Huelva

Simon L. Dolan: "La calidad humana lo supera todo y hoy en día los directivos deben saber que ya no mandan"

Simon L. Dolan, doctor en Gestión de Recursos Humanos y Psicología del Trabajo  de la Universidad de Minnesota.

Simon L. Dolan, doctor en Gestión de Recursos Humanos y Psicología del Trabajo de la Universidad de Minnesota. / Josué Correa (Huelva)

El doctor Simon L. Dolan, considerado como el mayor experto mundial en valores y uno de los grandes pensadores del futuro, estará ligado a partir de ahora a la Universidad de Huelva, tras ser proclamado Doctor Honoris Causa en la Facultad de Ciencias del Trabajo esta misma semana.

Yolanda Pelayo, profesora titular de la facultad, aseguraba durante la ceremonia de investidura que "La UHU cumple un sueño, ya que los alumnos han pasado de estudiar cada día los libros de Dolan a tenerlo junto a ellos". "La labor de Dolan ha sido pionera en la cultura, la ética y la innovación del mundo empresarial, sabiendo desafiar lo convencional y aportando nuevos paradigmas como un faro que alumbra en tiempos de incertidumbre".

Este referente en el campo de la gestión de las personas y de los recursos humanos, afirma que para afrontar la transformación del modelo de trabajo en el que estamos inmersos hacen falta, además de la formación y los conocimientos técnicos, las conocidas como "habilidades blandas" y fundamenta el éxito en tres pilares: la formación/capacitación, la pasión y las herramientas adecuadas para llevar a cabo cualquier propósito.

-¿Cree que con el talento se nace?

-Hay una parte del talento con el que se nace, pero la otra parte la podemos desarrollar. Para eso, necesitamos a alguien que tenga la capacidad de identificar nuestro potencial. Todos en este mundo tenemos algo especial, solo que algunas veces no logramos dar con aquello que nos hace buenos en algo, por eso es importante tener un coach que nos ayude a averiguar qué sabemos hacer y qué nos enamora. Porque cuando combinas la capacidad con la pasión o el gusto, salen grandes cosas. Esa capacidad junto a esa pasión deben encajar en algún sector o ámbito que necesite el mercado. No es sencillo, pero si tenemos la capacidad de mirarnos al espejo, de desnudarnos y de descubrir en nosotros lo que de verdad sabemos hacer y que, además, nos enamora, tendremos el GPS y la brújula perfecta para alcanzar el éxito.

¿Cómo llega uno a convertirse en un referente a nivel mundial en valores?

-En mi caso, yo pienso que como muchas cosas que ocurren en la vida, fue por accidente. Cuando terminé mi doctorado en Venezuela, hace muchos años, trabajé en una clínica que se llama la Clínica Mayo, que es muy famosa por Medicina. Allí me entrevisté con casi 200 ejecutivos que sobrevivieron a su primera crisis cardíaca. Les pregunté por la causa de su estado y la principal razón de todos ellos era el trabajo. Pensé que era algo que no tiene color ni olor, pero que es tóxico, mata, que genera enfermedad física y enfermedad mental. Entonces empecé a estudiarlo y eso me llevó a trabajar con el gurú número uno del mundo del estrés en el trabajo: Hans Selye. Con él empecé a trabajar y llegué a la conclusión de que el estrés depende de nosotros y depende del entorno. Desde el punto de vista de nosotros mismos, me llevó a darme cuenta de que muchas veces estamos perdidos y fue ahí cuando descubrí la importancia de los valores.

Hay una parte del talento con el que se nace, pero la otra parte la podemos desarrollar.

-Hábleme de cómo empezó a desarrollar su teoría sobre los valores en la empresa

-Empecé a viajar por Varsovia, Praga, Budapest... y entendí dos cosas. Si hablas de valores y no puedes definirlos ni puedes medirlos, no vale nada. Entonces, desde esta perspectiva, poco a poco, fui desarrollando mis estudios y comencé a aplicar los valores a la cultura de la empresa. O mejor dicho, a la no cultura, porque yo creo que no existe la cultura de empresa, sino los valores compartidos. Sobre ello versó mi primer libro, La dirección por valores, en el que indicaba que hay empresas enfermas y empresas sanas, con síntomas distintos. Tras el éxito internacional del libro, empecé a investigar y a ponerme en contacto con todos los líderes de las escuelas de coaching que existen en el mundo y casi todos me dijeron que les faltaba algo más. Fue entonces cuando escribí Coaching por Valores, que ahora es una escuela de pensamiento del mundo del coaching. No sustituye lo desarrollado por otros, pero lo complementa y es algo que me hace inmensamente feliz. La gente que ha leído mi libro me ha llegado a decir que en 48 horas su vida ha cambiado para mejor. Es maravilloso sentir que eres un agente de cambio eficaz.

Samuel L. Dolan en la Universidad de Huelva. Samuel L. Dolan en la Universidad de Huelva.

Samuel L. Dolan en la Universidad de Huelva. / Josué Correa (Huelva)

-¿Cómo de importante es que un jefe sepa reconocer el talento que tiene su equipo para que ese equipo brille y no sea una empresa "enferma"?

