LA TRIBUNA DE DICIEMBRE

Debate sobre el calendario académico

María López-Jurado Romero de la Cruz

María López-Jurado Romero de la Cruz

La Universidad de Granada (UGR) ha iniciado este curso el debate sobre un asunto que afecta directamente a todos miembros de la comunidad universitaria e incluso a gran parte de la ciudad de Granada: el calendario académico. La progresiva implantación en la mayoría de las universidades públicas españolas de un calendario en el que la convocatoria de exámenes extraordinarios tiene lugar antes de las vacaciones de verano, ha impulsado la formulación de diferentes propuestas alternativas que dan pie al inicio de un proceso de evaluación y debate general sobre las mismas en el que están participando todos los colectivos que conforman la institución. Todas estas propuestas parten de la premisa básica de que entre la convocatoria ordinaria y la extraordinaria haya un período sin clases ni exámenes de entre 3 y 4 semanas. No obstante, todas ellas asumen también la posibilidad de que cada centro pueda adaptar el período total de exámenes en función del número de titulaciones ofertadas en el mismo y de sus particularidades relativas al número de alumnos y a la disponibilidad y necesidad de espacio para la realización de exámenes.

Por el momento, la Comisión Académica y el Consejo de Gobierno de la Universidad de Granada han aprobado un calendario provisional en el que se adelantan a julio los exámenes extraordinarios del primer cuatrimestre, lo que permite que en el curso 2017–2018 se pueda llevar a cabo, tanto el adelanto total de los exámenes de septiembre, como la vuelta al calendario actual.

Desde el punto de vista del equipo de gobierno de la UGR, el adelanto de los exámenes de septiembre ofrece importantes ventajas académicas y administrativas. Entre las más importantes puede destacarse la previsible mejora en el rendimiento académico de los estudiantes que este cambio puede suponer. Así se desprende al menos de los datos ofrecidos por otras universidades tras los primeros años de cambio en sus calendarios. Una de las razones que contribuyen a esta mejora tiene que ver probablemente con el hecho de que los estudiantes pueden contar durante todo el período de preparación de los exámenes extraordinarios con la ayuda de sus profesores, algo que ahora mismo resulta imposible por coincidir este período con las vacaciones de verano. Otra posible justificación podría encontrarse en que el adelanto de los exámenes extraordinarios permite a todos los estudiantes iniciar el curso con normalidad en septiembre y evitar incorporaciones tardías. En general, los estudiantes que logren superar todas sus asignaturas en las convocatorias ordinarias, podrán aprovecharse de tres meses libres consecutivos (junio, julio y agosto), con las ventajas que ello lleva aparejadas.

Una de las áreas en la que las ventajas resultarán más evidentes es en el de la movilidad internacional. El adelanto de exámenes beneficia tanto a los estudiantes de la UGR que tienen previsto estudiar un curso en otra universidad, como a los estudiantes de otras universidades que cursan parte de sus estudios en la Universidad de Granada. A los primeros, les permite conocer con exactitud en julio su situación académica y formular un acuerdo de estudios realista. A los segundos, les permite completar su curso dentro del período financiado. En ambos casos se evita la necesidad de convocar exámenes de incidencias en septiembre.

Otra área en la que se anticipan importantes ventajas es la de los estudios de posgrado. En general, el adelanto en dos meses de la realización de los exámenes extraordinarios permite contar con un período más amplio de planificación, matriculación e inicio de los estudios de posgrado. Además, ello podría redundar en un incremento de la demanda de posgrados de estudiantes procedentes de otras universidades nacionales y extranjeras.

Finalmente, en términos generales, el adelanto de los exámenes extraordinarios supone importantes ventajas desde el punto de vista de los procesos de matriculación y de la gestión de la información relativa al inicio del curso, aplicación de normas de permanencia, etc, lo que supone importantes ventajas, no ya solo para los estudiantes, sino también para los profesores, que pueden comenzar sus cursos con pleno conocimiento de la composición de sus grupos.

En cualquier caso, y precisamente por la propia transcendencia del cambio que se plantea, consideramos que se trata de una magnífica ocasión para abrir un debate en el seno de la comunidad universitaria que podría incluso ir mucho más allá de la discusión relativa a un mero calendario. En este sentido, y para facilitar el inicio de este debate, se ha habilitado una página web en la que se encuentra disponible toda documentación relativa a la propuesta de modificación del calendario, entre la que se encuentran algunas propuestas iniciales. Quedan abiertas otras muchas posibilidades que se pueden concretar a lo largo de este proceso de reflexión.

En este momento, y hasta final de año, se mantiene abierta la fase de recopilación de opiniones y sugerencias, que continuará con la entrega de los informes que deberán elaborar los distintos centros a partir de los respectivos estudios de adaptación a un hipotético cambio de calendario. Este proceso concluirá el próximo mes de marzo con una propuesta definitiva del equipo de gobierno basada en la consulta y el análisis de todos los puntos de vista.

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