INVESTIGAR EN SEVILLA

Agricultura de precisión a medida del Valle del Guadalquivir

  • Los sistemas propuestos por el equipo liderado por Manuel Pérez-Ruiz permiten ahorros del 50% en herbicidas y de entre el 15% y 18% en el uso de tractores guiados en cultivos como el maíz, la patata, el trigo o el tomate.

(De izda. a dcha.) Los investigadores de la Universidad de Sevilla Jorge Martínez Guanter, Manuel Pérez-Ruiz y Lucía Quebrajo Moya.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla, liderados por el profesor de Ingeniería Agroforestal Manuel Pérez-Ruiz, ha puesto en práctica diversos procesos relacionados con la agricultura de precisión con el objetivo de modernizar las explotaciones agrícolas del Valle del Guadalquivir.

Este proyecto, denominado CAPE (Cooperación para la Implantación de Técnicas de Agricultura de Precisión) y que se ha desarrollado durante un año, han contado con la colaboración de los grupos de desarrollo rural Campiña-Alcores, Aljarafe-Doñana, Bajo Guadalquivir, Gran Vega y Serranía Suroeste. Se financia con fondos Feder y, según sus responsables, tiene como objetivo principal “hacer una agricultura más competitiva al mismo tiempo que más respetuosa con el medio ambiente”.

La agricultura de precisión consiste en la incorporación de sensores e instrumentación a la maquinaria agrícola para poner en el campo lo que realmente necesita, como regar, abonar, o poner herbicida de forma variable según las necesidades del terreno y no de forma uniforme, como se realiza habitualmente. “Supone el desembarco de las nuevas tecnologías en las tareas agrícolas y no sólo, como podría pensarse en un principio, limitándose a los aspectos de la gestión de la contabilidad, subvenciones o impuestos, sino también en el día a día de los trabajos a pie de parcela, en el control de la maquinaria, de los riegos o permitiéndonos el acceso a información anteriormente difícil de conseguir, con la que tomar decisiones con mayor seguridad”, apunta Manuel Pérez, del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y Mecánica de Fluidos de la Universidad de Sevilla.

Esta iniciativa es el resultado de 10 años de investigación, que finalmente ha podido ser transferido al sector agrícola gracias al acuerdo con los Grupos de Desarrollo Rural (GDR) de la provincia de Sevilla. El proyecto ha sido un éxito gracias a los conocimientos aportados por la Universidad, las herramientas de los cinco GDR participantes y los agricultores con sus explotaciones.

Entre las técnicas utilizadas por este grupo de investigadores se encuentran, entre otras, pasar un dron para conocer el estado vegetativo de los cultivos para que un agricultor pueda hacer un abono variable o conocer la temperatura del cultivo para programar el riego de forma variable; instalar monitores en las cosechadoras para conocer exactamente cuanta producción se recoge; o utilizar en los tractores sistemas de guiado automático para evitar solapar las pasadas y que se dejen huecos.

El profesor Manuel Pérez-Ruiz, responsable de este proyecto, cree que a pesar de haber llevado a la práctica este proyecto sólo durante sólo un año, los resultados han sido muy productivos: “Lo importante no son sólo los resultados obtenidos sino que gran parte de los agricultores conoce la existencia de este tipo de técnicas y en muchos casos se quedan sorprendidos porque no las conocían; descubren que es una forma de hacer más competitivo su cultivo en este mundo global”.

Los beneficios obtenidos por la utilización de la agricultura de precisión son variables, ya que depende los cultivos y del tipo de suelo. Hay cultivos que tiene mayor margen y te permite una mayor inversión. Sin embargo otros cultivos como el olivo de secano o el trigo tienen muy poco margen de beneficio, “pero es indudable que se producen un ahorro importante en cualquier caso”, destaca el profesor Manuel Pérez-Ruiz.

Estas técnicas de agricultura de precisión implican sostenibilidad, porque se pone lo que necesita el campo y consecuentemente provoca un ahorro; y competitividad, porque la tendencia es reducir las ayudas que provienen de Europa y, por esta razón, es necesario hacer los cultivos más competitivos para reducir los costes de producción y competir con otros países.

“Si nos basamos en los resultados del proyecto CAPE y nuestros estudios más recientes podemos establecer porcentajes de ahorros importantes sobre cultivos muy importante en el Valle del Guadalquivir”, señala Manuel Pérez. “Por ejemplo, el uso de un equipo GPS y un apero de aplicación selectiva para el control de la mala hierba puede llegar a ahorros del 50% en la cantidad de herbicida utilizado por tratamiento en remolacha azucarera o un ahorro entre un 15% y un 18 % de ahorro en cada operación agrícola donde se utilice un tractor con guiado automático para cultivos como maíz, patata, trigo o tomate”.

A modo de manual se ha publicado un libro titulado Introducción a la agricultura de precisión en el Valle del Guadalquivir. En esta publicación se explica todo el trabajo realizado en el proyecto CAPE, además de contar con documentos explicativos y expositivos de las técnicas innovadoras de Agricultura de Precisión que gracias a CAPE se han comenzado a desarrollar en varias comarcas sevillanas. 

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