-Bueno, un buen jefe tiene que rodearse de gente que es mejor que él. Y eso no lo aceptan muchos. A veces el ego les lleva a posicionarse como un ser por encima del resto. Y tienen que saber que si quieren mandar, eso va a tener un precio: el de perder talentos. Los jefes están ahí para apoyar, porque la mayoría del trabajo hoy día no se hace solo, se hace con equipo. Y sobre el equipo, si tú generas cohesión, generas confianza y motivas a la gente, el equipo va a conseguir un éxito que jamás ha tenido antes. Esa es la tarea de los jefes del futuro. No deben tener miedo a innovar y a crear, porque estar en una zona de confort no ayuda. Debe correr el riesgo de que algunas de sus creaciones van a fracasar. Pero si el jefe quiere generar esta cultura de innovación en su equipo, tiene que tener un nivel de tolerancia muy alto al fracaso.

¿Y cómo se retiene el talento? A través de la seducción. Lo mismo que ocurre entre parejas

-¿Cuáles son los grandes retos de gestionar personas en tiempos de gran incertidumbre como hoy en día?

-Primero, mejorar toda la metodología, la herramienta para identificar el talento. Y atraerlo a nosotros. El reclutamiento del talento, como se dice en Recursos Humanos, primero. Segundo, retenerlo. Y es muy difícil retener talento hoy en día, porque la gente se mueve al otro lado de la calle, al otro lado de la región, al otro lado del país o del mundo. ¿Y cómo se retiene el talento? A través de la seducción. Lo mismo que ocurre entre parejas. ¿Cómo retienes a tu pareja? Haciendo que no se aburra, mostrándole tu respeto, haciéndola formar parte de un proyecto conjunto sin generar brecha. Una pareja es una empresa. Y la misma dinámica que ocurre con la pareja tienes que llevarla a cabo con el equipo que trabajas. Y no es solamente una cuestión del dinero a cobrar. Entonces, retener el talento, motivar a las personas para que hagan algo más allá, algo heroico, y celebrarlo. Cuando hay actos heroicos, hay que celebrarlos. No hay que decir, "hombre, es normal". No, no es suficiente. Hay que celebrar. Y pagar bien por el talento. La formación constante también debe ser vital en las empresas. Y además de habilidades técnicas, aprender habilidades blandas es importante, ya que debemos estar en desarrollo permanente y apostar por la innovación. No nos queda otra opción, si no nuestros conocimientos se quedarían obsoletos.

Un buen jefe tiene que rodearse de gente que es mejor que él. Y eso no lo aceptan muchos. A veces el ego les lleva a posicionarse como un ser por encima del resto

-¿Los modelos de gestión aquí en España son diferentes a los de otras partes del mundo?

-Sí. Muy diferentes, porque aquí las cosas funcionan mucho "por tribus". Esto quiere decir que se da trabajo  a alguien por ser amigo o familiar de. El tener conocidos en una empresa te abre muchas puertas en España. Esto hace que la gente no vea tu currículum, ni se preocupe por tu capacidad. Es algo muy típico del español, ese paternalismo. Esta es mi observación y te puedo decir que he vivido en muchos lugares del mundo.

-¿Cuál es su vinculación con Andalucía?

Estoy completamente enamorado del sur. Trabajé en la Universidad de Cádiz durante un tiempo y después estuve un año viviendo en Sevilla, donde colaboré en la apertura de la Universidad Pablo de Olavide. Tras vivir en la capital andaluza mi pareja y yo decidimos contraer matrimonio allí, ya que nos quedamos prendados de la ciudad. Mi historia con el sur ha sido como un cuento de Hadas. Cada vez que vengo me siento acogido y como en casa. El calor de la gente de aquí es único y me hace muy feliz.

-Está claro que la calidad de la gente lleva a marcar la diferencia. ¿Cree que hoy en día los directivos están faltos de valores?

La calidad humana de la gente supera todo. Los directivos hoy en día tienen que saber que no mandan ya. Tienen que basar su trabajo en la gestión por direcciones, no en la dirección por objetivo. Hoy en día hay que vivir por valores. Cuando tú tienes un equipo que sabe qué tiene que hacer, no necesitas un director.  Y eso es el nuevo estilo.

Cuando tú tienes un equipo que sabe qué tiene que hacer, no necesitas un director. Y ese es el nuevo estilo.

-Usted cree que la definición de trabajo va a cambiar de ahora en adelante ¿A qué se refiere?

-Hoy por hoy el trabajo se entiende como prestar tu talento, tu esfuerzo y tu tiempo para recibir dinero y en el futuro el trabajo pasará a ser multifaceta. Hoy hago una cosa, mañana me voy a hacer otra cosa que no tiene nada que ver con la que me he formado. Hay mucha gente que tiene su formación académica en un campo y se dedica a algo distinto ¿por qué? porque estamos en aprendizaje permanente. El éxito va a depender de la versatilidad. Esa es mi visión del futuro, en la que los valores también jugarán un papel muy importante. Nos enfrentamos a un paradigma completamente distinto. ¿Cómo vamos a pagar a las personas del futuro? Ya no lo haremos por su contribución a la empresa, pero sí por su contribución a la sociedad, porque la supervivencia no está garantizada y necesitamos gente que piense más allá, en la sociedad.

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