INVESTIGAR EN JAÉN

La empresa familiar, cuestión de emociones

  • Un estudio de la historia de 1.298 almazaras, avalado por dos premios internacionales, recoge que las decisiones de riesgo en este tipo de empresas no dependen tanto de los objetivos económicos como de la capacidad para generar riqueza socioemocional · Estas inquietudes son las que permiten que sean las que más aguantan en situaciones de crisis

La aversión al riesgo de la empresa familiar no tiene su origen como se ha sostenido hasta ahora en la concentración de poder en unas pocas manos, sino en el interés por preservar la riqueza socioemocional que engloba aspectos como la sensación de pertenencia, afecto e intimidad, la perpetuación de los valores de la familia en la empresa, la conservación del capital familiar y de la dinastía. 

Un estudio sobre emprendimiento y empresa familiar, en el que ha participado el profesor de la Universidad de Jaén José Moyano analiza la historia de 1.298 almazaras de la provincia durante más de 50 años. Es el primer análisis de gobierno corporativo que estudia datos no convencionales en un entorno internacional. Hasta ahora lo habitual era utilizar información procedente de empresas de Estados Unidos.

El análisis publicado bajo el título Riqueza socioemocional y riesgo en empresas familiares. Evidencia en almazaras españolas (Socioemotional Wealth and Business Risks in Family Controlled Firms: Evidence from Spanish Olive Oil Mills), publicado en la revista Administrative Science Quaterly, desafía la idea de que las empresas familiares son más aversas al riesgo debido a la concentración de la propiedad. Este enfoque tradicional no tiene en cuenta que a esos empresarios no les interesa exclusivamente la cuenta de resultados, sino que también actuan movidos por otros objetivos no financieros: la riqueza socioemocional. Este término engloba aspectos como la capacidad de ejercer poder, la satisfacción de necesidades de pertenencia, afecto e intimidad, la perpetuación de los valores de la familia a través de la empresa, la preservación de la dinastía familiar o la conservación del capital social de la familia. “Perder riqueza socioemocional implica pérdida de intimidad, reducción del status y fallar en el cumplimiento de las expectativas de la familia”, indica el profesor José Moyano.

El estudio, elaborado también por Luis R. Goméz-Mejía (Texas A&M University), Katalin Takács Haynes (University of Delaware), Manuel Núñez-Nickel (Universidad Carlos III de Madrid) y Kathryn J. L. Jacobson (University of New Mexico), permite comprender cómo cuando las empresas familiares se enfrentan con decisiones estratégicas excluyentes, pero con distinto nivel de riesgo, optan por la decisión que suponga preservar su riqueza socioemocional, aunque suponga adoptar la decisión más arriesgada.

En la población analizada se observa que entre elegir asociarse a una cooperativa, que supondría mejores resultados financieros y mayores posibilidades de supervivencia (menor riesgo), a costa de la independencia o de la pérdida del control familiar, y permanecer independientes aún cuando los resultados puedan caer y aumente la posibilidad de fracaso,  la opción vencedora es esta última. Es decir se asume más riesgo para preservar la riqueza socioemocional. Al mismo tiempo, los resultados señalan que la predisposición a retener el control es más alta en aquellas etapas donde la influencia familiar es más fuerte, que se produce cuando la riqueza socioemocional es más alta. Es decir, cuando la empresa está en manos de sus fundadores o de los herederos de los fundadores.

También se ha observado que cuando la empresa familiar se desvía de la meta de referencia ( resultados obtenidos en el pasado o resultados medios del sector) está más predispuesta a invertir en proyectos inciertos (con más alta variabilidad de resultados), lo que significa que asume más riesgos para no poner en peligro la riqueza socioemocional de la empresa. De este modo, y con el objetivo principal de preservar esos valores socioemocinales,  las empresas familiares pueden ser al mismo tiempo aversas al riesgo o estar predispuestas a asumirlo debido a que la principal motivación de los propietarios es retener el control familiar, y con ello, mantener su dotación socioemocional.

Una de las implicaciones de este estudio es que las empresas familiares pueden ser tan racionales como la no familiares cuando se enfrentan a decisiones empresariales arriesgadas. A pesar de ello, el criterio para juzgar si la decisión es arriesgada o no varía para los dos tipos de empresas. Para las familiares, un criterio clave es si con la decisión adoptada se mantendrá su riqueza socioemocional. Como demuestra este artículo, estas empresas están dispuestas a enfrentarse a una mayor variabilidad en los resultados para así no poner en peligro su riqueza socioemocional. Para las empresas no familiares, los criterios financieros son los más importantes cuando se evalúa el valor de una decisión empresarial, ya que no están movidas por la necesidad de proteger su riqueza socioemocional. “Las empresas familiares están predispuestas a asumir pérdidas financieras y soportar una mayor probabilidad de fracaso para mantener el control de la empresa. Ambos tipos de empresas asumen mayores riesgos deseando no fracasar, aunque la naturaleza del riesgo y el punto de referencia usado (financiero versus socioemocional) son muy diferentes”, matiza José Moyano.

Por último, del trabajo se desprende que las empresas familiares en todo el mundo emergen y sobreviven a través de generaciones no porque sean más eficientes y más rentables como forma de organización, sino porque se ajustan a las necesidades socioemocionales de los propietarios. “En un contexto como el actual de crisis, las empresas familiares, que emplean a un alto porcentaje de la población, estarían predispuestas a continuar con su actividad y con ello mantener su riqueza socioemocional, aunque obtengan beneficios modestos, consiguiendo de este modo mantener los puestos de trabajo”, sentencia José Moyano.

En la actualidad, las empresas familiares representan entre un 50-80% del PIB de la mayoría de las economías del mundo. En España, aportan en torno al 65% del PIB, suponen el 85% de las empresas españolas y su contribución al empleo es del 42%.

Premios

Este trabajo ha recibido este año dos premios internacionales que subrayan su trasncedencia. Por un lado ha obtenido el The 2013 Greif Research Impact Award, otorgado por el Lloyd Greif Center for Entrepreneurial Studies de la Universidad of Southern California, que se concede a los investigadores que han publicado el artículo de investigación sobre emprendimiento de mayor impacto en los últimos seis años en revistas de alto nivel tanto sobre emprendimiento como sobre gestión. Este impacto se mide a partir del número de citas recibidas de otros trabajos publicados en revistas de prestigio internacional (que figuran en el Social Science Citation Index) en los cinco años siguientes a su publicación. El premio, dotado con 5.000 dólares, fue entregado en agosto en el septuagésimo tercer Congreso Anual de la Academy of Management celebrado en Orlando (Florida), siendo la primera vez que es conseguido por investigadores españoles. 

El segundo reconocimiento recibido ha sido el 2013 Administrative Science Quarterly Award for Scholarly Contributio, un galardón que nació en 1995 para reconocer a los autores de artículos publicados en la prestigiosa revista de Administrative Science Quarterly y que hubieran realizado contribuciones excepcionales en investigación sobre dirección y gestión de empresas. El premio reconoce este trabajo como el artículo más significativo publicado en esta revista en los últimos cinco años. Para otorgarlo, un comité integrado por miembros del equipo editorial de esta revista seleccionó los artículos que optaban al premio. A continuación, analizaró el número de citas recibidas y evaluó cualitativamente la contribución científica del artículo en el avance del conocimiento. El tribunal evaluador enfatiza la novedad y la potencia del concepto de riqueza socioemocional que incorpora aspectos no financieros dentro de la función de utilidad de las empresas familiares. 

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