gráficas de motivos oculados, pintadas por nuestros ancestros en las cuevas y abrigos, se distribuyen ampliamente por toda la Península Ibérica. Nos centraremos específicamente en la región del extremo sur peninsular, donde las manifestaciones rupestres esquemáticas constituyen la principal fuente artística, destacando el motivo oculado como una de las expresiones gráficas más atrayentes. Uno de los principales sitios rupestres donde podemos apreciar estas grafías oculadas es la conocida como cueva del Sol en Tarifa, donde además de estos motivos, se encuentran una variedad de representaciones típicas del extremo sur peninsular. En esta pequeña covacha, con menos de dos metros de longitud en su interior, nuestros ancestros prehistóricos pintaron en uno de sus paneles tres ídolos oculados, ubicados muy cerca del suelo de la cavidad. Si observamos el panel de izquierda a derecha, notaremos que el tamaño de los motivos aumenta progresivamente, siendo el de la derecha el más grande, con aproximadamente veintitrés centímetros de altura por veinte centímetros de ancho. Estos motivos de ídolos oculados son relativamente raros en los abrigos y cuevas del extremo sur peninsular. Desde el punto de vista cronológico, es posible que estos motivos oculados no estén vinculados al resto de las figuras, siendo anteriores a la mayoría de los motivos esquemáticos. Se estima que podrían remontarse al período del Calcolítico, finales del Neolítico o principios de la Edad de los Metales, ofreciendo así una fascinante visión de las antiguas creencias y expresiones artísticas de nuestros ancestros en esa región específica.

Oculados de la Cueva del Sol Oculados de la Cueva del Sol

Oculados de la Cueva del Sol / (Tarifa, Cádiz)

Otro de los destacados enclaves rupestres en el extremo sur peninsular, conocido por sus magníficas representaciones de embarcaciones prehistóricas, es la cueva de Laja Alta en Jimena de la Frontera. Además de estos motivos emblemáticos, se encuentran tres representaciones de ojos, cada una con características únicas. Comencemos describiendo el ojo que consideramos más reciente, entendiendo su estilo como perteneciente a una etapa avanzada de la prehistoria esquemática. Esta representación muestra una estructura bifásica claramente definida: en la parte superior, de forma rectangular, se observan dos espacios cuadrangulares, que sugieren la forma de dos ojos, con pequeñas marcas de pigmentación en el centro de cada cuadrado, probablemente representando el iris. Esta primera sección de la figura incluye la presencia de un ídolo placa ocular. La segunda parte del motivo consiste en cuatro líneas verticales que se originan desde el rectángulo mencionado anteriormente. La interpretación de estas líneas verticales es difícil, aunque son características de ciertos ídolos, ya sean de naturaleza placa oculada. Podría considerarse que estas extensiones simbolizan algún atributo específico de los ídolos, con un significado simbólico. El siguiente ojo presenta una notable simplicidad, con la pupila derecha destacando por su configuración estrellada, mientras que en su parte superior, a modo de ceja, se distingue un trazo horizontal que culmina en un pequeño círculo. Por otra parte, la pupila izquierda se representa mediante un triángulo, conectado a un trazo en espiral que comienza en la "frente" y rodea principalmente la pupila. Es importante destacar que estas dos representaciones están contenidas dentro de un trazo que sugiere visualmente la forma de un antifaz. Finalmente, este peculiar motivo oculado, que ya llama la atención por su forma, también destaca por su pigmentación en negro, a diferencia del rojo de los dos motivos mencionados anteriormente. Este motivo oculado consta de dos pares de círculos concéntricos, con un pequeño punto dibujado justo en el centro del círculo de la derecha y varios pequeños círculos trazados en línea con el círculo principal por el autor de la grafía. En el círculo concéntrico de la izquierda, en su parte inferior, hay un pequeño trazo que se asemeja a un brazo con cinco dedos. Ambos círculos concéntricos presentan un trazo semicurvo en su parte inferior, a modo de ceja.

Oculados del abrigo de Laja Alta Oculados del abrigo de Laja Alta

Oculados del abrigo de Laja Alta / (Jimena de la Frontera, Cádiz)

Otra de las cuevas donde se hace una referencia a un oculado, en este caso muy esquematizado, es la cueva del Tajo Gordo. Este oculado está muy esquematizado estilísticamente, se forma por un trazo en “T” pequeño trazo horizontal del que parte un trazo vertical en su parte media, al cual le han pintado en cada mitad del trazo vertical un punto, simulando los ojos del motivo.

En el contexto de las representaciones rupestres, los ojos o sus representaciones en motivos oculados no se limitan a ser meros elementos visuales, sino que adquieren un papel trascendental al actuar como poderosos transmisores de una amplia gama de significados emocionales, así como portadores de identidad y expresiones culturales profundamente arraigadas. Cuando nos sumergimos en el estudio de estas grafías, nos embarcamos en un viaje cautivador que atraviesa tanto el tiempo prehistórico como el vasto océano de la creatividad humana. Cada trazo, cada sombra y cada detalle revelan un nuevo fragmento de la intrincada narrativa que constituye la compleja historia del arte y, por extensión, la historia misma de la humanidad. Explorar estas representaciones no solo nos permite comprender la evolución estética a lo largo de los siglos, sino que también nos ofrece una ventana única para comprender las diversas dimensiones de la experiencia humana, desde las emociones más íntimas hasta las expresiones culturales más amplias. En este sentido, el análisis detenido de los ojos en las manifestaciones artísticas se convierte en una empresa profundamente enriquecedora que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y nuestra conexión con el vasto legado cultural que nos precede.

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